La segunda temporada de The Mandalorian supuso el reencuentro de todos los fans de Star Wars, tanto de aquellos que se sintieron decepcionados por su última trilogía como los que la defendieron a capa y espada. Hubo una unanimidad casi total al destacar que, por fin, el universo galáctico había encontrado la forma de contar una historia nueva, sin caer en la nostalgia barata y reaccionaria. Una serie que desplegaba nuevas tramas sin olvidarse del universo al que pertenecen pero sin tener que estar referenciándolo constantemente. Hubo nuevos personajes, otros que se habían visto en las series animadas, pero sobre todo había un nuevo héroe, carismático y del que queríamos saber más.
En aquella brillante segunda temporada los guiños a la trilogía original, obligatorios ya que los hechos ocurren tras el final de El retorno del Jedi, llegaron en forma de dos cameos. El más importante el de Boba Fett, el cazarrecompensas que metió a Han Solo en una plancha de carbonita y al que, supuestamente, despedimos en la boca de un sarlaac en el Episodio VI. Su llegada al universo mandaloriano funcionó, y en Disney no desaprovecharon la oportunidad de darle una nueva serie para él sólo.
El movimiento es acertado. El personaje de Boba Fett es conocido para la vieja guardia de fans de la Guerra de las Galaxias, pero no tanto para las nuevas generaciones, y nunca ha sido un personaje del que haya interesado mucho su historia, de dónde venía o hacía dónde iba. A pesar de ello Jon Favreau se ha puesto otra vez a los mandos como showrunner de El libro de Boba Fett, segunda serie original del universo de Star Wars en Disney+ que ha estrenado su primer episodio este miércoles 29 de diciembre.
Tras ver esta primera entrega uno se queda con sensaciones encontradas. Por un lado, se repite el aroma de wéstern que ya tenía The Mandalorian, y se consigue que entre guiños a la trilogía original -esa cantina que hará caer la lágrima a más de uno- la nueva historia vaya calando. Es un piloto que pone las primeras piezas de su puzzle de tramas, pero que no deja claro hacia dónde quiere ir.
Se entremezclan dos líneas narrativas. La primera recoge la trama en dónde se quedó The Mandalorian, con Boba Fett sustituyendo a Jabba el hut como cacique de Mos Espa, sentado en su trono y con su mano derecha, la asesina Fennec Shand. Un territorio hostil donde parece que el alcalde no les tenderá la mano como esperaban. Se hace hincapié en que Fett quiere cambiar el “reinado del terror de Jabb por el del respeto”, pero no hay mucho más que contar en este piloto. Tampoco es especialmente espectacular, y las peleas no son tan vistosas como las de The Mandalorian. Fennec Shand luce mucho más como guerrera que Boba Fett, y no hay un secundario con el carisma de Baby Yoda.
La segunda línea narrativa viene en forma de flashbacks y ahí es dónde la serie despliega una trama más misteriosa que responde a la pregunta que se hacen todos los fans de Star Wars, ¿cómo narices escapó de la boca de aquel bicho enorme hasta aparecer en The Mandalorian? Los recuerdos del cazarrecompensas son la excusa narrativa para desarrollar una historia de orígenes que nos explicará dónde ha estado todo este tiempo el personaje y, esperemos, a entender cómo ha llegado hasta aquí. Un clásico mecanismo que esperemos cobre fuerza a partir de los siguientes episodios.
En definitiva, a este primer episodio de El libro de Boba Fett le falta épica y algo de nervio para enganchar, pero también se merece un voto de confianza, ver hacia dónde quieren ir sus creadores, qué es lo que quieren contar y si tienen algo nuevo que ofrecer o sólo quieren explotar la gallina de los huevos de oro de The Mandalorian y el universo Star Wars.
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