Penélope Cruz, la reina de España: los 5 momentos clave de la mejor actriz de la historia de nuestro cine
Tras ganar el Oscar, el Goya y en todos los grandes festivales, la actriz de Alcobendas consolida una carrera irrepetible con el Premio Nacional de Cinematografía de 2022.
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Penélope Cruz es historia de España. La actriz madrileña, premiada a lo largo de sus treinta años de carrera en los Oscar, los Goya, los festivales de Cannes, San Sebastián y Venecia y las Academias de Cine de Italia, Reino Unido o Francia, ha sido nombrada como la última ganadora del Premio Nacional de Cinematografía.
El jurado de la edición le ha entregado el premio de forma unánime y en reconocimiento a un año extraordinario que se ha saldado con su cuarta candidatura a los premios más importantes del planeta y una Copa Volpi en el Festival de Venecia por Madres paralelas, su séptima película a las órdenes de Pedro Almodóvar.
Para entender la verdadera dimensión de una actriz que representa como pocos la Marca España, hay que repasar cinco episodios de su trayectoria para hacer justicia a una estrella irrepetible.
1. Su descubrimiento
Tras pasar años aprendiendo a hacer ballet clásico en el Conservatorio Nacional de Madrid, la futura actriz fue descubierta por Nacho Cano en 1988, cuando solo tenía 18 años. Penélope se estrenó como actriz en La fuerza del destino después de superar un casting en el que participaron más de 200 actrices. La madrileña saltó de ahí a la televisión, donde apareció en Los mundos de Yupi y presentó el programa de y para adolescentes La quinta marcha junto a Jesús Vázquez.
A pesar de que su primer personaje en cine fue El laberinto griego, de Rafael Alcázar, su vida y su carrera cambiaron para siempre cuando Bigas Luna la escogió para protagonizar Jamón, jamón junto a otros diamantes en bruto como Jordi Mollá y su futuro marido, Javier Bardem. “La jamona” le dio la primera de sus trece nominaciones al Goya, un premio que se ha llevado en tres ocasiones a su casa: La niña de tus ojos, Volver y Vicky Cristina Barcelona. Poco después de la revelación de una supernova, llegó otra película que unió sus caminos con los de Fernando Trueba por primera vez y con la que pisaría por primera vez los Oscar: Belle Epoque.
2. Su historia de amor con Pedro Almodóvar
Cuenta la leyenda que Pedro Almodóvar se quedó prendado de Penélope Cruz desde su primer encuentro con una actriz que ha contado una y mil veces la historia de cómo se dio cuenta de que quería ser actriz viendo ¡Átame!. El manchego se quedó con las ganas de darle el papel protagonista en la salvaje Kika, hasta que se dio cuenta de que la de Alcobendas era demasiado joven para interpretar un personaje que marcaría para siempre la carrera de otro icono como Verónica Forqué. Pese a la frustración, Pedro le prometió que pronto trabajarían juntos.
En La flor de mi secreto tampoco había hueco para la joven actriz, pero Penélope pudo cumplir su sueño de trabajar con su director favorito cuando éste le ofreció un personaje tan breve como inolvidable en Carne trémula, la joven madre que muere en un parto primerizo y prematura junto a la futura abuela de sus nietos: Pilar Bardem. Se hicieron inseparables y con el paso de los años llegarían la monja de Todo sobre mi madre, la madre coraje de Volver, la actriz condenada de Los abrazos rotos, la propia madre de una versión ficcionada de Almodóvar en Dolor y gloria y la Janis de Madres paralelas.
Cada vez que ha habido una madre en el cine de Pedro Almodóvar en los últimos 25 años, ahí ha estado Penélope, la actriz que mejor ha sabido adaptarse a la controladora dirección de actores de aquel. El resultado es historia del cine. Después de siete colaboraciones (incluyendo un fugaz cameo junto a Antonio Banderas en Los amantes pasajeros), se nos ocurren pocas colaboraciones entre un director y un intérprete más fructíferas que la suya. Aunque Cate Blanchett será la protagonista de la primera película en inglés del manchego (Manual para mujeres de la limpieza), no dudamos de que más pronto que tarde volveremos a verles colaborar juntos.
3. Un icono europeo
Penélope Cruz decidió volver a Europa en los primeros años de los 2000 para demostrar su valía como actriz después de que sus primeras aventuras en Hollywood se saldaran con resultados desiguales. El actor y director Sergio Castellito la llamó para dar vida al que es, seguramente, el personaje más difícil de su carrera: Italia, una mujer de origen albanés que se cruza en el camino de un hombre en crisis. Su devastadora interpretación en No te muevas se saldó con un premio David Di Donatello, el Goya italiano, un reconocimiento que solo ha ganado otra actriz española: Ángela Molina.
La sufrida Italia fue el principio de la historia de amor de Cruz con el viejo continente. Dos años más tarde, en 2006, el Festival de Cannes decidió homenajear al mito de la mujer Almodóvar dando su premio a la mejor interpretación femenina a todas las actrices de Volver, la película que acabaría dando a la madrileña su primera nominación al Oscar meses más tarde. En 2009 fueron sus colegas en la Academia Británica los que convirtieron a Penélope en la única mujer española en ganar un BAFTA gracias a su arrolladora aparición como María Elena, la volcánica artista creada por Woody Allen en Vicky Cristina Barcelona.
En 2018 llegó el primero de la larga lista de reconocimientos honoríficos que la actriz está destinada a recoger durante el resto de su vida. La Academia Francesa de Cine le otorgó un César honorífico para homenajear una trayectoria que también había hecho una parada en el país vecino. Poco antes de interpretar a Italia, Cruz aprendió francés fonéticamente para poder protagonizar una película de aventuras, Fanfan la Tulipe, que inauguró el Festival de Cannes en 2003.
Italia cerró el círculo con un nuevo hito para la intérprete cuando el jurado presidido por Bong Joon-ho decidió que merecía la Copa Volpi por Madres paralelas. Durante la rueda de prensa posterior a la ceremonia de entrega de premios, los jurados confesaron que habían intentando que el galardón fuera también por su alocada e hilarante interpretación en Competencia oficial, una comedia hispano-argentina también presentada a concurso en el Festival de Venecia. Las reglas no lo permitieron, pero su desternillante trabajo nos recordó una vez más la sensacional vis cómica que en realidad llevaba haciendo reír a la audiencia desde los tiempos de Todo es mentira.
4. Primer Oscar para una actriz española
La Academia de Hollywood se había enamorado de ella mucho antes de que la hija de Eduardo Cruz y Encarna Sánchez hiciera historia en 2009 con el primer Oscar a una mujer española por Vicky Cristina Barcelona. Desde la primera e inolvidable vez que se subió al escenario a entregar a su adorado Pedro la estatuilla dorada por Todo sobre mi madre, Penélope había vuelto a la gala para dar los premios de Mejor Vestuario a Gladiator (2001), Sonido a Ray y Montaje de Sonido a Los Increíbles (2005), Banda Sonora Original a Babel (2007) y Película Internacional a la austríaca Los falsificadores (2008).
La actriz se estrenó como nominada en 2007 por la Raimunda de Volver, una interpretación icónica que cayó ante uno de los mejores quintetos en la historia de la categoría: Meryl Streep (El diablo viste de Prada), Kate Winslet (Juegos secretos), Judi Dench (Diario de un escándalo) y la ganadora Helen Mirren (The Queen). La segunda candidatura fue la definitiva.
Aprovechando que los votantes se habían negado a comprar el intento de Harvey Weinstein de colar a su amiga Kate Winslet como una actriz de reparto por The Reader (la interpretación que acabaría ganando el Oscar en la categoría protagonista), Penélope llegó a la noche más importante de su carrera como gran favorita por su trabajo en Vicky Cristina Barcelona. Los españoles no tuvieron que esperar demasiado para verla hacer historia. La categoría de Mejor Actriz Secundaria fue la primera de la noche, un momento inolvidable que fue presentado por cinco leyendas que ya sabían lo que era llevarse el premio: Anjelica Houston, Whoopi Goldberg, Eva Marie Saint, Goldie Hawn y Tilda Swinton.
En un discurso inolvidable, Penélope celebró cómo ella había nacido en lugar llamado Alcobendas, “donde éste no era un sueño muy realista”, se acordó de los que estaban y de los que no, agradeció a los directores que le dieron sus primeras oportunidades y tuvo palabras tanto para su inseparable Pedro Almodóvar como para los miles de españoles que seguían en directo y de madrugada un momento histórico para la cultura española.
Penélope ha vuelto a estar nominada a la estatuilla dorada en dos ocasiones más: el musical Nine y el drama Madres paralelas. Con su segunda candidatura por una interpretación en español, se une a los pasos de otros iconos que fueron capaces de derribar la barrera de los subtítulos en dos ocasiones: la italiana Sophia Loren, la noruega Liv Ullman y las francesas Isabelle Adjani y Marion Cotillard. Casi nada. Algunas publicaciones como Variety apostaron en el último momento a que Janis le daría su segundo Oscar, pero los votantes se decantaron finalmente por Jessica Chastain. Otra vez será.
5. El regreso al hogar por la puerta grande
El nacimiento de los dos hijos de Penélope Cruz y Javier Bardem, Leo y Luna, hizo que España volviera a ser prioridad para la pareja. El acercamiento de la madrileña a nuestro país no fue solo personal. Mientras su marido rara vez se prodigaba en el cine español, la actriz empezó a trabajar con más frecuencia en nuestra industria. Penélope alternó entre viejos conocidos como Fernando Trueba (La reina de España) y Pedro Almodóvar (Dolor y gloria) y otros directores que seguían en su lista de cuentas pendientes, como Fernando León de Aranoa (Loving Pablo) y Julio Medem (Ma ma), además de rarezas como la histórica incursión del iraní Asghar Farhadi en nuestro cine (Todos lo saben).
Los últimos años han traído un reconocimiento tras otro a una figura histórica de nuestra cultura. En 2018, la madrileña fue una de las 21 personalidades y entidades del mundo de la cultura que recibieron la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes. Junto a ella aparecían el cantante Rubén Blades, el guitarrista Pepe Habichuela o el director de teatro Lluís Pascual. En 2019 el Festival de San Sebastián le entregó, en manos de Bono, el premio Donostia en reconocimiento a su carrera. En 2022 ha llegado el Premio Nacional de Cinematografía, un galardón concedido por el jurado de forma unánime “por los éxitos cosechados en 2021, que se unen a todos los recogidos en una trayectoria excepcional”. Poco nos parece.
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