Cultura cambiará la Ley del Cine: estos son los cambios que piden los productores
El Ministerio ha abierto una consulta pública para que la industria muestre por dónde debería ir la reforma que plantean para 2023.
¿Qué es el cine español?, ¿qué es una película, o una producción independiente? La gente puede pensar que depende de a quién le preguntes, y en parte es cierto, pero a nivel legislativo tiene que haber unas definiciones que estipulen que es cada cosa. Parece una ‘nadería’, pero de estas definiciones dependerá, por ejemplo, poder concurrir a una ayuda u a otra. Entrar en un modelo u otro. Ser considera una película española o no.
La actual está obsoleta. Eso lo llevan diciendo los productores desde hace mucho. Es una norma de 2007, una época en la que nadie sabía lo que era Netflix, las salas eran templos y las ventanas de exhibición se respetaban como si fueran normas esculpidas en piedra. Pero todo ha cambiado, y actualmente la Ley se modifica cada año para poder convocar unas ayudas que van retocándose y poniendo parches.
Ahora la reforma será total. Ya lo decía el informe remitido a Europa por el Gobierno en sus apartados culturales. La reforma del cine era una de las propuestas que se establecían para modernizar el sector en aras de lograr unos fondos europeos que podrían revitalizar una industria con un potencial enorme y que siempre ha estado lastrada por el mismo motivo: la falta de dinero. El cambio de Ley será en 2023, pero el Ministerio de Cultura ya ha abierto una consulta a los productores para escuchar sus peticiones. Quieren oír al sector.
Desde PATE (la mayor asociación de productoras de cine y televisión de nuestro país), una de las asociaciones de productores más importantes del país, consideran que lo primero es que la ley tenga “un nombre del siglo XXI, Ley de las Obras Audiovisuales”. “Aunque el Cine es sin lugar a dudas uno de las principales tipos de obra audiovisual, las series, los documentales… ya sean de imagen real o de animación, se han ganado el lugar a su lado”, explica a EL ESPAÑOL su director general, José Nevado.
“Además, nos gustaría que a la definición de Productor Independiente (homogénea en todo el marco jurídico), se le sumara la de Obra Independiente. Estas obras deben ser aquellas en las que el porcentaje de titularidad de los derechos y de propiedad intelectual es en su mayoría de Productores Independientes. Solicitamos también que cualquier aportación pública, directa o indirecta (ayudas, incentivos fiscales…) se considere aportación del Productor Independiente y, por ende, se traduzca en propiedad intelectual de su titularidad, independientemente de quién las ejecute”, puntualiza Nevado.
Solicitamos también que cualquier aportación pública se considere aportación del Productor Independiente y, por ende, se traduzca en propiedad intelectual de su titularidad
En lo referente a la financiación, piden “recuperar el acceso a las bases imponibles negativas que se han perdido en las últimas modificaciones. También incluir los esquemas de reversión de los derechos en determinado periodo de tiempo para seguir animando a nuestros socios, los proveedores de servicios audiovisuales a trabajar con nosotros. Este tipo de modelo permite al proveedor de servicios explotar exclusivamente la obra en el período inicial, pero deja maximizar su explotación una vez transcurrido ese periodo por el Productor encargado de crear la obra. Esto tiene como objetivo poner en el mercado el máximo número de obra audiovisual a unos precios más competitivos”.
Piden que la nueva Ley defienda nuestro patrimonio fílmico, y por ello creen que se debe “regular de una forma más exigente las cuotas de pantalla de obra independiente en todas las ventanas. Esta es la senda marcada por la UE para garantizar esa visión. Estas modificaciones son la única forma de garantizar el reconocimiento del Productor Independiente como creador que lidera la realización de las obras que de forma colectiva realizan el director, guionista, director de fotografía y músicos, entre otros y asegura la sostenibilidad económica del sector en el tiempo”. A esta carta a los reyes magos le ponen una posdata: “si encima podemos mejorar el acceso a los datos y métricas del sector para lograr analizar mejor las decisiones que tomamos sería fantástico”.
Desde la Federación de Productores Audiovisuales, PROA, su presidente Jordi B. Oliva, cuenta a este medio las propuestas que realizarán tras leer las preguntas que se les hacían y reunirse con el ICAA. Hacen especial incidencia en la séptima de ellas: las ayudas. “No responden al modelo actual, a día de hoy generamos contenido mucho más allá del cine. Contenidos que son series de ficción, animación... y que no están recogidas, como no lo están las coproducciones minoritarias, que son muy enriquecedoras, están ganando peso, pero se quedan fuera de las ayudas”.
Ahora las ayudas no responden al modelo actual. A día de hoy generamos contenido mucho más allá del cine y que no están recogidos, como no lo están las coproducciones minoritarias
Como José Nevado pide “que se defina que es un productor independiente, qué somos los creadores. Necesitamos protección y amparo jurídico, para que cuando ocurra la transposición de la directiva europea el dinero vaya a la produccion independiente. También pedimos flexibilizar los criterios para obtener la nacionalidad española de las películas. Básicamente es traslasdar en la ley lo que llevamos tiempo pidiendo”.
Otra de las medidas que Cultura ha propuesto es convertir el ICAA en una agencia estatal independiente, algo que ya persiguió Susana de la Sierra como directora de la institución, y que parece que ahora puede llegar a buen puerto. “El modelo actual, que depende de Cultura, está encorsetado y para ello debe transformarse en una agencia estatal independiente, eso dará más flexibilidad para financiar a la producción independiente, pero también al ahora de contratar, porque en el ICAA tienen un problema de contratación para las convocatorias, y si hay nuevas líneas y nuevas convocatorias, la capacidad de una agencia seria mucho mayor y permitiría vehicular otras maneras de financiar el audiovisual que el ministerio de cultura no permite. Por ejemplo revertir el IVA de las entradas al cine directamente al fondo de cinematografía”.
¿Y qué pasa con el polémico modelo de puntos de las ayudas? Muchos se han quejado de que los productores se han convertido en calculadoras que cuentan puntos para obtener la subvención. Desde PROA piden que se haga una “revisión de arriba a abajo, pero no eliminarlo”. “Este año el sistema de puntos no ha funcionado. Nosotros propusimos cambios, pero no han sido recogidos. El ICAA, por los motivos que sea, han tirado sin el respaldo del sector. Se nos pidió que revisáramos el sistema de puntos cuando ya se habían convocado las selectivas. No se pueden cambiar las normas a mitad de partida”.
Hay que corregir el modelo de ayufas para que los proyectos intermedios, que no son claramente comerciales pero tampoco profundamente autorales y que están en dificultad ahora
“Hay que revisarlo par adaptarlo a la realidad del momento. El sistema de puntos no lo podemos denostar, es el que es. Hay que adaptarlo, que se nos escuche. En producción hay mucho tipo de producciones, y todas deben tener cabida. Hay grandes producciones que dan visibilidad pero que compiten contra blockbusters. El cine autoral, de directores de gran relieve, pero de un presupuesto algo más bajo... todos deberían tener cabida, y ahora mismo hay que adaptarlo para que nadie se quede fuera o tengas que hacer teje manejes para conseguirlo”, añade Oliva que cree que la muestra de que el modelo debe revisarse es la poca presencia de cine español en Cannes y en festivales internacionales.
También es partidario de modificar el modelo, pero no derribarlo, Álex Lafuente, uno de los productores independientes que más ojo tiene en el cine español. Suya fue la apuesta por Pilar Palomero y Las niñas. “Hay que corregirlo, porque hay un desequilibrio entre los dos tipos de ayudas, y esos proyectos intermedios, que no son claramente comerciales pero tampoco profundamente autorales, con un presupuesto medio elevado, pero tampoco súper alto, que son terceras o cuartas películas, esos están en dificultad ahora mismo. O se producen con productoras grandes o con músculo para conseguir una ayuda general o tienen que ir a selectivas y le quitan el espacio a óperas primas y cine independiente que es el que debe apoyar esas ayudas”, opina.
Por eso plantea un “replanteamiento profundo del planteamiento de las subvenciones, de las selectivas y las generales, porque lo que cambias en una afectas a la otra y es un descontrol. Esa dependencia que tenemos los productores de una financiación pública tan cambiante y poco estable hace muy difícil construir una industria solida de cine independiente. Esta ley debería servir para poner medidas, esfuerzos y herramientas para que el cine independiente tenga estabilidad y espacio, que ahora lo tiene con peleas y dificultades, y con lo que viene ahora con las plataformas y los grupos de comunicación se nos reducen más las posibilidades. El estado debe ayudar para encontrar un marco y un espacio para convivir y se nos garantice una supervivencia”.