“And the Oscar goes to…”. Solo 16 españoles sabían lo que se siente al ser el destinatario de las palabras mágicas que quiere escuchar todo aquel que hace cine. Este 25 de abril el maquillador Sergio López-Rivera, nacido en Sevilla y cántabro de adopción, se ha unido al exclusivo club gracias a su trabajo en La madre del blues, la película de Netflix en la que ha tenido que transformar a Viola Davis en la cantante Ma Rainey.
López-Rivera no era el único español que está nominado en esta edición: el creador de efectos visuales Santiago Colomo también opta al premio, aunque su película, El magnífico Iván, no parece tener opciones de conseguir la estatuilla.
A continuación, os presentamos a los otros españoles que ganaron de forma competitiva el premio más importante de la industria del cine.
Antonio Mateos (1971)
Antonio Mateos fue uno de los cuatro integrantes del equipo de arte de Pattoon, la película antibelicista que ganó el premio a la mejor película de 1970. A lo largo de sus 45 años de carrera, el atrecista trabajó en ochenta películas, incluyendo clásicos de nuestro cine como El verdugo, Las chicas de la Cruz Roja, Marisol rumbo a Río, El Lute (camina o revienta), El perro del hortelano, La colmena, Historias del Kronen y La estanquera de Vallecas. Aprovechando el rodaje en España de la película de Franklin J. Schaffner, Mateos participó en el proyecto junto a otro histórico del cine español, con el que compartió su premio.
Gil Parrondo (1971 y 1972)
El director artístico asturiano fue el primer español en ganar dos estatuillas, además del único en hacerlo de forma consecutiva. Gil Parrondo es un nombre histórico del cine español, a pesar de que en los últimos años de su vida fue conocido sobre todo por sus colaboraciones con José Luis Garci (con el que ganó cuatro Goyas de los ocho a los que estuvo nominado). La lista de directores con la que ha trabajado quita la respiración, con Orson Welles (Mr. Arkadin), Stanley Kramer (Orgullo y pasión), Nicholas Ray (55 días en Pekín) y Anthony Mann (El cid, La caída del Imperio romano). Parrondo fue uno de los nombres de confianza de las producciones hollywoodienses rodadas en España.
Tras participar en los rodajes de Espartaco, Lawrence de Arabia y Doctor Zhivago, en los años 70 vinieron los puestos de responsabilidad. El asturiano se llevó la estatuilla en 1971 y 1972 con Patton (en la que compartió premio con otro español, Antonio Mateos) y Nicolás y Alejandra, ambas rodadas en localizaciones españolas. En 1972, Parrondo logró su tercera y última nominación por Viajes con mi tía, de George Cukor, pero el musical Cabaret se llevó el premio.
Yvonne Blake y Antonio Castillo (1972)
Los figurinistas Yvonne Blake y Antonio Castillo compartieron el premio al mejor diseño de vestuario por Nicolás y Alejandra, otra película de Franklin J. Schaffner (Patton) que trajo muchas alegrías al cine español. Yugoslavia y España hicieron las veces de Rusia en esta reconstrucción de la vida de Nicolás II (1868-1918), el último zar de la dinastía de los Romanov.
Antonio Castillo fue un diseñador de moda madrileño que tuvo tres escarceos con el cine. Gracias a su amistad con Jean Cocteau, trabajó en un clásico como La bella y la bestia. En 1964 diseñó el vestuario de Ingrid Bergman para la película El Rolls-Royce amarillo, aunque su gran momento llegaría años más tarde con sus diseños inspirados en la rusa imperial. Castillo participó también en Goldilocks, un musical de Broadway por el que fue finalista al prestigioso premio Tony.
Yvonne Blake, británica de nacimiento y española de adopción, fue la primera mujer española en hacerse con el Oscar. A lo largo de su espectacular e internacional carrera trabajó en proyectos tan variopintos como Superman, Jesucristo Superstar, Robin y Marían y Fahrenheit 451. Después de su estatuilla por Nicolás y Alejandra, volvió a optar al premio por Los cuatro mosqueteros. En España recibió cuatro Goya (Remando al viento, Canción de cuna, Carmen y El puente de San Luis Rey) por parte de una Academia de Cine que presidió desde 2016 hasta su muerte en 2018. Blake, fue, además, la primera mujer galardonada con el Premio Nacional de Cinematografía sin haber sido actriz.
Luis Buñuel (1973)
"El Oscar me trae sin cuidado", declaró célebremente el aragonés Luis Buñuel días después de haberse convertido en el primer cineasta español en hacerse con la estatuilla dorada. Fue gracias a El discreto encanto de la burguesía, la única película por la que representó a su querida Francia en los premios de la Academia. En nombre del cine español Buñuel optó al premio por Ese oscuro objeto del deseo y Tristana, perdiendo el premio ante la francesa Madame Rosa y la italiana Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha, respectivamente. El cineasta también fue finalista al Oscar como guionista en dos ocasiones, perdiendo en ambas ocasiones. Tendrían que pasar tres décadas más hasta que un compatriota ganara el premio en esa categoría.
Néstor Almendros (1979)
Treinta años después de su temprana muerte a los 61 años, el catalán Néstor Almendros sigue siendo una figura clave de nuestro cine a pesar de que la gran mayoría de su carrera se desarrolló a caballo de Francia y Hollywood después que abandonara España a los 18 años junto a su familia huyendo de la dictadura de Francia. En el país vecino se hizo un nombre en la Nouvelle Vague, siendo un fiel colaborador de dos mitos como François Truffaut (en El pequeño salvaje y La historia de Adéle) y Éric Rohmer (para el que fotografío todas sus películas entre 1966 y 1976). Fue, sin embargo, en Hollywood donde alcanzó la gloria a nivel personal.
Entre 1979 y 1983, Almendros consiguió cuatro nominaciones al Oscar: Días de cielo, Kramer contra Kramer, El lago azul y La decisión de Sophie, haciéndose con el premio por la primera de ellas. El director de fotografía fue la primera persona en agradecer un Oscar en español. Almendros también trabajó con nombres como Martin Scorsese (en uno de los capítulos de Historia de Nueva York), Robert Benton (En un lugar del corazón y Billy Bathgate, su última película) y Mike Nichols (Se acabó el pastel). Una complicación derivada de su batalla con el SIDA acabó demasiado pronto con la vida de un nombre histórico que no merece ser olvidado.
José Luis Garci (1983)
Técnicamente, el premio a la mejor película de habla no inglesa (bautizada, desde 2020, como mejor película internacional) es para el país que envía la película a los Oscar de Hollywood. Sin embargo, el que se acaba quedando finalmente la estatuilla el director. José Luis Garci ha sido el director que más ha representado a nuestro cine en los premios de la Academia, siendo seleccionado en siete ocasiones. En cuatro de ellas logró la nominación: Volver a empezar, Sesión continua, Asignatura aprobada y El abuelo. El director madrileño recibió el premio por la primera de ellas en manos de Luise Rainer y Jack Valenti. El drama protagonizado por Antonio Ferrandis fue la primera de las cuatro películas españlas en ganar el premio en la categoría internacional.
Fernando Trueba (1994)
Antes de que la viralidad en internet dominara nuestras vidas, Fernando Trueba protagonizó un icónico momento en su discurso de agradecimiento por el Oscar de Belle Epoque. "Me gustaría creer en dios para darle las gracias, pero sólo creo en Billy Wilder, así que gracias señor Wilder". El cineasta madrileño volvió a ser enviado a la categoría de mejor película de habla no inglesa por la española El baile de la victoria y la colombiana El olvido que seremos, pero no pasó el corte de la Academia. Su segunda nominación llegaría en 2012 con Chico & Rita, la primera película de animación española en optar al premio.
Pedro Almodóvar (2000 y 2003)
El cineasta manchego es el segundo español con dos Oscar. El primero llegó por Todo sobre mi madre, una película que llegó allá donde no pudieron Mujeres al borde de un ataque de nervios (derrotada en 1989 por la danesa Pelle, el conquistador) y Dolor y gloria (caída ante Parásitos, la primera película de habla no inglesa en ganar el Oscar a la mejor película). Antonio Banderas y Penélope Cruz entregaron a su amigo y fiel colaborador el premio en un momento inolvidable para nuestro cine.
Tres años después, Almodóvar hizo historia al ganar el premio al mejor guion original por Hable con ella, la primera película de habla no inglesa en recibir un reconocimiento por su escritura en tres décadas. Además, el cineasta se convirtió en el primer español en ser nominado al Oscar a la mejor dirección, un logro al que ni siquiera había llegado Luis Buñuel. A pesar de que Roman Polanski acabaría llevándose el premio, su nombre ya había entrado en el libro de los récords.
Alejandro Amenábar (2004)
Alejandro Amenábar, nacido en Chile pero de nacionalidad española, dio a nuestro cine el cuarto, y por ahora último, premio a la mejor película de habla no inglesa con Mar Adentro. La historia inspirada en la batalla de Ramón Sampedro por su deseo a morir dignamente consiguió además la primera nominación técnica para una película española: mejor maquillaje y peluquería para Manolo García por transformar a Javier Bardem en el activista gallego. La ganadora fue Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket.
David Martí y Montse Ribé (2007)
La coproducción a medio camino de España y México de El laberinto del fauno trajo nuevas estatuillas para el cine español. Los catalanes David Martí y Montse Ribé ganaron el Oscar por la película de Guillermo del Toro, en la primera incursión de éste en la carrera de premios antes de arrasar años después con La forma del agua.
Martí (ganador del Goya por Un monstruo viene a verme, La piel que habito, El orfanato y Frágiles) y Ribé (premiada en los Goya con El orfanato y Frágiles) han colaborado en múltiples ocasiones desde entonces a las órdenes de directores como Pedro Almodóvar, J. A. Bayona, Oriol Paulo y, de nuevo, Guillermo del Toro.
Pilar Revuelta (2007)
Gracias a El laberinto del fauno, la española Pilar Revuelta compartió el Oscar a la mejor dirección de arte con el mexicano Eugenio Caballero (finalista al premio nuevamente gracias a Roma). Después de formarse gracias a una beca en el prestigioso American Film Institute a principios de los años 90, Revuelta volvió a España para aplicar todo lo que había aprendido en La Meca del cine. Intacto (Juan Carlos Fresnadillo), El espinazo del diablo (su primera colaboración con Guillermo del Toro) y El embrujo de Shangai (Fernando Trueba) fueron algunos de sus primeros trabajos.
Revuelta se convirtió en persona de confianza de varios directores internacionales que vinieron a rodar en España (Jim Jarmusch en Los límites del control, Terry George en La promesa, Steven Sodebergh en las dos películas del Ché, Ridley Scott en Exodus: Dioses y Reyes) y ha trabajado para grandes nombres de nuestro cine como Pedro Almodóvar (La mala educación, Los abrazos rotos) y J. A. Bayona (Lo imposible, Un monstruo viene a verme).
Javier Bardem (2008)
El primer actor español nominado a un Oscar (por Antes que anochezca, el biopic de Reinaldo Arenas que dirigió Julian Schnabel) fue también el primero en llevarse el premio a casa. Lo consiguió gracias a un icónico villano a las órdenes de los hermanos Coen en No es país para viejos, ganadora del Oscar a la mejor película del año 2007. En su memorable discurso de agradecimiento, se acordó de su madre Pilar Bardem, su país, y sobre todo, esos cómicos que fueron denostados en su tiempo y que merecían mejor suerte.
Javier Bardem volvió a optar al Oscar por su trabajo en Biutiful. Con Mar adentro y Skyfall estuvo muy presente en la temporada de premios, pero finalmente se quedó fuera de las candidaturas.
Penélope Cruz (2009)
Un año después de que Javier Bardem hiciera historia, Penélope Cruz repitió la jugada con su Oscar a la mejor actriz secundaria por Vicky Cristina Barcelona. Woody Allen volvió a demostrar que era un imán para las actrices (a sus órdenes han ganado el Oscar Diane Keaton, Mira Sorvino, Cate Blanchett y en dos ocasiones Diane Wiest). La madrileña se acordó de todos los directores que habían sido clave en su carrera, confesó estar a punto de desmayarse y entró automáticamente en el imaginario colectivo español al pronunciar la frase “Yo crecí en un lugar llamado Alcobendas en el que este no era un sueño muy realista”.
Cruz había estado nominada anteriormente por Volver (la primera película española en tener un actor nominado, y la única hasta que Antonio Banderas optó al premio el pasado año por Dolor y gloria) y volvería a estarlo una vez más como actriz secundaria por el musical Nine.
Alexandre Espigares (2014)
El director hispano-luxemburgués se llevó el Oscar en 2014 por el cortometraje de animación Mr. Hublot. Alexandre Espigares ha trabajado en el departamento de animación de Tarzan, Happy Feet 2 y la serie Star Wars: The Clone Wars, entre otras. En 2018 se estrenó como director en un largometraje con Colmillo blanco, una nueva adaptación del clásico de Jack London producida a medio camino de Luxemburgo, Francia y Estados Unidos.
Sergio López-Rivera (2021)
Viola Davis piidió al español que la ayudara a convertirse en Ma Rainey, una de las madres del blues en Estados Unidos. Llevaban seis años trabajando juntos en la popular serie Cómo defender a un asesino, en la que ya habían hecho historia con una poderosa escena que rompía con la forma de presentar a las mujeres negras ante el gran público. “Viola me dejó diseñar su look de la forma que yo quería diseñarlo. Muy pocas actrices lo hubieran permitido”, insiste el maquillador ante un espectacular trabajo que no duda en recurrir a sudores intensos, rímel corrido o labios mal pintados. “Ella insiste en ser lo más auténtica posible y si Ma Rainey estaba considerada como una de las mujeres más feas, ella quería serlo”.
“Piensa en Bette Davis en ¿Qué fue de Baby Jane?”. Esas fueron las palabras mágicas que liberaron a López-Rivera en el primer gran proyecto en cine de su carrera tras quince años como maquillador en las series de la todopoderosa Shonda Rhimes. “Imagina mi reacción cuando me lo dijo. Había empezado a maquillarla con los dedos. Evité usar las pinzas porque quería un aspecto menos simétrico y perfecto. Quería crear la sensación de que la piel se estaba derritiendo con el calor. Me daba miedo ir demasiado lejos. No quería hacer algo demasiado llamativo que distrajera al público, hasta que Viola me dio esa referencia y supe que no iba a cometer un error”.