Sergio López-Rivera no podía conciliar el sueño en la madrugada del pasado 15 de marzo. A la 1 de la mañana, el maquillador español se resignó. Todavía quedaban más de cuatro horas para descubrir si la Academia le incluía por primera vez en su carrera entre los finalistas al Oscar. La tradición en Hollywood manda: cada año las nominaciones se hacen públicas a las 5.30 de la mañana para llegar a tiempo a los primeros matinales del país. “Me hice un café y todo. Dormir era imposible”, confiesa un cántabro que hace más de treinta años emigró en busca del sueño americano. Desde entonces, se ha convertido en el máximo responsable de su disciplina en la productora televisiva más exitosa del mundo, Shondaland, y en socio inseparable de Viola Davis. El próximo 25 de abril La madre del blues, película de Netflix nominada a 5 estatuillas, puede darles un Oscar a cada uno.
“¿Sabes lo que pasa? Si tú te pones a mirar los ganadores de maquillaje y peluquería de otros años, hay ediciones que valoran las prótesis, pero otros años las ignoran. El sistema de voto es impredecible”, aclara un profesional que tuvo dudas hasta el último momento. “Había una posibilidad real de quedarnos fuera. Éramos diez los equipos que esperaban la nominación y cinco de ellos se iban a quedar con las ganas. Nunca estás seguro. Cuando dijeron mi nombre, pegué un grito”. En las semanas posteriores su candidatura, que comparte con las peluqueras Mia Neal y Jamika Wilson, se ha convertido en la la gran favorita de la categoría tras imponerse en los premios del sindicato de maquilladores y peluqueros y el BAFTA británico.
Sergio todavía no sabe si tendrá oportunidad de dar el discurso de agradecimiento en caso de que La madre del blues se lleve el gato al agua. Las normas de la Academia determinan que solo uno de los nominados puede usar los 45 segundos que disponen para celebrar el mayor éxito de sus carreras. “Mi marido insiste en escribirme el discurso, pero todavía no he hecho nada”, reconoce entre risas. “Si me toca a mí, daré mi reconocimiento y respeto a los otros nominados, porque es un grupo de gente increíble. Pero sin duda te tengo que decir que yo le debo muchísimo a Viola Davis”.
No es una forma de hablar. La ganadora del Oscar por Fences pidió al español que la ayudara a convertirse en Ma Rainey, una de las madres del blues en Estados Unidos. Llevaban seis años trabajando juntos en la popular serie Cómo defender a un asesino, en la que ya habían hecho historia con una poderosa escena que rompía con la forma de presentar a las mujeres negras ante el gran público. “Viola me dejó diseñar su look de la forma que yo quería diseñarlo. Muy pocas actrices lo hubieran permitido”, insiste el maquillador ante un espectacular trabajo que no duda en recurrir a sudores intensos, rímel corrido o labios mal pintados. “Ella insiste en ser lo más auténtica posible y si Ma Rainey estaba considerada como una de las mujeres más feas, ella quería serlo”.
“Piensa en Bette Davis en ¿Qué fue de Baby Jane?”. Esas fueron las palabras mágicas que liberaron a López-Rivera en el primer gran proyecto en cine de su carrera tras quince años como maquillador en las series de la todopoderosa Shonda Rhimes. “Imagina mi reacción cuando me lo dijo. Había empezado a maquillarla con los dedos. Evité usar las pinzas porque quería un aspecto menos simétrico y perfecto. Quería crear la sensación de que la piel se estaba derritiendo con el calor. Me daba miedo ir demasiado lejos. No quería hacer algo demasiado llamativo que distrajera al público, hasta que Viola me dio esa referencia y supe que no iba a cometer un error”.
La confianza entre un maquillador y los actores a los que tiene que preparar para plantarse ante la cámara es fundamental. Esa complicidad explica la anterior presencia del cántabro en los medios de comunicación españoles en las Navidades de 2015. “Mi marido Stephen y yo nos casamos en España, en el restaurante DeLuz de Santander. Tuvimos una fiesta en Nochevieja y vinieron muchos amigos de Los Ángeles y pasaron tres días en Cantabria. Lo pasaron super bien”. Entre los invitados destacaban nombres como Kate Walsh, Taye Diggs, Amy Brenneman, Caterina Scorsone y Paul Edelstein, todos ellos protagonistas durante siete años de Sin cita previa, el popular spin-off de la aún más exitosa Anatomía de Grey.
Las producciones de Hollywood no reparan en gastos, como decía una y otra vez el multimillonario John Hammond en Parque Jurásico. En La madre del blues, López-Rivera estaba concentrado en crear el icónico look de la diva del blues. Chadwick Boseman tenía su propio equipo maquillaje y peluquería, y otro departamento se encarga del resto de looks de la película de George C. Wolfe. “Los equipos de Chadwick y Viola estábamos juntos todos los días, aunque cada uno trabajara por su lado. Era una persona y un actor increíble. Se merece todos los premios que le están dando ahora mismo”.
La madre del blues es la tercera película en 93 años de historia de los Oscar que una película protagonizada mayoritariamente por actores negros es nominado en la categoría. Tras décadas en las que los directores de fotografía y maquilladores se habían especializado en fotografiar y retratar la piel blanca, el incremento de la diversidad en las historias salidas de Hollywood obligó a la industria a hacer los deberes.
“Hay una parte técnica que es más estricta cuando haces la piel negra. Hay que entender que hay otros colores por debajo de la piel, y en el caso de la piel negra puede haber cien graduaciones de color diferentes”, advierte sobre su peculiar desafío en la pelicula de Netflix. “Tienes que saber qué colores hay para evitar que apliques el maquillaje y se cancelen los colores que van por debajo de la piel. Si lo haces mal, va a parecer que la persona está gris y sin vida”.
Davis, la primera actriz negra en alcanzar las cuatro nominaciones a los premios de la Academia, usa tonos naranjas que ayudan a recrear su impactante presencia en pantalla. Todos los detalles cuentan, como la decisión del director de fotografía Tobias A. Schliessler de usar un filtro especial que le permitía mantener la calidez del color de la película mientras enfocaba las gotitas de sudor que había colocado estratégicamente el español.
Pase lo que pase, el futuro del maquillador seguirá vinculado a la Meryl Streep negra, tal y como la denominan muchos periodistas y seguidores. 48 horas después de la gala de los Oscar, Viola Davis y Sergio López-Rivera cogerán las maletas con un nuevo objetivo en el horizonte: transformer a la protagonista de La madre del blues en Michelle Obama para The First Lady, el nuevo proyecto estrella del canal Showtime.