Las cosas de palacio van despacio. En los despachos de la cuarta mayor empresa del planeta en 2020 todavía más. Tuvieron que pasar cuatro años desde la llegada a España de Amazon Prime Video para que la plataforma de streaming se estrenara por fin en la producción propia de contenidos de ficción con El Cid, una revisitación del clásico héroe que dejó un sabor de boca agridulce entre la crítica. El segundo proyecto de la compañía es otra apuesta sobre seguro: la adaptación de una novela de María Dueñas, autora de uno de los mayores éxitos de la televisión española en la última década con El tiempo entre costuras. Su continuación espiritual, La templanza, es una vistosa producción de época con una estupenda Leonor Watling que sostiene sobre sus hombros una historia que se expande durante más de treinta años, cuatro países y dos continentes.
Este relato sobre el amor, la superación, el destino y el honor se ha tomado su tiempo para llegar a la audiencia. Atresmedia TV, productora del proyecto en colaboración con Boomerang TV, compró los derechos de la novela hace más de cinco años. Susana López Rubio fue la elegida para desarrollar su adaptación televisiva, una decisión lógica tras ser aclamada con la versión televisiva de la historia de Sira Quiroga. La guionista tenía aquí un trabajo más complicado: La templanza no era El tiempo entre costuras, a pesar de compartir algunos de sus ingredientes con ella.
La showrunner toma una arriesgada decisión que podría haberse vuelto en contra de la serie. A pesar de su apariencia de folletín romántico (lo acaba siendo), los protagonistas de la historia no se conocen hasta pasado el ecuador de la miniserie de diez capítulos. El espectador que esté deseando encontrarse con una historia romántica de otra época tendrá que esperar más de cinco horas para que esta haga acto de presencia.
La adaptación de López Rubio y su colaborador habitual Javier Holgado equilibra el peso narrativo de sus dos personajes protagonistas. El libro se centraba en la historia de Mauro Larrea, un hombre que abandonaba España en su juventud para irse al Nuevo Mundo con la esperanza de hacer fortuna. El destino le reservaba una sorpresa en forma de Soledad Montalvo, una mujer que también se había visto obligada a dejar España para irse a Londres y llevar la vida que estaba diseñada para ella.
En su versión televisiva, los respectivos viajes individuales de los protagonistas (el deseo de alcanzar el éxito y saldar sus deudas sin traicionar sus principios en el caso de él; sacar adelante a su familia tras décadas sentada en el asiento del pasajero en el de ella) son más importantes que la historia de amor que, tal y como te avisa la serie desde el principio y reincide en su estructura llena de paralelismos, están predestinados a vivir.
Soledad es una mujer de su tiempo. A finales del siglo XIX, las mujeres de la alta sociedad como ella solo tenían dos obligaciones: ser una buena esposa y criar a sus hijos. La protagonista de La templanza no es una de esas heroínas empoderadas tan recurrentes en la ficción contemporánea. La nueva serie de Amazon no es Los Bridgerton, priorizando en el dibujo de sus personajes, tramas y relaciones el rigor histórico por encima de las narrativas actuales y los anacronismos que acerquen sus historias a las nuevas generaciones.
Tras aceptar a regañadientes una boda concertada con un empresario inglés mayor que ella, la mujer abandona a su familia en Jerez y se va a Londres a vivir la vida que le corresponde sin hacer demasiadas preguntas. Es el progresivo deterioro de la salud de su marido la que permite que salgan a la luz todas esas cualidades que estaban enterradas. La inteligencia, el instinto y la experiencia que había aprendido en su infancia reaparecen siempre que los hombres que están a su alrededor dudan de sus habilidades y su derecho a estar en esas reuniones donde se toman las decisiones importantes.
En una interpretación bilingüe al alcance de pocos actores del cine y la televisión españoles, Watling captura a la perfección esa dicotomía que vive una mujer que, a pesar de no tener mayores ambiciones más allá de cuidar a su familia, tiene las cualidades necesarias para ponerse al frente de una familia, un negocio o lo que le pongan por delante. Soledad es cauta, humilde y antepone el deber al ego. Eso no impide que el espectador celebre cada vez que el personaje decide plantarse ante aquel que se interpone en su camino, como esa demostración de conocimientos en una cata al final del segundo capítulo.
Retrasar el encuentro de Mauro y Soledad se acaba convirtiendo en la mejor decisión en esta adaptación. La química entre la actriz y Rafael Novoa (un actor colombiano que se estrena en la ficción española con carisma y atractivo) está presente desde su primer encuentro, pero los embrollos legales y empresariales acaban obstaculizando el desarrollo orgánico del romance que la serie nos había vendido en los primeros episodios.
Sorprendentemente, la historia de amor más emocionante del relato es la que vive Soledad con su marido enfermo. A pesar de que es una relación sin pasión ni fuegos artificiales, Nathaniel Parker y Leonor Watling son capaces de transmitir la lealtad y el vínculo que vertebra una relación que el espectador en realidad no ha visto. Entre el primer episodio (que se centra en la infancia de Soledad y la primera aventura de Mauro buscando oro en México) y el segundo pasan veinte años, un matrimonio feliz y tres hijas. A pesar de que el espectador no lo ve, lo siente en la matizada interpretación de la actriz.
Desgraciadamente, todos los matices del personaje femenino protagonista están ausentes en los dos grandes villanos del relato: el hijastro que quiere quitarle todo aprovechando la enfermedad de su madre y la mujer dispuesta a todo por lograr sus objetivos (una disfrutona Juana Acosta que está por encima de su unidimensional personaje).
Lejos de la cuidada construcción del viaje de su protagonista, La templanza no destaca particularmente en el abultado catálogo de producciones históricas de la ficción actual. Pese a que sus cuidados valores de producción sean una garantía en las producciones de Boomerang TV y se note la inversión de Amazon Prime Video, la globalización audiovisual en la última década ya nos ha acostumbrado a esperar lo mejor de estas producciones de época. Tampoco parece que la adaptación de María Dueñas vaya a ser la Patria de Amazon Prime Video, pero sin duda es un paso adelante.
‘La templanza’ ya está disponible íntegramente en Amazon Prime Video.
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