San Sebastián

Hay pocos fenómenos tan transversales como Raphael. Un artista que después de 60 años en los escenarios sigue llenando estadios. En sus conciertos caben todos, desde un votante de Vox a uno de Podemos. Un éxito que trasciende épocas, modas y géneros. Quizás por eso era hora de dedicarle un documental. Pero 60 años son muchos, y con una película se quedaba corto, así que mejor una serie. Seis episodios para retratar toda una vida. O muchas vidas. La personal, la profesional, la que nunca ha contado…

El segundo episodio de esta serie documental que han dirigido Charlie Arnaiz y Alberto Ortega y que se estrenará en Movistar+ en 2022, se ha emitido en el marco del Festival de Cine de San Sebastián. Un episodio dedicado a sus participaciones en Eurovisión y el comienzo de su carrera a nivel mundial. Una época donde le comparaban con Tom Jones y hasta se fraguó una colaboración con Edith Piaf que se frustró en el último momento, pero las nuevas tecnologías le van a regalar al cantante quitarse su espina clavada y ya ha grabado un disco con ella.

Para él Piaf es el ejemplo perfecto que explica su éxito. “No tenía nada que ver con lo que se veía y se oía entonces, y eso la hacía especial. Un sello de voz único. No se parecía a nadie, en eso ella y yo tenemos mucho en común, nuestras voces no se oyen en cualquier lado. Ella tenía una dicción especial, su puesta en escena que era cruel, cruel consigo misma, pero la emoción que yo sentía al verla era tremenda. Y años después cuando vi la película con Marion Cotillard y sentí lo mismo, así que mira si estaba bien hecha y que Oscar más bien ganado”, cuenta el cantante en un encuentro con periodistas al que acudió este medio.

'Raphaelismo'.

¿Y cómo alguien triunfa en España durante seis décadas? No seis décadas cualquiera, Raphael arrasó en el franquismo, en la transición y en la democracia, pero él tiene claro cuál es la clave para lograrlo: “No metiéndome donde no me llaman. Claro, no me meto en esas cosas. No entiendo. Yo soy una persona con mis ideas, y son para mí. Y cuando hay que votar voy y voto. Y ya está”, dice con rotundidad sobre aquellos que siempre han señalado su tibio posicionamiento político en toda su carrera.

Ahora se enfrenta a un documental, algo que nunca había pensado, porque “soy una persona con tanto trabajo y proyecto realizándose y con el siguiente ya esperando que nunca puedo prever tanto las cosas”. Eso sí, tiene claro cuando algo lo hace o no, porque sabe “distinguir cuando me gustaría hacerlas, y si me ofrecen o me insinúan algo que me gusta yo busco el hueco” . Eso sí, de retirarse ni hablar.

En el episodio que se presentó en el Festival de Cine de San Sebastián se habla de su crisis en Las Vegas, ante la que hubo mucha rumorología. Eran los 60 y su primera gira. Él resume y simplifica lo que pasó: “ocurrió lo que le ocurre a un chico de 21 años que quiere divertirse, que tiene a medio mundo loco con él, y que se lleva a su madre de gira. Y mi madre me regañaba todo el día, así que yo dije, madre de dios dónde me he metido, así que le dije ‘vete a casa que puedo acabar solo esta aventura’. Y no pasó nada. No tuve ningún bajón en la voz ni nada, estaba de una mala uva tremenda. Sabes cómo son los titulares”.

Soy una persona con tanto trabajo y proyecto realizándose y con el siguiente ya esperando que nunca puedo prever tanto las cosas

En una época de nuevas masculinidades, Raphael siempre representó un tipo de hombre que era completamente diferente al galán musical que se veía. No era el machito que subía al escenario. De hecho, el propio Iván Ferreiro, uno de los testimonios de la serie documental, le definirá como nuestro David Bowie. A Raphael los términos nuevos y las comparaciones no le hacen mucha gracia, y cree que esas cosas se dicen cuando no te pareces a nadie.

“Ese problema lo han tenido muchos artistas, como cuando vieron a Elvis o a Johnny Hallyday por primera vez, que fue un choque tremendo porque parecía que todo era Sinatra. Y cuando llega Raphael también, y se preguntan cómo llamamos a esto. Decían que yo era un cantante dramático, pero que era más que eso, y cuando no saben ya qué decir, pues David Bowie… Pues no, Raphael es Raphael, y no le busques tres pies al gato”, explica

En 60 años de carrera hay tiempo para muchos éxitos, pero Raphael tiene claro que su mayor logro es su familia. “Mi mujer, una de las cosas que he hecho, y mis hijos, que los he hecho en especial colaboración con ella”, dice con humor antes de dejar claro que sus tres hijos son de lo que se siente más orgulloso: “De mis hijos, de los tres, creo que son mis mejores conciertos”. Un cantante que tiene claro que tanto lo que funciona como lo que no, es su culpa. Nadie le dice haz esto o haz lo otro, aunque lo hayan intentado.

“No es que me hayan intentado domesticar, pero sí que me decían cosas. Te voy a poner un ejemplo. Yo estaba grabando canciones de Manuel Alejandro, y al director de mi discográfica no le gustaba mucho. Se acercó y me dijo: ¿a ti te gusta esto? Y yo le dije que cómo que si me gustaba, que me enloquecía. Esa canción era Yo soy aquel. Me dijo, ‘chico, tú podías aspirar a cantar otra cosa’. Le respondí ‘¿A qué?, ¿a cantar ópera?, a mí me aburre mucho’. Sí que lo han intentado pero no diría que con mala intención”, aclara. Nadie lo logró. Raphael, para lo bueno y para lo malo, siempre es aquel. Aquel que ha resistido durante décadas y que ahora se atreve a abrir, un poco, al personaje para dejar ver, un poco, a la persona.

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