Luis García, el bombero que salvó la vida a 33 personas en la DANA tras desobedecer a sus jefes: "Había una niña de 3 años"
- Sus superiores le dijeron que no era necesario que se activara, pero ante la magnitud de la catástrofe, cogió su coche y acudió de forma voluntaria a la 'zona 0'.
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No quiere que le considere un héroe. "Solo he hecho mi trabajo", defiende Luis García, un bombero valenciano que acudió a la 'zona 0' de la DANA del pasado 29 de octubre de forma voluntaria.
Gracias a que desoyó las instrucciones de sus superiores, quienes, según relata García, le recomendaron hasta en tres ocasiones que no se activara, pudo salvar de morir ahogadas a 33 personas.
Recuerda ese día trágico para la provincia de Valencia con claridad. Él libraba, pero estuvo todo el día pendiente del tiempo y de las alertas. Sabía que venía una DANA complicada y por ello, según relata a EL ESPAÑOL, se puso en contacto con la dirección durante la mañana para ver si "podía aportar algo", pero ante la falta de instrucciones, decidió actuar por su cuenta.
Luis García forma parte del cuerpo municipal de bomberos desde 2009. Pertenece al grupo de rescate acuático como cabo buceador. Por ello, preguntó si podía activarse, pero la respuesta fue negativa. Le comentaron que no hacía falta. Eran las once y media de la mañana, cuando la alerta de lluvias estaba en un nivel rojo, pero todavía no había habido inundaciones.
Pocos minutos después, sobre las doce menos cuarto, el centro de emergencias valenciano informó en sus redes sociales del rescate de dos personas en L'Alcúdia y emitió un aviso especial de alerta hidrológica a los municipios de la cuenca del río Magro.
"Volví a enviar otro mensaje para ponerme a disposición de la dirección, pero me contestaron que no se requería mantener en estado preventivo al grupo de buceo, que no era necesario", señala.
La situación en esos momentos todavía era relativamente tranquila, aunque sobre las 12:20 horas, el Centro de Coordinación de Emergencias de la Comunitat Valenciana activó la alerta en la zona del barranco del Poyo, cuyo desbordamiento fue letal para L'Horta Sud, donde se concentraron la mitad de las muertes por esta catástrofe.
A las siete y cuarto de la tarde, cuando el barranco del Poyo ya se había desbordado, con un caudal equivalente a cuatro veces el río Ebro, arrasando pueblos enteros donde la ciudadanía hacia vida normal, volvió a insistir en que quería participar en la emergencia. Sin embargo, pese a la magnitud de la tragedia, la respuesta fue la misma: "que si el CECOPI no lo indicaba no se podían activar". Ante estas palabras, Luis García decidió actuar.
"Es nuestro trabajo, no solo somos bomberos el día de nuestra guardia, sino en cualquier situación que nos encontramos en el día a día", defiende. Cogió el coche y se dirigió al parque de bomberos, donde empezó a preparar el material de rescate en superficie, el que hace falta en las inundaciones.
"Estando allí me llegó la alarma al móvil y empezaron a llegar las patrullas de Policía Local alertando de lo que ocurría", explica. En ese momento llegaron muchos otros profesionales que no habían sido activados, pero que decidieron igualmente colaborar en la emergencia.
Rescates
"Hicimos un equipo, con otro buceador y otro bombero, también voluntarios, y nos fuimos en dirección a Massanassa". Ante la imposibilidad de acceder, cambiaron de rumbo y llegaron al barrio valenciano de La Torre, completamente anegado por el agua.
Lo que se encontraron le sorprendió. La carretera Real de Madrid que cruza el barrio estaba completamente inundada. Ellos fueron los primeros buceadores en llegar a la zona, donde la gente ya pedía ayuda. La fuerza del agua arrastraba vehículos y entraba en trompa en las casas y bajos.
"Recuerdo la falta de previsión y la descoordinación", señala. Había, según su testimonio, solo dos cabos buceadores, pero no podían hacer su trabajo al encontrarse uno atrapado en lo alto de un edificio y el otro bajo de un puente.
"Había un sargento, que no era buceador, pero nos pusimos a sus órdenes y empezamos a rescatar a gente", a la que pusieron a salvo en el techo de un autobús de la EMT.
En total, pudieron salvar a 33 personas, de todas las edades. Entre ellos, a una niña de tres años que estaba con principios de hipotermia sobre el tejado de un lavadero de coches. "Estaban desesperados, la madre nos pedía que salváramos a su hija".
Lograron acceder a ellos y trasladarlos a una zona segura, en una parte no inundada de Benetússer. También recuerda con especial cariño el rescate de una mujer de 80 años y su cuidadora. Cuando entraron en su domicilio, el agua superaba el 1,90 metros de altura. "Estaba sentada en una especie de altillo, pero el agua ya le llegaba a la cintura. Montamos un dispositivo con tablas de rescate y entre muchos compañeros, pudimos sacarlas".
García y sus compañeros, que no dudaron en jugarse la vida por ayudar, estuvieron 10 horas y media luchando sin descanso contra los elementos y poniendo a salvo a decenas de vecinos de este barrio valenciano convertido en una pesadilla.
"Desde las siete y media de la tarde hasta las seis de la mañana estuvimos. A esa hora regresé al parque central, me duché y empecé mi jornada laboral", asegura a este periódico.
¿Temió por su vida? "Cuando estás trabajando no tienes esa sensación de miedo, porque no somos conscientes, pero estuvimos a punto de ser succionados por el agua dentro de algún garaje, del que no hubiéramos salido".
El análisis que hace ahora, seis semanas después de la tragedia, es crítica con la gestión. Denuncia que no se utilizó todo el personal disponible, pese a que 40 bomberos del cuerpo se activaron de forma voluntaria.
"En este tipo de emergencia cada minuto cuenta. Si no hubiera sido por la voluntad de quienes fuimos allí sin seguir procedimientos, estaríamos hablando de más víctimas", destaca.
¿Qué le llevó a desobedecer a sus superiores? Lo tiene claro: "sabía que nuestra presencia allí era necesaria y que nuestra jefatura no nos iba a movilizar y así fue". Nadie se ha puesto en contacto con él para agradecerle su labor, pero considera que está acostumbrado y que es lo normal. "Es nuestro trabajo".
Críticas al sistema
En este sentido, considera que el sistema de gestión de las emergencias y los procedimientos actuales "no están acorde con las necesidades reales". Por ello, este miércoles, convocados por el sindicato SPPLB, se concentraron para reclamar un cambio en la gestión técnica de este cuerpo.
La protesta exigió un relevo de la actual Jefatura del Departamento, al que reprochan haber tomado "inadecuadas decisiones en los servicios de mayor relevancia", como la reciente riada que ha dejado 222 víctimas mortales.
La organización sindical denunció que la gestión realizada el día de la DANA fue "deficiente", ya que, "sabiendo que había más de 100 bomberos preparados y disponibles, fueron capaces de dejarlos inoperativos".
"Estaban en el banquillo mientras la emergencia seguía desbordando los recursos disponibles en el terreno", lamentaron. Desde el sindicato señalaron que no se ha puesto el foco en los responsables políticos, sino en la jefatura del servicio.
Sobre este asunto, la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, afirmó que la dirección del cuerpo de Bomberos de Valencia está "avalada por toda la corporación municipal", ya que "trabajó con el anterior equipo de Gobierno".