La lucha de Cornel: su padre murió a 200 metros del hospital donde fue atendido 4 horas antes
Joaquín Perales, abogado de los hijos del fallecido, denuncia que la víctima mortal tenía zonas del cuerpo "podridas" y concluye que "no fue adecuada" la atención médica que recibió las 5 veces que fue al hospital de Granada.
18 septiembre, 2024 02:39Cornel llevaba dos años intentando sacar a su padre de la calle: no lo logró. El pasado 30 de junio se encontraron muerto a Aurica Mocanu, de 69 años, a unos 200 metros del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, apenas cuatro horas después de que este indigente rumano recibiese el alta médica en ese mismo centro hospitalario al que había acudido hasta en cinco ocasiones durante los últimos quince días.
"Mi padre no recibió una buena atención médica por ser un indigente. Le daban ibuprofeno y paracetamol como si tuviera un dolor de muelas", tal y como denuncia Cornel Mocanu. De momento, el Juzgado de Instrucción número 2 de Granada ha abierto diligencias por vía penal, para esclarecer las circunstancias de la muerte de Aurica: una de las 300 personas sin techo que el Ayuntamiento tiene contabilizadas en la ciudad nazarí.
"Cuando me llamaron, no podía creer que se encontraron muerto a mi padre enfrente del hospital", sentencia Cornel, afincado en Armilla, a solo cinco kilómetros por carretera de Granada. "Yo visitaba todas las semanas a mi padre, pero no me enteré de que enfermó porque me encontraba en Murcia trabajando de albañil. No entiendo la actitud de los médicos de no llamarme antes, si mi padre no sabía hablar castellano y acudía a diario sufriendo vómitos y lo volvían a dejar en la calle".
Aurica había trabajado como vigilante de seguridad en una empresa de barcos en Rumanía y se instaló en España en el año 2016, para estar junto a sus dos hijos y su hija, tras haberse divorciado de su mujer. Cuando estos encontraron pareja y tuvieron niños, el cabeza de familia no quiso ser una carga para nadie y terminó durmiendo en un albergue municipal en la calle Arandas de Granada. "Era habitual verle por el Barrio de San Juan de Dios", recuerda Cornel. "Yo quería sacar a mi padre de la calle, pero él decía que era su vida y que no quería molestar a nadie. Era un tipo duro". Tanto es así que ni siquiera se replanteó la propuesta de vivir en casa de Cornel, a pesar de que iba en silla de ruedas porque tenía amputada la pierna izquierda.
"Mi padre bebía y fumaba mucho", según reconoce su hijo, Cornel, de 43 años, sin poner paños calientes a la rutina diaria que llevaba su progenitor en la calle. Unos malos hábitos de vida que se repiten, por desgracia, entre muchos de los 28.552 sin techo que hay a lo largo del país -según la última encuesta sobre personas sin hogar del Instituto Nacional de Estadística-.
"Yo le visitaba todas las semanas en Granada para darle el dinero que podía: 15 euros, 20 euros…", tal y como explica este rumano que unas veces se gana la vida de jornalero, otras de albañil o instalando placas solares, para sacar adelante a su esposa y a su hija, de 5 añitos. "Cualquier persona sea pobre o no, se merece que lo traten bien cuando va al médico".
La salud de Aurica Mocanu (Rumanía, 1955) estaba muy deteriorada por lo dura que es la vida en la calle, por el consumo de alcohol y porque "era diabético". Sin embargo, su hijo denuncia que este indigente no fue ingresado "ni una sola vez" en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada, al que acudió hasta en cinco ocasiones durante los días 16, 22, 27, 28 y 30 de junio, presentando el mismo cuadro clínico: molestias en el miembro inferior amputado, vómitos y dolor abdominal.
Aurica siempre salía por la puerta horas después de entrar al servicio urgencias. El 30 de junio, este indigente, de 69 años, regresó al hospital con los mismos síntomas: a las 13.30 de aquel domingo, recibió el alta, y horas después, una persona se lo encontró tirado cerca del Virgen de las Nieves, de modo que volvió a ingresar a las 20.27 de la tarde del domingo, pero ya estaba muerto. "Los médicos me decían que había muerto de un infarto, por la diabetes o por un tema cerebral. Me preguntaban por qué quería hacerle una autopsia. Yo quería saber lo que había pasado y por eso contraté a un abogado".
Una fuente de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía opta por no pronunciarse sobre esta muerte de un indigente, investigada por el Juzgado de Instrucción número 2 de Granada, para esclarecer si el deceso de Aurica se produjo a causa de una atención médica deficiente. "Lamentamos este fallecimiento y mostramos nuestras condolencias a su familia", tal y como subraya el citado portavoz. "No vamos a hacer comentarios porque hay una investigación judicial con la que se va a colaborar".
El informe preliminar de la autopsia al que ha accedido en exclusiva EL ESPAÑOL y que obra en sede judicial, refleja que este ciudadano rumano falleció entre las 17 y las 19 horas del domingo 30 de junio. El documento recoge como causa inmediata de la muerte: "Shock cardíaco". Y como causa fundamental: "Tromboembolismo pulmonar".
Joaquín Perales, abogado que representa a los hijos del difunto, considera que "el asunto es bastante escabroso" y confirma que ya ha solicitado todo el historial médico de Aurica. "El paciente demandó asistencia médica en cinco ocasiones durante los últimos 15 días del mes de junio y el informe preliminar de la autopsia indica que la causa de la muerte se produjo entre las 17 y las 19 horas, es decir, apenas 4 horas después de haber recibido el alta en el hospital". "La atención médica no fue la adecuada".
- ¿Por qué considera que este ciudadano rumano murió en la calle por una supuesta mala praxis en el diagnóstico médico o por un tratamiento inadecuado?
- Joaquín Perales: El fallecido acudió por la mañana y por la tarde a urgencias los días 16, 22, 27, 28 y 30 de junio. Del 16 a 27 acudió de forma reiterada por dolor en el miembro inferior que tenía amputado y por vómitos. El día 28 por la mañana, vuelve a acudir a urgencias por persistencia de vómitos y dolor abdominal. El domingo 30 de junio, vuelve al Hospital Virgen de las Nieves y a las 13,30 horas se le da el alta, pero a las pocas horas se lo encuentran muerto en los alrededores del centro hospitalario.
Además de eso, uno de los hijos del fallecido me ha facilitado unas fotografías en las que se les ve limpiando el cadáver dentro del hospital y se aprecia cómo el padre tenía zonas del cuerpo que estaban literalmente podridas. A pesar de eso siempre fue atendido en urgencias, pero nunca le ingresaron.
El letrado ha solicitado al juzgado que el Virgen de las Nieves aporte "una copia de las cámaras de seguridad", con el objetivo de comparar los horarios de ingreso y salida del indigente que figuran en los informes médicos, con lo reflejado por el sistema de videovigilancia del centro hospitalario. Así lo expone en su escrito: "A fin de poder confirmar, hora de entrada en el servicio de urgencias, así como hora de salida del servicio de urgencias del hospital, además de hora de nueva entrada el mismo día 30 de junio, cuando ya ingresa cadáver Aurica Mocanu".
La muerte de este ciudadano rumano, de 69 años, ha indignado a la Plataforma La Calle Mata, que aglutina a asociaciones de Granada que reclaman políticas y medidas a todas las administraciones, para garantizar una respuesta integral a las personas sin techo que malviven por las calles de la ciudad nazarí. De hecho, este colectivo de activistas ha celebrado este verano una protesta a las puertas del servicio de urgencias del centro hospitalario para lanzar el siguiente mensaje por la muerte de este indigente:
"El pasado domingo día 30 de junio, Aurica Mocanu murió en la calle, a 200 metros de las urgencias del Hospital Virgen de las Nieves, servicio en el que le habían dado el alta unas horas antes. Las instituciones de Granada que deben dar atención a las personas en situación de sin hogar, no fueron capaces de apoyar y acompañar a Aurica Mocanu en los últimos días de su vida. Nos concentramos en su memoria. Descanse en paz".
Aurica era una persona sin hogar, pero no era invisible para la Plataforma La Calle Mata y mucho menos para sus hijos o sus nietos que piensan batallar en los juzgados hasta que se depuren responsabilidades por su muerte.