Galicia, Asturias, Cantabria y ahora Canarias. La ‘crisis’ de los pellets se extiende, aunque, en este último caso, el Cabildo de Tenerife ha descartado que los hallados en la playa de Bajamar (La Laguna) sean del mismo vertido que afecta a las costas gallegas y a buena parte de la cornisa cantábrica.
“No parece razonable pensar, incluso podríamos descartar, que la procedencia sea la misma”, ha confirmado Blanca Pérez, consejera insular de Medio Natural, Sostenibilidad, Seguridad y Emergencias. “Es físicamente imposible. Galicia está a 1.600 kilómetros y si consideramos la distancia, la velocidad a la que se mueve el océano, incluso si pensáramos que vienen en línea recta a una velocidad el doble de lo habitual, no llegarían a Canarias ni en 1.100 días”, ha añadido Javier Hernández, catedrático de Química Analítica por la Universidad de La Laguna, en declaraciones a EFE.
Aún así, Monserrat Román, jefa de protección civil y atención de emergencia del Gobierno de Canarias, ha reconocido que se ha decretado la situación de prealerta “para establecer la afectación que pueda haber” por el vertido de Bajamar, “delimitarla y poder dar una respuesta”.
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Los pellets, además, “llegan de manera regular a las playas canarias procedentes de alguna parte del mundo”, ha reconocido el gobierno canario. “Con bastante más frecuencia de lo que pensamos se producen caídas de contenedores en los océanos”, ha sentenciado. Y han descartado cualquier “impacto sobre la salud”.
La Xunta pide medios al Gobierno
La Xunta, ajena a lo producido en Canarias, tras elevar la alerta a nivel 2, ha pedido al Gobierno oficialmente medios marítimos, aéreos y submarinos “para seguir luchando” contra la marea de pellets que llegó el pasado 16 de diciembre tras el vertido del buque ‘Toconao’.
En concreto, ha solicitado cuatro buques de Salvamento Marítimo (el María Pita, el Sar Gavia, el Don Inda y el Guardamar Urania) así como otros siete barcos de intervención rápida de clase Salvamar. Reclama, además, que se movilice el avión CN 235-300 Rosalía de Castro, especializado en la detección de vertidos, y dos helicópteros Helimer de Salvamento Marítimo.
“Creo que hay que hacer un esfuerzo con todos los medios aéreos y marítimos porque se pueden rescatar en el mar, aunque no sea fácil”, ha explicado Lino Sexto, responsable de Guardacostas de Galicia. Pues considera de una enorme dificultad recoger “las pequeñas bolitas de la playa”.
Lino Sexto también ha pedido apoyo para recoger pellets de las playas, puesto que las previsiones meteorológicas (con vientos del oeste y del suroeste) hacen sospechar a las autoridades que pueden llegar “más fácilmente”.
Y su tercera petición al Estado ha sido “cortar la fuente de contaminación”, enviando robots submarinos hasta el lugar en el que se hundieron los contenedores, a la altura de Viana do Castelo (Portugal). “Hay que ver si siguen soltando mercancía o está todo fuera”, a la vez que ha reclamado formación para los voluntarios que los están recogiendo en las playas para que sean “más eficientes” y no “dañen el medioambiente”.
Europa ya ofrece ayuda
El comisionario europeo de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, a su vez, alertó este miércoles de los riesgos del vertido de pellets y ha ofrecido ayuda para Galicia. “Las 25 toneladas de pellets de plástico que se derramaron en las costas gallegas amenazan el medio marino y actividades económicas como la pesca. Estamos dispuestos a discutir la mejor manera en que podemos ayudar”, ha reconocido.
El Ejecutivo comunitario ya aprobó en octubre del año pasado un proyecto de reglamento cuyo objetivo es prevenir los vertidos de pellets de plásticos en el medioambiente, aunque la norma todavía está en negociación entre los Gobiernos y la Eurocámara.
Los cuatro efectos que identifica el Ejecutivo comunitario son: en el medio ambiente, en el clima, en la salud humana y en la economía. Señala también que los microplásticos ingeridos por distintas especies marinas pueden causar daños físicos o incluso la muerte. Y añade: son un vector de transmisión de sustancias tóxicas.
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“Los microplásticos, incluidos los pellets de plástico, pueden tener efectos económicos negativos en las actividades locales, como la pesca comercial y la agricultura (por ejemplo, pueden disminuir las capturas de pesca como consecuencia de sus efectos en los hábitats marinos, los ecosistemas y las especies silvestres), así como en el turismo y las actividades recreativas (por ejemplo, pueden mermar el atractivo u ocasionar el cierre de playas y áreas vulnerables, como parques nacionales, ríos y lagos)”, reconoce Bruselas.