Gritos de 'independencia', 'visca terra lliure' y 'puta España' en las marchas de antorchas pre Diada
2.000 personas acompañaron al expresidente Quim Torra en Girona, donde también se quemó la Constitución y una imagen de Felipe VI.
11 septiembre, 2023 04:05El fuego irrumpió en mitad de la noche del domingo, víspera de la Diada de Cataluña, en las calles de hasta 29 municipios catalanes, incluidas las cuatro grandes ciudades de la región. Miles de separatistas marcharon con antorchas al ritmo de grallas y tambores, con un tono marcial y desafiante, al grito de “independencia” y “visca la terra lliure”.
Las impactantes imágenes de niños, y de hombres y mujeres de todas las edades marchando bajo el resplandor de las llamas fueron una nueva demostración de fuerza del independentismo de cara a la Diada que se celebra en toda Cataluña este 11 de septiembre. Esta se produce en medio de la negociación del PSOE de Pedro Sánchez con el prófugo Carles Puigdemont, con la investidura del primero y la amnistía del segundo como telón de fondo.
Así, en comparación con este tipo de actos celebrados años atrás, durante el punto álgido del proceso independentista, el despliegue en las marchas fue contenido: no hubo incidentes destacados, ni presencia de encapuchados. Los participantes repitieron las consignas habituales que se producen en todos los actos separatistas, y en algunas marchas, se quemaron la Constitución Española e imágenes del Rey Felipe VI.
En Barcelona, en el acto con antorchas previo a la Diada en el Fossar de les Moreres, que contó con la presencia de la exconsellera Clara Ponsatí y un millar de personas, hubo silbidos y gritos de “botiflers” y “españoles” a los representantes de ERC. En el mismo lugar está previsto que intervenga Puigdemont de forma telemática al mediodía de este lunes.
Después de años de haber perdido fuelle, el separatismo vive esta Diada envalentonado por haber recuperado el protagonismo en el tablero político y ver el cumplimiento de sus demandas cada vez más cerca. En Girona, la marcha de antorchas estuvo marcada por la presencia del expresidente autonómico Quim Torra, quien leyó un manifiesto ante cerca de 2.000 participantes, en el que dijo que “la negación de la amnistía no es una opción”.
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Torra se pronunció en la misma línea que su sucesor en el cargo, Pere Aragonès, quien en su discurso televisado en la víspera de la fiesta de la región aseguró que "Cataluña quiere votar sobre la independencia” y que “la amnistía es el punto de partida".
“Puta España”
La marcha de antorchas de Girona, convocada por la delegación de Òmnium Cultural en la ciudad epicentro del independentismo, arrancó a las 21:30 de la noche en la escalinata de la catedral. Allí se congregaron miles de personas ante quienes intervinieron grupos musicales tradicionales y entidades separatistas que reclamaron “recuperar la unidad del 1 de octubre”, cantaron gestas militares de la Guerra de Sucesión y de la caída de Barcelona en 1714, lanzaron gritos de independencia y hasta un “puta España” que fue jaleado por todos los presentes.
Luego fue el turno de Quim Torra, invitado de Òmnium a presidir el acto y a leer el manifiesto de la víspera de la Diada en Girona. “Quiero reivindicar este acto como un acto de patriotismo y por la independencia de Cataluña”, dijo Torra antes de leer el manifiesto. En éste, hizo hincapié en los “4.200 represaliados por defender la independencia” así como en el auge de la extrema derecha y su “persecución” del catalán en la Comunidad Valenciana, Baleares y la Franja de Aragón.
Aunque no lo mencionó explícitamente, Torra habló de la amnistía de su amigo y presidente de partido Carles Puigdemont, así como de los demás encausados por el procés. “Hace años que exigimos la amnistía y la negación de la amnistía no es una opción”, dijo Torra, al tiempo que aseguró: “El estado tiene un conflicto político con Cataluña pendiente de resolver. Tenemos más motivos que nunca para salir a la calle”.
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Acto seguido, los presentes cantaron “Els Segadors” con los puños en alto y prendieron las antorchas que los organizadores vendían a tres euros en una mesa aneja al escenario en la plaza de la catedral. Las luces se apagaron y la noche gerundense enrojeció por el titubeo de las llamas. Los independentistas marcharon por las estrechas calles del barrio gótico en silencio, acompañados únicamente de la música que marcaba un paso marcial.
Tras el recorrido por el centro de la ciudad, la comitiva terminó en la Plaza del Vi, donde se encuentra el Ayuntamiento. Torra fue de nuevo el encargado de concluir el acto con la quema del Decreto de Nueva Planta en un pebetero, el documento por el que la corona anuló las leyes e instituciones propias de Cataluña tras la Guerra de Sucesión.
“Al igual que el Decreto de Nueva Planta entonces, la Constitución Española hoy no nos deja ser quienes somos, y por eso también la vamos a quemar”, dijo seguidamente uno de los organizadores del acto. “También hoy tenemos un Rey, el Rey Felipe VI, que no nos deja ser quienes somos, y por eso también lo vamos a quemar”, continuó, para luego arrojar al mismo pebetero una imagen del Rey del tamaño de un folio y una copia de la Carta Magna.
La marcha concluyó cerca de la medianoche con fuegos artificiales y nuevos clamores de independencia, y con una exhortación a los presentes a participar en las manifestaciones de la Diada en las principales ciudades de Cataluña.
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“Exaltación del fascismo”
Las marchas de antorchas que promueve el independentismo son actos que no han estado exentos de polémica. La mayoría de ellas comenzaron a celebrarse a finales de la década de 2010 en la noche previa a la Diada, a la par que el movimiento independentista fue cogiendo fuerza. La de este año en Girona ha sido la 16ª.
Para los organizadores, que repartieron folletos explicativos, son una forma de mostrar la unidad del separatismo, y de “regeneración” y “purificación” para conmemorar a los caídos en 1714. Justifican la presencia del fuego como un elemento central de la cultura catalana, “como en la noche de San Juan”.
Pero para la mayoría no independentista, estas marchas de carácter solemne y militar recuerdan inevitablemente a las demostraciones callejeras de los años 30 del nazismo y el fascismo, en las que el fuego y las antorchas también eran protagonistas. Ciudadanos, de hecho, pidió su prohibición en 2009 por “exaltación del fascismo”.