Ahmed Toummouhi.

Ahmed Toummouhi.

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Ahmed pasó 15 años en prisión injustamente: 'Sólo podía aguantar y esperar. Al menos estoy vivo'

El hombre, de 72 años, dice que seguía "sintiéndose preso" cuando salió. Vivió en la calle, sufrió problemas psicológicos y tiene una salud precaria.

29 junio, 2023 21:06

Ahmed salió de prisión en 2006, hace ya 17 años. Había cumplido una condena de 15 años por un delito que no cometió. Podría haber desistido, dejarlo estar, pensar que la vida había venido así, que la Justicia no siempre acierta y seguir con su vida. El problema es que la vida tampoco tenía nada que ofrecerle a estas alturas. “Salí de prisión hace tiempo, sí, pero yo me sentía igualmente preso, no tenía trabajo, no tenía dinero… Estuve viviendo en la calle y si no fuera por mi hermano, que me acogió, estaría debajo de un puente”, reconoce ahora al teléfono. Este jueves era un día de celebración, aunque alguien que lo ha pasado así de mal suele pensar que las celebraciones no están hechas para ellos. 

Este miércoles la Sala Penal del Tribunal Supremo decidió anular la condena a 24 años de cárcel que le impusieron por dos violaciones en 1992 en las que no tuvo nada que ver. La magistrada Margarita Robles, hoy ministra de Defensa, no tuvo en consideración un análisis de semen que no correspondía con Ahmed Tommouhi, sino con Antonio García Carbonell, un hombre al que detuvieron después por otras violaciones y que resultó ser el responsable de las que dieron con Tommouhi en prisión. Junto a él, natural de Nador (Marruecos), fue condenado Abderrazk Mounib, otro ciudadano marroquí que ni siquiera se conocía con Tommouhi. Mounib, también inocente, murió en la cárcel en el año 2000.

“Yo aguanté, aguanté… Era lo único que podía hacer. Sentía que sólo podía aguantarme y resistir y mira, gracias a Dios, al menos estoy vivo”, señala Tommouhi desde Martorell, donde vive con su hermano. El hombre, que llegó a España a finales de los ochenta y trabajaba entonces como albañil, fue privado de su vida con 40 años. Cuando salió por primera vez con la condicional estaba envejecido y había perdido sus pocos contactos. Quién querría entonces contratar a un magrebí ex convicto. 

Tommouhi, a la izqda, y García Carbonell, a la derecha.

Tommouhi, a la izqda, y García Carbonell, a la derecha. E.E.

El estigma era enorme. Una persona que lo asistió y estuvo ayudándolo asegura que “el daño psicológico fue inimaginable”. “Lo que ha pasado este hombre es inhumano, le han robado la vida a él y a su familia. No hay justicia que repare eso”, añade. 

Como buen creyente, Ahmed responde abnegado. “¿Qué le vamos a hacer? La Justicia funciona así. No es fácil, sabes, si eres pobre; y no te digo nada si eres pobbre  e inmigrante”, reconoce. Dice que alivio tampoco es la palabra, que simplemente ha pasado lo que tenía que pasar. “Estuve esperando mucho tiempo, siempre mantuve la esperanza, pero ahora le doy gracias a Dios en primer lugar; y luego, al guardia civil que me ayudó, a los forenses, a las personas que estuvieron cerca y a los periodistas que se empeñaron en demostrar mi inocencia”, señala.

[El TS anula una sentencia por violación de Margarita Robles que mandó a un magrebí 15 años a prisión]

El análisis de ADN

Se puede decir que la lucha de Ahmed fue encomiable. Pero, efectivamente, fueron varios quienes empujaron para desmontar su culpabilidad cuando él sólo podía pensar desde prisión que así lo había querido el destino. En primer lugar, el guardia civil Reyes Benítez insistió para que se tuviera en cuenta que el ADN del semen no coincidía con el del acusado. Y, posteriormente, el periodista de El País Braulio García Jaén escribió un libro llamado Justicia poética (Seix Barral) que sirvió para reabrir el caso. El periodista logró hablar con la víctima de la violación, que reconoció también haberse equivocado al inculpar a Tommouhi. 

Él y Mounib fueron arrestados tras una oleada de violaciones que se produjeron a principios de los noventa, en las que se repetía un mismo patrón: dos hombres metían en su coche a menores, se las llevaban a descampados a las afueras de Barcelona y las violaban impunemente. “Una vez que N. y G. se encontraban en el interior del vehículo y hubieron llegado a un descampado cerca del barrio de la Fontsanta de Cornellá de Llobregat, el procesado [Tommouhi] propuso a las jóvenes realizar el acto sexual. Como éstas se negaron, Ahmed Tommouhi cogió una pistola y su acompañante una navaja y, esgrimiendo tales armas, las obligaron a desnudarse al tiempo que les propinaban fuertes golpes con un palo y una porra", se lee en el auto, escrito por Margarita Robles. 

Inicio de la sentencia condenatoria./

Inicio de la sentencia condenatoria./ E.E.

Días antes había ocurrido un suceso muy similar en Olesa (Barcelona), del que también inculparon a Tommouhi. Los dos ciudadanos marroquíes fueron chivos expiatorios. Los condenaron con el único argumento de que las víctimas, ambas menores de edad, los identificaron en una rueda de reconocimiento. Una de ellas después confesó que se equivocó, al estar sometida a un enorme estrés y sufrir problemas psicológicos. Pensaron que los agresores hablaban en árabe, pero en realidad se trataba del lenguaje calé. Antonio García Carbonell, el verdadero responsable de la violación, era de etnia gitana y tenía un enorme parecido físico con Tommouhi.

El Supremo ya reconoció la inocencia de ambos los ciudadanos marroquíes en 1997.  Pero mientras que Mounib falleció estando todavía en prisión tres años después, Tommouhi siguió entre rejas hasta 2006 por otra violación en Tarragona por la que también fue condenado. En total, acumulaba una pena 51 años. El fiscal jefe de Cataluña pidió su indulto, pero Ahmed siempre se negó. Quería demostrar su inocencia, como queda ahora refrendada tras la decisión del Supremo de anular las dos primeras sentencias.

“Yo no le deseo mal a nadie, pasé lo que me tocó y ya está. Ahora pienso en seguir con mi vida aquí en Martorell, tranquilo, y si algún día creo todo se va a acabar igual vuelvo a Marruecos con mi familia”, insiste Ahmed. 

El hombre tiene ahora 72 años y tampoco goza de muy buena salud. “Acabo de salir del hospital, me han operado del pie y estoy jodido”, explica. Un familiar matiza que es un problema de circulación, ya le operaron de una pierna hace años y ahora tocaba la otra. “La verdad es que no está nada bien”, indica este familiar. Ahmed se mueve, como puede, con muletas. Agradece la llamada y la labor de los periodistas, pero pide colgar el teléfono y un poco de descanso. Tampoco hoy habrá festejos, le sirve -como dice- con seguir vivo.