Hace poco más de una semana que Ana Obregón lanzó la bomba del año: tener una hija a sus 68 años —o 71, según apuntan varios colaboradores de 'Sálvame'— mediante gestación subrogada en Miami, Florida (Estados Unidos).
A raíz de esto, esta práctica para tener hijos volvió a la mesa de debate tanto de la esfera pública como de la política. Y se empezó a especular que Ana Sandra —así se llama— podría ser realmente de Álex Lequio, hijo fallecido de Obregón en 2020 con solo 27 años de un sarcoma de Ewing. Sin embargo, los rumores son solo eso. Rumores.
Sorpresa para todos cuando la presentadora lo confirmó: "Esta niña no es mi hija, es mi nieta. Es hija de Álex Lequio y cuando crezca le contaré que su padre fue un héroe, para que sepa quién es".
La entrevista que concedió a la revista ¡Hola!, y las fotos con la recién nacida asombraron a cualquiera. Pero la incertidumbre continuaba: "¿Cómo va a criar a esa niña con la edad que tiene?", "¿En serio que el padre del nuevo hijo de Ana Obregón ha sido su propio hijo difunto a través de esperma congelado?", "¿Ahora hará de abuela o de madre?", se preguntaban los usuarios de Twitter.
Pero ojo, que esta historia, más cercana a la ficción que a la realidad, no termina ahí: la madrileña podría ir a por el segundo niño. "Mi hijo quería tener 5 hijos, así que a lo mejor el niño también llega algún día", confesaba.
EL ESPAÑOL analiza con dos psicólogos el futuro que le espera a la bebé y las opciones que tendría para que este shock no suponga un trauma para ella.
David González, experto en gestación subrogada y en diversidad familiar, considera fundamental que la niña sepa cuál es su realidad para que pueda trabajar en la construcción de su identidad. "Ana Obregón tiene que dejar claro si va a ser madre o abuela y debe saber que los niños son sujetos de derechos más allá de los deseos de cada uno. Pero la pequeña debe saber por qué ha nacido, cómo ha venido al mundo, cuál es su origen biológico reproductivo y cómo es su modelo de familia".
Mariano Beltrán, psicólogo e investigador en gestación subrogada en la Universitat Autònoma de Barcelona y en la Universidad de Verona, sostiene que hay "un imaginario" de lo que es ser madre o ser padre "que no se corresponde con la realidad de la vida".
P.- ¿A qué se refiere?
R.- Hay madres jóvenes que no hacen actividades con sus hijos, que en el imaginario de lo que es ser madre se habrían de realizar. También hay madres jóvenes enfermas y hay padres jóvenes ausentes. Nunca es todo genérico, sino que es diverso. Y en este caso, lo que pasa aquí es que es muy evidente y se evidencia muchísimo que hay roles y funciones que Obregón no podrá dar y que no puede realizar ahora. Lo que yo dudo es que Ana se reconozca como la madre de la criatura en un sentido clásico. Yo creo que ella este rol ni lo va a asumir, ni es lo que quiere.
Sea cual sea el papel que escoja Obregón para enfrentarse a la crianza, está claro que la comunicación es primordial. "Si la ha tenido como nieta y le ha dado la vida como nieta, lo importante es que la niña entienda que la que le habla es su abuela. Pero la función materna del cuidado, el vínculo y el apego es fundamental para un niño en los primeros años de su vida. Eso sí que determina cómo va a ser de adulto. Y Ana Sandra debe tener una figura disponible para sus necesidades y para que el día de mañana pueda relacionarse con el resto de personas de una manera segura. Yo creo que Obregón puede ser una figura de apego perfecta. De hecho, ya lo ha sido con su hijo Álex".
P.- ¿Qué tiene que hacer Obregón para que la niña crezca y no desarrolle alguna enfermedad mental?
R.- Tanto Ana Obregón como la niña deberán afrontarlo con naturalidad y con normalidad, entendiendo que hay muchas maneras de venir al mundo y que ninguna es mejor ni peor, ni es garantía de una vida plena y feliz.
P.- ¿Cuál sería el problema si descubriera su identidad ya en la adolescencia?
R.- Si a la niña hay que contarle algo de esto con 12 o con 14 años, es que algo se ha escapado por el camino, y esto podría desarrollar en ella una crisis de identidad de la misma manera que cuando a un niño le cuentas que ha nacido por donación de óvulos con 20 años, porque efectivamente tendría esa crisis y se replantearía su identidad. El desconocimiento también desencadenaría un cabreo con sus padres, porque le han mentido y le han engañado. Los niños tienen mucha facilidad para integrar conocimientos nuevos. Además, hay que tener en cuenta que esa niña y el resto de niños que nacen ahora por las nuevas técnicas de reproducción humana asistida no van a ver la realidad como la vemos nosotros ahora.
P.- ¿Qué quiere decir?
R.- Antes era un drama que la gente se divorciara. Hoy en día no lo es para nadie, pero en nuestra cabeza aquella realidad era impensable. Ahora, la sociedad avanza y las nuevas realidades imponen nuevas maneras de pensar, y lo que en otra época podría estar mal visto, ahora se ha repensado y se ve desde otra perspectiva. Sin embargo, si tú a un niño, en este caso a la niña de Obregón, le pones tus pensamientos, tus creencias, tus prejuicios y tus miedos, vas a pensar que esa niña podría tener un problema o una dificultad. Es más el miedo y el prejuicio que tenemos los adultos, que el que pueda tener ella. Los niños nacen sin prejuicios, y ya cada familia, con los pensamientos que tenga, pues irá inculcando los mismos a sus propios hijos y acabarán con ciertos prejuicios sobre determinadas realidades, pero no porque ellos vengan así de fábrica.
La clave es el entorno
González también recalca que el caso Obregón "es más complejo" que el resto, ya no por cómo ha nacido, "sino por el nivel de exposición que esta niña va a tener", y que ya está viviendo.
Este psicólogo pone a su propia familia de ejemplo: "Yo tengo dos hijos por subrogación y saben perfectamente cómo han nacido y no tienen ningún problema. Lo tienen absolutamente integrado en su realidad. Ahora, claro, estos días nos costaba mucho poner la televisión. De hecho, no la poníamos para que ellos no escuchen las barbaridades que se están diciendo, aunque saben que hay gente que no está de acuerdo con la gestación subrogada y nos preguntan que por qué, que no lo entienden".
Todo dependerá de cómo el entorno lo afronte y de cómo traten el tema con los nacidos de la subrogada. "Al final con quien tienes que trabajar es con los padres, porque son los que tienen miedo. En el caso de esta niña, si crece sabiendo que tuvo un padre que quiso hacer una donación, pero que falleció de una enfermedad y que su abuela cumplió el deseo de ser padre, pues irá integrando esa información poco a poco y aceptándola dentro de su relato de vida".
Así, Beltrán comprende que Obregón asumirá el papel de abuela, ya que sería "lo más saludable". Habrá que ver qué papel escoge.
Enfrentarse al estigma social
El problema llega cuando en el entorno familiar se asimila una realidad, pero en el social se recibe otra. Beltrán señala que "últimamente se oyen palabras muy gruesas como niño comprado o niña comprada. Yo entiendo que el tema de la gestación subrogada es un debate muy complejo, que en este caso el tema se complica más con la paternidad post mortem y la edad para maternar. Hay un cúmulo de cosas que lo hacen mucho más complejo que una gestación subrogada, digamos, estándar".
Así, cree que lo realmente preocupante es "la agresividad" a la que están asistiendo tanto Obregón como la pequeña. "Eso es lo que repercutirá directamente no solo en la salud mental de la niña cuando crezca, vaya a un colegio y se enfrente al estigma de la niña comprada, sino también en la salud de la propia familia al sentir que parte de la sociedad considera que su modelo familiar lo agrede".
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Este psicólogo considera improbable —pero no imposible— que Obregón le oculte la verdad a la niña. "Sería complicado que no se lo contara después de decirlo en una revista, pero todo es posible".
P.- ¿Cuáles son las herramientas necesarias para que la verdad sobre el nacimiento de la nueva Obregón no suponga un impedimento en su vida?
R.- Para empezar, hay que saber que el miedo es algo inherente al ser humano. Entonces, la estrategia no sería evitar que los miedos lleguen a la hija-nieta, sino que cuando lleguen, sepan gestionarlos. Es saber que algo malo puede pasar, pero que Obregón le ofrezca unas herramientas para poder enfrentarse a esas situaciones. Después, esa niña debería sentirse muy querida. Es una herramienta que es básica y va más allá de esto. Si tienen una base segura están como más amortiguados. Entonces esta niña tendrá que saber que la vida a veces puede ser complicada o que le podrán insultar, pero debe tener una base sobre la que poder llorar y desahogarse.