El pequeño Daniel, el niño de 22 meses que desapareció durante un día con su abuelo Antonio el miércoles 7 de diciembre, ha muerto a la una de la tarde de hoy en el Hospital Infantil Virgen del Rocío de Sevilla. Allí estaba ingresado en estado muy grave desde que hallaron a ambos el 8 de diciembre dentro del coche en el que su cuidador había muerto al sufrir un infarto diabético.
El alcalde de Manzanilla (Huelva), Cristóbal Carrillo, ha confirmado la peor de las noticias a EL ESPAÑOL. "Los daños sufridos han sido irreversibles y el pequeño ha fallecido esta misma mañana".
Un allegado de la familia ha precisado a este periódico que el corazón del niño ha dejado de latir hacia las 13 horas de hoy, después de que le retiraran el lunes la sedación.
El Ayuntamiento va a decretar dos días de luto oficial por la muerte del niño y el trágico suceso que ha marcado a la localidad en estas fechas navideñas.
Por otro lado, el regidor ha explicado que el resultado final de la autopsia al abuelo de Daniel, Antonio Blanco Gil, revela que fue una muerte natural por infarto diabético y que no han sido hallados en su organismo restos de insulina en exceso.
El niño Daniel ha muerto a consecuencia de los daños que sufrió al permanecer durante horas encerrado en el coche con su abuelo muerto, sin comer, ni beber, con frío y escaso aire, mientras sus familiares y las Fuerzas de Seguridad los buscaban.
La búsqueda
El abuelo paterno, un capataz agrícola de 55 años que estaba de baja tras un accidente laboral y que sufría de diabetes y depresión, salió el pasado miércoles 7 de diciembre de su casa en Manzanilla (Huelva) con su nieto, al que cuidaba mientras sus padres trabajaban, pero no regresó a su domicilio, por lo que sus familiares empezaron a buscarlos esa tarde. Sobre las diez de la noche de ese mismo día, los padres del niño denunciaron la desaparición en el puesto de la Guardia Civil en Manzanilla.
Tras toda la madrugada buscándolos bajo una fuerte lluvia, un cazador los encontró hacia el mediodía del día siguiente, jueves 8 de diciembre. Abuelo y nieto estaban, en apariencia inconscientes, dentro de su coche, un Skoda Octavia negro, en un camino rural entre Villarrasa y Rociana del Condado (Huelva). El coche había chocado levemente contra el poste de una valla.
Avisada la Guardia Civil, los servicios sanitarios trasladaron al niño en estado muy grave al centro de salud de La Palma del Condado y de allí, en un helicóptero medicalizado, al Hospital Infantil Virgen del Rocío de Sevilla. Al abuelo, que ya estaba muerto, lo llevaron al tanatorio de Huelva.
Parte de la familia sospechó que Antonio, que estaba en tratamiento psicológico, podría haberse suicidado, pero la autopsia ha revelado que se trató de una muerte natural que ha provocado indirectamente la de su nieto.
La autopsia al abuelo indica que murió de un infarto diabético a consecuencia de una crisis relacionada con su diabetes. El hombre sufrió una hipoglucemia, una bajada severa de azúcar, lo que provoca, entre otros síntomas, confusión y pérdida del conocimiento. En su coche hallaron viales de insulina, el medicamento que toman los diabéticos para controlar su nivel de azúcar.
Es posible que diabéticos con depresión se causen voluntaria o accidentalmente su muerte al inyectarse una sobredosis de insulina, que también causa hipoglucemia, pero en este caso se ha descartado esta hipótesis, según subraya el alcalde, porque el forense no ha hallado exceso de insulina en su organismo.
Al sufrir su crisis de hipoglucemia que desembocó en el infarto, Antonio probablemente acudió al centro de salud de La Palma del Condado, pues cuando lo llamó un vecino al móvil hacia las seis de la tarde le dijo, balbuceante, que estaba allí. La autopsia ha indicado que Antonio murió sobre las 20 horas de ese mismo día. Desde La Palma condujo después en dirección a Rociana, donde su mujer y su hija trabajan en un almacén de frutas, y en el trayecto, al pasar Villarrasa, giró hacia el camino donde detuvo el coche.
No ha trascendido si pidió socorro durante su crisis diabética y si intentó solucionarlo con su insulina. Al perder el conocimiento y morir su abuelo a su lado, el niño quedó solo e indefenso en el coche. Desde las ocho de la tarde en que murió, de acuerdo con la autopsia, hasta que los encontraron hacia el mediodía siguiente transcurrieron 16 horas en las que el niño Daniel no comió ni bebió nada, y probablemente estaba agotado de llorar.
Daños
Cuando lo encontraron, según explicó después su madre a los periodistas en el hospital, el pequeño estaba en coma por hipoglucemia e hipotermia, es decir por no comer y por el frío. A estas circunstancias, añadió la madre, María Rodríguez, de 20 años, se sumó la falta de oxígeno en el espacio cerrado del coche.
El nieto, nacido en febrero de 2021, permanecía desde el jueves 8 de diciembre ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Infantil Virgen del Rocío de Sevilla con daños cerebrales, sedado y con respiración asistida. Los primeros días en su evolución eran claves para comprobar si podría sobrevivir, aunque se temía que en ese caso sufriera secuelas graves. El análisis toxicológico dio resultado negativo, lo que descartaba que su abuelo le hubiera dado medicamentos.
En el fin de semana le rebajaron la sedación y el lunes se la retiraron, para observar cómo reaccionaba, según dijo una familiar a este periódico. Finalmente, este martes, ha muerto, tras cinco días en la UCI.
[El abuelo Antonio desapareció con su nieto y perdió la vida mientras los buscaban de madrugada]
Los padres del niño, María y Antonio (hijo del abuelo fallecido), de 20 y 21 años, vivían con el pequeño en Almonte (Huelva) pero mientras trabajaban en la hostelería y el campo y arreglaban su vivienda en obras lo dejaban al cuidado del abuelo paterno en Manzanilla. Este se había volcado con su nieto, que era para él su mayor alegría tras el pesar que le había producido haber perdido su trabajo en el campo como capataz debido a sus problemas de salud. Una desgraciada sucesión de circunstancias les ha costado la vida a los dos.
La madre del niño había mostrado su malestar por que la familia de su marido no le hubiera avisado antes en la tarde del 7 de diciembre de que el abuelo y el niño no aparecían, lo que retrasó el momento de pedir ayuda a la Guardia Civil hasta las diez de la noche. El abuelo, como indica la autopsia, había muerto a las ocho de la tarde, pero aún se podía haber salvado al niño si lo hubieran encontrado a tiempo antes de desfallecer y entrar en coma. La Policía Judicial de la Guardia Civil de Huelva abrió una investigación sobre lo ocurrido.
Se da la circunstancia, según ha sabido este periódico, de que el cazador de zorzales que encontró el coche con el hombre y el niño dentro ya había visto el coche la tarde anterior en ese camino, sin darle importancia porque entonces no se había alertado de la búsqueda. Solo cuando a la mañana siguiente vio las noticias de la desaparición y el dato de que buscaban al abuelo y al nieto en un Skoda Octavia negro, se dio cuenta de que era el mismo modelo que había visto la víspera, volvió al lugar y, al descubrir a los desaparecidos dentro, dio la voz de alarma.