Uziel Martínez ha sido noticia y tendencia mundial dos veces en los últimos nueve meses, y las dos veces por la misma razón: haber donado un riñón a su suegra y que un mes después su novia lo dejara para casarse con otro. Desde que el 6 de enero se publicase su heroica y penosa historia, Martínez ha vivido, hasta hoy en que EL ESPAÑOL descubre la verdad, 263 días convertido en el mejor yerno del mundo. Un caso tan anómalo como increíble, pues en realidad no había ni suegra, ni novia, ni riñón. Esta es la crónica de cómo Martínez consiguió engañar durante 263 días a centenares de medios de los cinco continentes.
Martínez, de 28 años, llevaba una vida sin sobresaltos. Se levantaba, a las siete de la mañana iba al colegio para dar clase, y a las tres se volvía a casa. Así cada día. Pero el 7 de enero, cuando despertó, ya no era solamente un profesor de secundaria: ahora era un héroe "que había hecho un sacrificio por amor", escribían los medios. El motivo era un video que había publicado en Tik Tok antes de irse a dormir donde, con cara de pena, decía: "Le doné un riñón a su mamá, me dejó y se casó al mes...".
Cuando se le pregunta por aquel video, que superó los 17 millones de visualizaciones, Martínez ríe como el niño al que pillan en una travesura. "Pasé de 200 seguidores a 10.000 en unas horas. Nunca había vivido algo así, siempre tenía una, dos o tres notificaciones, pero de repente tenía más de 99, que es el máximo. Aproveché la situación", cuenta en conversación con EL ESPAÑOL.
Atrápame si puedes
La realidad es que Martínez no tenía novia, por supuesto tampoco suegra, y sus dos riñones permanecían en el mismo lugar privilegiado de su fisonomía donde llevaban los últimos 28 años. Sin embargo, conseguir los 17 millones de visitas le fue bastante más fácil que a Frank W. Abagnale, el famoso delincuente que también consiguió 17 millones —en su caso, de dólares— gracias a su facilidad para adoptar diversas identidades y cuya biografía filmó Steven Spielberg en Atrápame si puedes.
A decir verdad, hacerse pasar por donante por amor y convertirse en referente para millones de corazones rotos no fue nada complicado para Martínez. "Ningún periodista me ha venido a preguntar en todo este tiempo. Simplemente cogieron mi foto, el testimonio del video, y lo publicaron dando por hecho que era verdad", revela.
La gran hazaña no lo fue tanto. Al principio, la intención de Martínez era simplemente "hacer un video de broma" y fueron los propios medios de comunicación quienes se engañaron a sí mismos por no cumplir con la regla básica de verificación. Pero, con el mecanismo de la viralidad en marcha, este profesor de San Quintín (Baja California, México) pensó que "seguirle el rollo a la prensa y dejarla en evidencia" podía ser más fructífero.
Aquí es donde aparece el personaje secundario que necesita toda historia de héroes. Se trata del hermano de Uziel, comunicólogo asombrado por el funcionamiento de su propio gremio. "Mi hermano me dijo: 'Una de las cosas que siempre nos dicen y que he aprendido es que se tiene que corroborar la información, pero tú ya te hiciste viral'. Salió en todos lados, hasta en televisión", recuerda.
[Así se vive con un solo riñón: normalidad, pero sin hartarse de carne]
Asesorado por su particular Sancho Panza, Martínez decidió actuar como si los molinos de viento fuesen realmente gigantes y dio rienda suelta a la fantasía. "Ellos no te están preguntando, ¿no? Pues dales lo que quieren escuchar, invéntate la historia y cuéntasela", le sugirió su hermano.
Convertido en guionista de esta secuela no oficial de Atrápame si puedes, Martínez empezó a responder a los comentarios y a subir más videos, la mayoría de los cuales están ahora en privado. "No quiero que se me recuerde por esto", justifica. Quién sabe cuál puede ser su próxima 'producción', esa por la que merezca la pena ser recordado.
Este profesor parecía disfrutar de su nuevo papel, y en uno de sus 'tiktoks' decía, riendo, "¿En 2022 voy a...? Ser noticia". En otro, aseguraba que "yo estoy bien, bien emocionalmente, creo que ella también. No tengo nada en contra de ella, estamos en buenos términos. No somos amigos, pero tampoco nos odiamos".
Pero sin duda, su gran punto de giro, ahí donde se vio el Uziel Martínez que no tiene miedo de competirle de tú a tú a Spielberg, llegó el 12 de enero, cuando hizo un video en el que revelaba que "el próximo ciclo le doy clases al hijo de mi ex". No especificaba a cuál de sus ex ficticias se refería, pero naturalmente todos pensaron en que no podía tratarse más que de la mujer que lo había abandonado para casarse con otro.
"Me ofrecieron darme un riñón, dinero... Muchas chicas me decían '¿qué esperabas, que se quedase contigo solo porque le donaste el riñón a su madre?'. La gente se lo tomaba muy a pecho, por eso desactivé los comentarios", explica. La comedia de los Martínez estaba empezando a transformarse en un peligroso drama, y decidió adelantar los títulos de crédito.
Segunda vez viral
La semana pasada, la historia volvió a aparecer en medios latinoamericanos. "Le donó un riñón a su suegra, pero su novia se casó con otro hombre", titulaba 'Clarín', uno de los diarios más importantes de Argentina. Poco después, la emotiva historia nunca confirmada era noticia también en España.
"Nunca me entrevistaron. Ni siquiera sabían si la fuente de Tik Tok era real", cuenta Martínez, como con ganas de elaborar un manual de 'fact-checking', "la idea era seguir la corriente de lo que decían los medios". La noticia llegó a Uno TV, la cuarta compañía de telecomunicaciones más grande del mundo, presente en 18 países de América, entre otros muchos medios.
El plan le salió perfecto. Ni siquiera puede decirse que ahora, tras las verificación de este periódico, le hayan pillado, pues nunca huyó de nadie. Al contrario, cree que ya ha quedado más que demostrado los fallos del periodismo en la era de las redes sociales: "Dejé en evidencia a los medios y aproveché el 'boom' de seguidores". Casi 50.000 seguidores, concretamente, que ahora tienen que contentarse con videos educativos.
"Siempre destaqué, fui el mejor de la clase en todos los grados, tengo una carpeta llena de diplomas", cuenta. Su objetivo es contagiarle a los niños de zonas rurales a los que da clase su pasión por el aprendizaje. Mientras tanto, sigue subiendo contenido, "pero ya no tengo el mismo éxito". Tampoco parece importarle demasiado. En su ilustre carpeta de diplomas ahora hay uno más: el de haber vacilado al planeta entero.