Gonzalo tiene siete años y lleva cinco sin estar ingresado en un hospital. Compensa así sus primeros meses de vida, en los que su permanencia en centros sanitarios fue constante, debido a tres infecciones de orina cuyo origen aún no está del todo claro. Todo quedó en un susto y al pequeño se le practicó una cirugía muy sencilla para ensancharle la uretra y evitar así el llamado "reflujo de orina", que a su madre le explicaron así: "Es como si quedara pis sucio que volviera a subir al riñón".
Aparte del mal recuerdo de esos días de incertidumbre -que afecta más a sus padres-, a Gonzalo le quedaron como secuela dos riñones fuera de lo normal; uno mucho más grande de lo que corresponde a su edad y otro que "casi con seguridad" se puede denominar "no funcional". Trabaja sólo al 24%, por lo que es como si el niño tuviera en realidad un solo riñón.
Gonzalo no es un caso único. Aparte de las personas que pierden uno de estos dos órganos en forma de alubia por una infección -como fue su caso-, algunas nacen directamente con un único riñón. Según la portavoz de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) Patricia de Sequera es algo que sucede a uno de cada 1.000 bebés nacidos vivos. "No es una cifra baladí", comenta a EL ESPAÑOL.
Otras formas de perder un riñón en la infancia son la aparición de tumores -raro, pero no imposible en este grupo poblacional- o un traumatismo, causas que se amplían en la madurez a uno de los actos más generosos que existen: la donación en vivo.
En el Día Mundial del Riñón, que se celebra este jueves, contamos cómo viven su día a día estos pacientes que no lo son, porque su estado de salud en tan sano como el de una persona con ambos órganos.
Expectativas vitales
Lo primero que quieren aclarar los expertos es que los individuos con un sólo riñón tienen una expectativa de vida similar a la del resto. "El pronóstico a largo plazo es muy bueno", resume de Sequera, que señala eso sí que el riñón restante se hipertrofia, precisamente para suplir al ausente.
De hecho, señala la directora de la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo, Blanca Miranda, hay una suerte de leyenda urbana que afirma que los donantes de riñón -que se quedan voluntariamente con uno sólo de los suyos- viven más. "Eso no es exacto, lo que pasa es que seleccionamos muy bien a los donantes, que han de estar muy sanos para que se les permita donar", explica la experta.
Parece difícil de entender que si el ser humano nace con dos riñones se pueda hacer vida normal con uno sólo y, de nuevo, Miranda matiza esta afirmación. "Tenemos dos porque son necesarios, pero se puede vivir con uno, sólo que con menos función renal". La clave está en que, en circunstancias normales, los riñones no trabajan al 100% y tienen como un remanente, un "margen de mejora" que se pone en marcha ante un exceso.
Ese margen desaparece en las personas que sólo tienen un riñón, lo que lleva a un consejo obvio: ante la presencia de un único órgano, es importante cuidarlo más.
Estilo de vida saludable
Sin embargo a la hora de preguntar a los nefrólogos qué deben hacer estas personas -niños o adultos- para asegurarse de que su riñón les va a durar toda la vida, las recomendaciones son muy simples. "Hay que llevar una vida saludable, evitar la obesidad, no fumar y seguir una dieta saludable", explica de Sequera. ¿Les suena de algo? Son los mismos consejos que daría cualquier médico de cualquier especialidad a un paciente aleatorio.
Sin embargo, sí hay recomendaciones específicas que no son extrapolables a toda persona sana. Por ejemplo, se recomienda llevar una dieta "más bien hipoproteíca", explica Miranda. "No es que no se puedan comer filetes, pero no debe de ser la norma", añade.
¿Algún otro alimento poco recomendado? Miranda señala que las grasas, por ejemplo, "afectan menos" a la función renal, pero que hay que tener cuidado con ellas por su estrecha relación con dos circunstancias que no son buenas para el riñón: la obesidad y la hipertensión arterial.
Otros consejos
De Sequera señala que las personas con un sólo riñón han de vigilar también su consumo de fármacos. Algunos grupos muy prescritos, como los antiinflamatorios, tienen efectos negativos sobre la función renal, por lo que no son recomendables, al menos de forma continuada. Pero la experta, nefróloga en el Hospital Infanta Leonor, advierte también de que ciertos antibióticos pueden ser perjudiciales.
Lo mejor es, por lo tanto, hacer partícipe de la condición de propietario de un sólo riñón a los médicos, que son los que aconsejarán qué hacer en este sentido. "Es un antecedente personal que se ha de conocer", comenta.
La práctica regular de ejercicio y las revisiones anuales -al menos un análisis de orina y una ecografía- son otras de las recomendaciones de los expertos para personas que están en esta situación.
¿Y si va mal?
Aunque el pronóstico de estos individuos es tildado casi de excelente, los nefrólogos no ocultan que las cosas pueden ir mal. Hay donantes de vivo que han acabado experimentando una insuficiencia renal, como también puede suceder que una persona sin riñón tenga un traumatismo, una infección, un tumor o cualquier otra causa de pérdida del órgano.
Sin embargo, el mensaje es positivo. Si la persona se cuida y mantiene a raya los factores de riesgo clásicos de enfermedad renal, lo normal es que su superriñón le de multitud de alegrías, tantas como al resto de la gente le dan los dos.