Nos colamos en la reapertura de la sala Bagdad: "Estamos creando el metaverso erótico"
El lugar donde se asienta la sala Bagdad fue el tablao flamenco La bodega del Toro, por donde habían pasado algunas de las celebridades más importantes de la época.
27 febrero, 2022 08:51Lo que pasa en el Bagdad se queda en el Bagdad. Esta ley no escrita de la erótica y sexual (que no sensual, aunque también) sala del Paralelo barcelonés jamás se ha quebrantado desde que abriera sus puertas en las navidades de 1975. Hacía un mes que Franco había muerto y la ruleta de la libertad de expresión empezó a girar y girar como aquel torbellino de la tómbola de colores que solía cantar Marisol en tiempos del caudillo.
La sala Bagdad es mítica. Forma parte de la idiosincrasia de la propia ciudad. Hay quien visita la Pedrera y el Parc Güell y otros se decantan por este santuario del sexo nocturno que forma parte de nuestro día a día sin que mucha gente haya aprendido a verbalizarlo. Por fin, tras dos años cerrada por la Covid-19, se hizo la luz.
Anoche, 26 de febrero, Bagdad reabrió sus puertas para que los clientes se adentraran en mundo onírico donde el faquir Kumar levantaba con su pene una campana de 20 quilos, Tiger Man hacía lo propio con su miembro pero con una bombona de butano llena y la vagina de Baby Pin Up encendía bombillas, firmaba autógrafos y de su interior era capaz de sacar hasta 150 metros de perlas.
Juani de Lucía, propietaria y directora ejecutiva del único night club con sexo en vivo de España, es una especie de heroína porque durante los veintitrés meses que estuvo cerrada. "Es algo que tenía que hacer porque marcamos un hito y Bagdad forma parte de la historia de Barcelona. Estoy contenta porque esta noche se ha hecho realidad un sueño largamente acariciado después de tener a todos los empleados en ERTE con un 70% de su salario", admite a EL ESPAÑOL a las tres de la madrugada. Se le nota cansada, "ya no aguanto como antes", añade risueña.
Desde su despacho controla lo que ocurre en la calle a través de una cámara conectada a la pantalla de su ordenador, tiene la puerta abierta y por el estrecho pasillo andan de acá para allá los actores. El que más destaca es Rob Diesel, un armario de cuatro puertas de origen sueco tatuado hasta la cabeza. "Este lugar es el pulso de Barcelona, nos ha hecho mucha ilusión volver. Con ella estamos trabajando en nuevos shows y vestuario novedoso. Habrá sorpresas de aquí a nada". Se refiere a Ginebra: "Sí, se acerca una nueva era".
Ella es una joven menuda de melena morena que durante estos dos años se ha dedicado "al cine para adultos, pero siempre con muchos controles y medidas muy estrictas. No he parado de trabajar". Por su parte, Rob se buscó las habichuelas en OnlyFans: "Ha sido bastante exitoso porque es otro público. Tengo muchos clientes gays, he seguido grabando con las chicas, he interactuado mucho con mis fans y he podido mandar un poquito sin que nadie me diga lo que tengo que hacer. Ahora cambia la cosa (risas)". Juani está sentada tras la mesa de su despacho, sonríe, hace gestos con los ojos y asiente.
Poco antes de salir a la tarima estaban bastante nerviosos. "Me he sentido como si fuera la primera vez, tardaré un par de días para arrancar con el ritmo. En el hombre todo es mental y la presencia de Ginebra me ha ayudado mucho", asegura Rob y para Ginebra "también he pasado muchos nervios, pero los controlamos". De repente, suena el móvil de Juani. Es Dinio. No ha podido asistir al espectáculo por compromisos familiares. Pero quien sí ha actuado es su gemelo, Rafa, que sorprendió por tener también su cuerpo totalmente tatuado en el que destaca una gran cabeza de tigre sobre su torso. Durante el número sexual se la agarraba con dos manos, probó diferentes posturas y el resto… hay que verlo en directo.
En tiempos pretéritos, el lugar donde se asienta la Sala Bagdad fue el tablao flamenco La bodega del Toro, por donde habían pasado algunas de las celebridades más importantes de la época como el rey Balduino de Bélgica, María Callas, Salvador Dalí, Lola Flores y El Pescaílla, Chamaco, La Chunga… Todos rindieron pleitesía a su dueña, la ex vedette del Paralelo la Bella Dorita (María Yáñez) que con su sibilino arte del doble sentido y la picaresca supo burlar la censura con los temas que le compuso el maestro Joan Viladomat, La pulga, La vaselina y Fumando espero, que Sara Montiel popularizó en El último cuplé (1957).
El empresario Rafael Lucía fue quien le compró el local a la Bella Dorita, que por aquel entonces tenía 74 años. Él ya había tenido otras salas de fiestas. Sabía de qué iba la cosa. Su esposa, Juani, describe a la ex vedette de la siguiente manera: "Fue un icono del Paralelo, del music hall, la vedette más pícara que existía jugando siempre con la doble moral y el doble sentido palabras en plena censura. No era una mujer despampanante, era bajita, pero tenía un algo especial. La conocí cuando mi esposo le compró el local. Había sido una persona muy activa, lista, despierta, hecha a sí misma en los negocios y con una mente lúcida, pero un problema de piernas y caderas le impedía prácticamente caminar. Por este motivo no podía llevar las riendas del tablao".
La Bella Dorita conservaba en una vitrina muchas de las fotos que se hacía con las celebridades del momento y ese tesoro forma parte del archivo histórico del local. EL ESPAÑOL charló con ella.
Pregunta: ¿Qué cualidades han de tener los artistas?
Respuesta: Por encima de todo una buena presencia, un físico bonito y que sepan transmitir y conquistar. No se trata solo de tener un gran aparato porque no son robots. Para ello han de hacer mucho deporte, cuidar la dieta, hacerse tratamientos belleza…
P.: Anoche no pudo venir Dinio, pero sí actuó su hermano Rafa, ¿qué destacaría de ambos?
R.: El tamaño de su miembro es tan enorme que los presentes se quedan estremecidos. No sé cómo lo hacen pero funcionan mejor que los relojes suizos. Nunca han fallado.
P.: En cambio, Nacho Vidal lo pasó bastante mal.
R.: En cuanto le vi dije que servía. Rubio, ojos claros, cuerpazo de gym, tremendamente guapo y, sobre todo, muy desinhibido y con un aparato enorme. Durante los ensayos lo daba todo, le funcionaba a la perfección. Pero la noche del estreno tuvo un gatillazo que se disimuló porque su pene es tan enorme, imagínate, no cabe en un vaso de güisqui, que la actriz pudo jugar y acabar el número. En camerinos tuvo un ataque de nervios, no paraba de gritar ‘no sirvo, no sirvo para esto’, pero confié en él. Durante dos semanas no se empalmó, le prometí que le seguiría pagando y después de ese tiempo fue una máquina sin parar. Creo que aún no se le ha bajado (risas). Y se convirtió en estrella.
P.: Belén Esteban grabó en su sala varias secuencias para su programa Los ojos de Belén. ¿Recuerda qué le impactó más a la tertuliana?
R.: Después de grabar durante varias horas la invité a que viera el espectáculo por la noche. No estaba muy cómoda del todo, pero estuvo muy amable y divertida. Sobre todo, con el matrimonio que se sentó a su lado a quien les preguntó si tenían hijos, de dónde eran… de esta manera se relajó. Como en nuestros shows el público puede subir al escenario para participar en los números porno, cuando Thara Wells (bellísima transexual brasileña) apareció le pidió a Belén que fuera con ella, pero rechazó la petición. Entonces subió el matrimonio. ¡La cara de Belén fue un poema! (sonríe). Thara empezó a hacerle una felación al hombre y al quitarse el tanga mostró todo su aparato (descomunal, según los testigos) y la mujer, lejos de asustarse, se puso a hacerle otra felación.
P.: ¿Cuál es el número más bestia que han tenido?
R.: Durante catorce años, el faquir Kumar realizaba unos números de escándalo. Empezó moviendo con el pene una campana de 300 gramos y después de un tiempo lo hacía con una de 30 quilos. Para ello se estiraba todo el pene que atravesaba con un estilete y de ahí colgaba la campana que previamente había pasado de mano en mano entre el público para que cotejaran que era metal pesado. Una vez se la ponía se acercaba a la gente para que le hicieran tolón, tolón.
P.: En breve habrá novedades…
R.: Sí, estamos creando junto a una tecnológica barcelonesa el metaverso erótico, una metaciudad erótica online donde el público podrá demandar lo que le plazca e interactuarán con los artistas directamente a través del móvil, la tablet y el ordenador. Vamos a aprovechar todos los beneficios de la realidad aumentada.
La entrada de la Sala Bagdad es espectacular. Una vez se bajan las escalaras se aprecian varios metros de la antigua muralla del siglo XIV en perfecto estado de conservación. Es un tesoro que la propietaria cuida con esmero. Al igual que hace con los 25 artistas y la otra docena de empleados que trabajan no ya para ella, sino con ella, ya que después de tanto tiempo se ha creado una familia.
Entre el público de esta noche tan especial se encuentra la prestigiosa periodista Núria Ribó. "Mira, mira qué piel tiene. Y qué nalgas", admite cuando ve los cuerpazos de las chicas. Admira la belleza. Hacía décadas que no pisaba este santuario. "La primera vez fue a principios de 1976, poco después de morir Franco. Estaba estudiando la carrera de periodismo en la Universitat Autònoma de Barcelona y decidimos acercarnos. Quedé fascinada. Nunca se había visto nada igual en el país. Aún recuerdo cómo uno de los actores arrastraba con el pene un carro", admite mientras agita la cabeza sin que se le caigan sus sicodélicas gafas.
También fue testigo de un hito histórico cuando en el cabaret Barcelona de Noche una entonces desconocida Bibi Andersen (ahora Bibiana Fernández) mostraba su miembro en uno de sus números. Poco después, Vicente Aranda captó los encantos de la musa almodovariana en la película Cambio de sexo (1977).
Alrededor del escenario hay movimiento. Normalmente el público está sentado cómodamente en unas butacas que rodean la tarima donde chicas espectaculares mantienen el equilibrio sobre unos taconazos de más de 18 cm con plataforma. Unos centímetros de más son los que tienen los atributos masculinos de los actores. A veces les cuesta entrar en calor. Es normal. Han sido casi dos años sin tener sexo frente a la gente que saborea el momento tomando cubatas, gin-tonics, cervezas…
Entre los visitantes hay varios orientales repartidos por diferentes áreas. Todos llevan mascarillas. Las actrices les piden que salgan con ellas, pero no se atreven. Finalmente, un joven con gafas vestido con un pantalón de chándal accede mientras de fondo suena Terremoto. Ella le quiere bajar los pantalones. Él se resiste. Ella sigue intentándolo. Él le intenta decir que ni hablar. Ella le sonríe. Él se sujeta los pantalones con las dos manos. ¿Resultado final? La actriz consiguió bajarle los pantalones, todos le vieron un trasero lampiño y enseguida se sentó junto a su amigo que se estaba desternillando de la risa.
Es muy normal ver a gente anónima subirse a la tarima e interactuar de forma íntima. Nadie se pone celoso. Hay felaciones, penetraciones… pero, sobre todo, hay higiene y mucha protección. Lo importante es pasárselo bien. "Ese cuerpo es la leche", se oye desde lejos, "madre mía qué tías", admiten otros cuando ven el número de un trío femenino que baila al ritmo de la música de las mil y una noches.
De repente, aparece una pareja de guapos. Son Marco y Brianda Banderas. Son matrimonio. Aunque no lo aparente él tiene 55 años y ella 25. La gran diferencia de edad no les importa. Se conocieron en un apartamento en Praga donde estaban rodando una película porno y cuando salieron a la calle, de forma natural se cogieron de las manos. A los cinco meses ya estaban casados. De eso hace casi seis años. Cuando Juani estuvo frente a ellos se le ocurrió una idea tan insólita como brillante: "¿Por qué no venís a trabajar al Bagdad y os convertís en la primera pareja que hace sexo interactivo con el público?". Dicho y hecho. Hasta ese momento, los clientes mantenían relaciones sexuales de forma independiente con un actor o una actriz.
"Eso es algo muy difícil de hacer porque no todas las parejas son tan abiertas", matiza Juani que, inmediatamente, es interrumpida por Marco, que dispara palabras sin parar como buen uruguayo: "Cuando hacemos escenas juntos no disfruto con ella, pero tampoco con las demás. Yo tengo el récord mundial de escenas rodadas en el cine porno con más de 7.500, es un trabajo para la cámara". Además de actor también es cantante. Su mujer le escucha atentamente. Es una rusa despampanante. "Esta noche he estado muy nerviosa, pero luego me tranquilicé", manifiesta tranquilamente. Y añade: "Siempre he tenido muy claro los límites entre lo personal y lo profesional, de esta manera nuestra relación no se siente afectada".
Marco recuerda con una gran sonrisa su primer espectáculo con público: "El primer día fallé porque no se me levantó, pero me corrí. La gente empezó a aplaudir porque se pensaba que era el número de un chico que no empalmaba pero que se terminaba corriendo. Al siguiente número se levantó y desde entonces no se me ha bajado (risas). Nos hemos de preparar mentalmente para que la sangre baje y esto se levante". Briana le mira con ternura. Habla un español perfecto. Es una persona resolutiva, decidida y muy constante. Así lo atestigua Juani: "Da lo mismo que esté cansada, sin dormir y con sueño, siempre cumple. Se esfuerza mucho".
Ambos solo tienen palabras de agradecimiento hacia Juani: "Estamos muy ilusionados de poder volver a verla porque es una gran empresaria y una jefa estupenda. No es fácil todo lo que ha hecho para mantener el local durante todos estos meses de pandemia". A través de un pequeño monitor observan el número sexual que tiene lugar en la planta de abajo. Es un indicador para saber cuándo tienen que actuar. Salen disparados hacia el camerino para cambiarse. Inmediatamente se sienta Evita: "¡Qué ilusión volver!. Estoy como en mi casa", admite esbozando una gran sonrisa.
Durante este larguísimo parón la joven ha sabido invertir muy bien su tiempo. Mientras otros compañeros seguían con sus profesiones sexuales, ella decidió aplicar sus conocimientos como diseñadora de moda a la práctica: "Lancé mi marca de ropa femenina llamada Kalypso, abrí el taller en el barrio de Horta (Barcelona) y me inspiro en la estética vintage, retro, glamurosa… Un poco como el Hollywood clásico".
Tras la muralla medieval se respira algo de nostalgia. Rafael de Lucía ya no está entre nosotros. Falleció el año pasado. A Juani se le nota en la mirada esa ausencia, al fin y al cabo, era una joven estudiante que lo dejó todo porque sabía que había conocido al amor de su vida. Juntos viajaron por Europa porque querían ofrecer a Barcelona algo especial. Y se inspiraron en el barrio de San Pauli en Hamburgo, que estaban a años luz de nosotros en cuanto al ámbito sexual. Allí vieron orgías, compraventa de juguetes sexuales, pep-shows… Todo lo que aquí estaba prohibido en Alemania era moneda común.
Ya se vaticinaba el gran cambio que iba a ocurrir en España. Y se arriesgaron. "Vimos un enanito que hacía porno y a un trío alemán que hacía sexo vivo en directo y los contratamos. ¡Éramos unos inconscientes! Aquello nos hubiese podido llevar a la cárcel, pero coincidió que la gente se iba en coche a Perpiñán donde se formaban largas caravanas para ver El último tango en París, tener revistas porno era como un tesoro que se lo pasaban entre amigos envueltas en papel de periódico… Era el momento de hacer el cambio".
Enseguida corrió la voz. El sexo en directo llamó la atención. Las colas daban varias vueltas a la manzana. Las entradas se vendían rápidamente y a mucha gente le resultó imposible entrar. Juani cuenta una anécdota muy divertida: "Una noche llegó la policía y le preguntó al portero que teníamos entonces que si ahí se hacían felaciones y cunnilingus. Como en aquella época casi nadie estaba familiarizado con los tecnicismos, el pobre hombre les contestó: 'Miren, no sé lo que me quieren decir, pero si se refieren a que si en este lugar se jode y se chupa, pues sí'".
El primer número del Bagdad fue menos atrevido que ahora pero aún así, rompieron moldes. "Hicimos un espectáculo de variedades con un cantante, una vedette, un mago, un cómico, un número lésbico light y varios desnudos integrales. Al final del show las actrices se quitaban el tanga, pero era un plis plas", recuerda Juani. Luego llegaron los platos fuertes. Tiger man, el faquir Kumar (había estudiado en un colegio religioso) y el inolvidable Holly One, que durante más de una década fue el querido enanito del Bagdad y que falleció a los 41 años en el 2006.
"Medía 120 centímetros y siempre le poníamos a mujeres de más de 175 centímetros. Le apodaban el tres piernas y te puedo asegurar que la del medio probablemente era más larga que las otras (sonríe)", admite con cariño la popular empresaria que se ha ganado a pulso el respeto de los empresarios de la ciudad condal, de sus vecinos y del público que acude a su local que en su día visitaron los actores porno Rocco Siffredi y Cicciolina y una estrella de la NBA, Magic Johnson.
Juani es tremendamente discreta. Jamás ha nombrado a ningún político, futbolista, empresario, actor o famoso que ha traspasado la muralla medieval. Pero lo de Magic transcendió en otros muchos medios cuando se dijo que había contraído el VIH en la ciudad condal. La empresaria atajó los rumores que afirmaban que había participado en los números sexuales. La añoranza se volvió a apoderar del Bagdad: "¡Todavía recuerdo lo del pene y el carro", exclama la Ribó. Y subió las escaleras junto a un amigo catalán residente en Nueva York desde hace más de cuarenta años, donde Núria había sido la corresponsal de TVE. "Lo voy a comentar a mis amigos neoyorquinos. No se lo pueden perder. Ha sido mi primera vez y lo recomendaré". Por una vez, Nueva York no le ha sacado ventaja a Barcelona. Y se lo debemos a Rafael Lucía. Descanse en paz.