Celia Villalobos Talero (Málaga, 18 de abril de 1949) fue ministra de Salud y Consumo en la era Aznar, vicepresidenta del Congreso de los Diputados y diputada durante diez legislaturas por el Partido Popular en la Cámara Baja.
Retirada desde las últimas elecciones generales de la vida política, su recorrido televisivo ha sido de lo más variopinto. Desde su participación en MasterChef Celebrity a una campaña de concienciación como gamer, jactándose de cuando le pillaron jugando al Candy Crush en horario laboral. Por ahora, dice, no tiene ningún proyecto más de cara al futuro, pero de tenerlo asegura que no tendrá que ver nada con la política.
Después de su recorrido en política y en televisión, sólo le faltaba pasar por EL ESPAÑOL para abrir su nevera y revelar al público, por ejemplo, cómo cuida su alimentación o qué prefiere o no comprar en el supermercado, como ya han hecho Carlos Sobera, Florentino Fernández (Flo), Joaquín Reyes, Lydia Lozano, Melyssa Pinto, Raquel Sánchez Silva, Sonsoles Ónega, Leticia Sabater o Canales Rivera.
— ¿Qué relación tiene con su nevera?
— La relación que tenemos es continua, un amor-odio permanente.
— ¿Qué 10 productos no faltan nunca en su nevera?
— En mi nevera nunca puede faltar: verdura (1), pescado (2), carne (3), yogures (4), fruta (5), mantequilla (6), mostaza (7), coca-colas (8), huevos (9) y caldos caseros (10).
— ¿Qué no compraría jamás?
— Riñones o cabeza de ningún animal. Hay muy pocas cosas que me gustan de ese tipo, como por ejemplo las mollejas, pero el resto me cuesta mucho trabajo. A mí me encanta el pescado aunque coma de las dos cosas.
— ¿Qué capricho se suele dar?
— Mis caprichos son pecaminosos totales: bombones, helado, chocolates... Pueden conmigo, es un horror.
— ¿A qué supermercado suele ir? ¿Tiene alguno en concreto?
—Depende de cada cosa. Me gusta mucho ir a los mercados municipales y al de mi barrio. Me parecen increíbles incluso para tomar una copa. Los demás supermercados como Mercadona, Supercor y Alcampo depende de para qué cosas. Eso sí, en Mercadona hay un bizcocho de yogur que está impresionantemente bueno.
— ¿Le gusta cocinar para su familia?
— Me encanta, me da la vida. Cuando he tenido problemas gordos me he dirigido a la cocina. A mi familia les gustan mis platos de cocina española, el pollo al curry, las tortillas de patatas... ¡A mis nietos les vuelve loco las albóndigas! No hay una cosa que no les guste, los tengo bien acostumbrados, no les queda otro remedio (bromea).
— ¿Quién le enseñó a cocinar?
— Mi madre cuando salíamos de los colegios en verano nos obligaba a cocinar un día a la semana y después aprendes por necesidad.
Cuando me fui de mi casa me regaló un libro de la sección femenina, que por cierto a la autora del libro nadie le pagó ni un euro por derechos de autor, a mi madre le costó cinco pesetas.
Libro que sigo usando. Tengo libros y revistas de cocinas los que tú quieras y muchas veces sigo utilizando el primer libro que me regaló mi madre.
— ¿Algún ingrediente secreto que le incorpore a sus comidas?
— Mi madre, de la que yo aprendí a cocinar cuando era pequeña, no le gustaban las especias y yo las utilizo mucho, todo lo contrario. Me gusta haber aprendido que las comidas tienen que tener sabor, hay que dedicarle el tiempo que necesitan para cocinarlas y eso lo tengo como la Biblia. Son para mí los 10 mandamientos resumidos en dos: el tiempo necesario y sabor.
La comida sosa no me gusta, pensaba que lo sabía hasta que pasé por MasterChef.
— ¿Cómo ha sido tu experiencia con la comida en MasterChef?
— Magnífica. No solo la cocina, la experiencia para mí fue vital. Aprendí a vivir fuera de mi hábito natural donde he estado tantos años, aunque no sé si fue o no natural. Aprendí a convivir y a divertirme de otra forma diferente, volvería 18 veces más.
— ¿Prefiere hacer las comidas en su casa o salir a comer fuera?
— Depende, ceno muy poquito y temprano, sobre las ocho de la tarde, llevo una hora muy española. Prefiero salir fuera para los almuerzos con sobremesa, las cenas me sientan mal y no me dejan dormir bien. El día que he tenido que salir a cenar, hasta las tres de la mañana no he podido conciliar el sueño.
— Si le tuviese que ofrecer un producto de su nevera a Pedro Sánchez, ¿cuál sería?
— Es que no me gustaría tenerlo en mi cocina. Pero si fuera algo por narices le daría algo que lo calmara un poquito, una buena cerveza, un buen vino o un poquito de jamón serrano de mi tierra. A ver si así veía las cosas con un poco más de claridad.
— ¿A quién nominaría para que abriese su nevera?
— Me encantaría que abriese su nevera Samantha Vallejo-Nagera.