En numerosas ocasiones, la guerra contra el narco en el sur de España se libra en carreras sobre la arena de una playa o sobre el asfalto de una autovía. Improvisadas, peligrosas, incluso mortales. Los traficantes huyen a toda velocidad en coches cargados de fardos de hachís. BMW X5, Audi Q7 o Q8, Porsche Cayenne…
“Son sus preferidos”, dice un agente que conoce ese mundo a la perfección. Se trata de vehículos pesados, potentes, seguros y caros. Aunque ellos los compran robados por “entre 3.000 y 4.000 euros”, en el mercado algunos superan los 100.000 al salir de un concesionario.
Mientras, los agentes uniformados han de tratar de darles caza o de cortarles el paso con ligeros vehículos que no se aproximan ni de lejos en prestaciones a los de los delincuentes. Los policías que patrullan las calles se mueven en Toyota Prius o en Citröen C4, los típicos Zetas, a los que se les dota de blindaje pero cuyo peso no supera los 1.500 kilos. Un Q8, por ejemplo, llega a alcanzar las 2,3 toneladas. Si a ese peso le añadimos 600 o 700 kilos de droga, se llega a los 3.000 kilos. En torno al doble.
Uno de esos Toyota Prius pilotaba el pasado sábado un inspector de Policía que se encuentra herido grave en el hospital Puerta del Mar de Cádiz, aunque su vida ya no corre peligro.
En su huida por Algeciras, un narco que conducía un todoterreno BMW cargado con 700 kilos de hachís embistió el Zeta del agente por el lado del conductor. El presunto traficante, Isaías M., ingresó este lunes en prisión. Se le acusa de atentado contra la autoridad, homicidio en grado de tentativa y contra la salud pública, entre otros delitos.
A su vez, los guardias civiles disponen de coches de las marcas Peugeot, Seat o Nissan (Pathfinder y X-Trail). Aunque los más robustos y seguros para los agentes del Instituto Armado son los Toyota Land Cruiser, los últimos en incorporarse al catálogo.
A mediados de 2018, el anterior ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, puso en marcha un plan especial de lucha contra el narcotráfico en la comarca del Campo de Gibraltar.
Durante los dos años anteriores, los narcos vivieron un período de pérdida de respeto a la autoridad. No dudaban en embestir los coches de los uniformados con tal de escapar mientras se producía un alijo a pie de playa o durante una persecución por carretera tras salir de una nave para almacenamiento de mercancía. Normalmente, usaban un coche lanzadera para abrirse paso. Si era necesario se empotraba contra los vehículos de las fuerzas del orden.
Ese plan todavía hoy sigue vigente. Ha dado sus frutos. En dos años se han decomisado 270 toneladas de droga, en su mayoría hachís. En octubre de 2019, Interior envió una partida de una veintena de Land Cruiser a distintos puntos de la provincia de Cádiz. Algunos de ellos llevaban defensas de hierro. Fueron destinados a la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil (USECIC).
Los restantes carecían de ese tipo de protección. Se repartieron por diferentes puestos de la provincia gaditana. Principalmente, en localidades campogibraltareñas con playas, como La Línea de la Concepción o San Roque, donde se suelen producir alijos. En la comisaría de La Línea también disponen de dos vehículos todoterrenos idénticos a los del USECIC. El paquete para la Policía Nacional en toda España ha sido de 23 nuevos vehículos de este tipo.
"Dotación insuficiente"
“Los agentes policiales tienen buenos coches, pero no tienen nada que ver con los tanques de los narcotraficantes”, explica Paco Mena, presidente de la Coordinadora Alternativas, un colectivo que combate el tráfico de drogas mediante la denuncia pública y el activismo social.
“Entendemos que fue una dotación insuficiente. No sólo han de disponer de ellos los grupos especializados en la lucha contra el narcotráfico, como son UDYCO y GRECO en Policía Nacional o el EDOA en Guardia Civil. La gente que patrulla la calle, que es la que se topa con los narcos en muchas ocasiones, ha de estar bien protegida”.
Mena también se muestra preocupado por la escasez de chalecos antibalas. “No todos los agentes disponen de uno porque no están personalizados. Es necesario que cada uno de ellos tenga el suyo propio, como ya tienen su propia pistola”.
Desde el Sindicato Unificado de Policía en Cádiz (SUP) explican que "se ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de reforzar cuanto antes los medios humanos y materiales destinados por Interior a la lucha contra el narcotráfico" en la comarca del Campo de Gibraltar.
Coches incautados
Desde la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), colectivo mayoritario dentro del Instituto Armado, explican que los agentes sólo “luchan” en igualdad de condiciones contra los traficantes de hachís cuando un juez les autoriza a usar los coches decomisados.
“Cuando se hacen seguimientos, sí los solemos utilizar. Pero en el día a día sólo las unidades especializadas. Y no todas. Aunque disponemos de coches potentes y seguros, los de los traficantes nos sobrepasan”, sostienen desde la AUGC, que extiende a las provincias de Málaga y Cádiz su reclamación histórica de catalogar a la comarca del Campo de Gibraltar como zona de especial singularidad.
Dicha asociación entiende que es necesario desplegar 800 guardias civiles más en las dos provincias (400 y 400, respectivamente). “El problema no está sólo en el entorno de La Línea y Algeciras. También en la sierra de Cádiz, donde cada vez se cultiva más marihuana, y en la Costa del Sol, donde los tiroteos y el sicariato están a la orden del día”.
Sólo 24 horas después de que un inspector quedara herido grave en Algeciras, dos agentes de la Guardia Civil a bordo de un coche oficial fueron embestidos por cuatro narcos en Estepona, localidad malagueña de la Costa del Sol. Los uniformados fueron trasladados a un hospital con heridas leves. Los traficantes fueron arrestados. Se les intervino tres armas y media tonelada de hachís.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, visitó este lunes la provincia de Cádiz, donde se reunió con responsables políticos y policiales y visitó al policía nacional que se encuentra hospitalizado.
Grande-Marlaska reconoció "la preocupación efectiva y real" que el Gobierno "ha manifestado siempre" por el Campo de Gibraltar. El ministro definió como atentados los últimos casos de agresiones a las fuerzas del orden y señaló que el narco "no va a quedar impune, porque se ve el daño real y efectivo que hace en la sociedad".