Así murió Láinez: apaleado por Lanza con un sillín en la nuca y pateado hasta la muerte

El okupa Rodrigo Lanza golpeó con un sillín de bicicleta la nuca de Víctor Láinez hasta que cayó al suelo, luego lo siguió pateando hasta dejarlo al borde de la muerte. Todo, como ya es conocido, por vestir unos tirantes con la bandera de España. El acusado de la brutal agresión no salió del bar zaragozano donde se desató la discusión por motivos ideológicos: allí tras llamarlo "facha" comenzaron los golpes que llevaron a la muerte cerebral a Láinez.

El arma del crimen fue un sillín de bicicleta, tal y como ha adelantado Hoy Aragón, y todo el suceso ocurrió dentro del bar Tocadiscos de Zaragoza. El agresor Lanza le golpeó en reiteradas ocasiones por la espalda con el sillín hasta que Láinez se derrumbó. Después, cuando ya estaba inerte en el suelo, lo siguió pateando, al y como se desprende de las informaciones policiales.

Víctor Láinez tenía 55 años de edad y era natural de Terrassa. Vivía en Zaragoza.

La investigación confirma que todo comenzó con una conversación subida de tono por motivos ideológicos: Lanza, que dejó tetapléjico a un policía, es un conocido del movimiento antifascista y Láinez era simpatizante de grupos de extrema derecha. El primero llamó "facha" al fallecido por vestir unos tirantes con la bandera de España.

Fue en este momento, según apunta el diario local, cuando Lanza le asestó un primer golpe con el sillín de la bicicleta en torno a las 3 de la mañana. Toda la paliza posterior tuvo lugar en el interior del bar. El acusado no salió, como apuntaban varias informaciones horas después de conocer el fallecimiento de Láinez.

La investigación está ahora a la espera del resultado de la autopsia. Esta determinará todos los detalles de la muerte, aunque el abogado de la víctima ha avanzado que se trató de "un fuerte traumatismo que provocó unos coágulos".

El letrado de la familia del fallecido, Juan Carlos Macarrón, ya ha anunciado que se le imputen delitos de asesinato y de odio, en vez de homicidio ya que, a su juicio, existe "alevosía" por la agresión. Es decir, defiende el letrado que se trata de “un ataque sorpresivo con un instrumento contundente y en una parte vital”.

Rodrigo Lanza pasó 7 años en prisión por dejar tetraplégico a un Guardia Urbana en Barcelona.