La tranquila ruta de A Coruña para viajar al pasado hasta un castillo con vistas únicas
- El Roteiro do Castelo de Vitres invita explorar la historia y naturaleza de Boiroentre vestigios de antiguas atalayas y calzadas medievales, arquitectura tradicional y paisajes de enorme riqueza natural
- Te podría interesar: Los 15 castillos de la provincia de A Coruña que tienes que visitar
Fortalezas, murallas, torres y castillos sealzan majestuosos sobre el paisaje de las RíasBaixas, en un escenario donde la historia y la naturaleza se entrelazan en una perfecta armonía. Estos imponentes guardiantes de piedra se han convertido en testigos silenciosos de un pasado marcado por batallas, invasiones, revueltas y luchas de poder que forjaron el devenir de toda Galicia. Cada rincón de la región, desde la costa al interior, guarda cientos de relatos esculpidos sobre un rico patrimonio fortificado que desafía al paso del tiempo y celebra la herencia cultural de esta tierra.
En el corazón de la península do Barbanza, el municipio de Boiro preserva un interesante vestigio de este histórico legado al final del Roteiro do Castelo de Vitres (PR-G 264). Esta ruta homologada, de dificultad moderada y carácter circular, asciende hasta el conocido como mirador del Castelo de Vitres, sumergiendo al visitante en un paisaje que alterna naturaleza agrícola y salvaje a cada paso. Al alcanzar la cima boirense, sobre un antiguo asentamiento medieval, se descubren las huellas de lo que probablemente pudo haber sido una torre o atalaya, la cual permitía a los pobladores vigilar la entrada a Padrón a través de la ría de Arousa.
Este punto estratégico y privilegiado sigue ofreciendo hoy unas vistas panorámicas impresionantes, que enriquecen aún más la experiencia de esta agradable ruta hacia el pasado fortificado de Boiro.
Paisajes fluviales y escenas del rural
La ruta circular do Castelo de Vitres conforma un recorrido mágico que invita a explorar el corazón histórico y rural de la península do Barbanza. A lo largo de 17 kilómetros, este exigente itinerario ―con pendientes pronunciadas y algunos tramos de paso más complicado― atraviesa aldeas y enclaves únicos, cargados de enorme valor natural y paisajístico. Un viaje donde la historia, el patrimonio y la naturaleza se entrelazan brindando una experiencia inolvidable. A lo largo de toda la ruta, los más intrépidos aventureros tendrán la oportunidad de descubrir los vestigios de un pasado agrícola y etnográfico fascinante, en un entorno que revela la permanencia de las tradiciones centenarias.
El recorrido comienza en los alrededores del río Coroño, avanzando a través de los emblemáticos Pasais de Brazos, también llamados pasales o poldras, un método tradicional de paso que permitía conectar ambas orillas de los cursos fluviales. No obstante, hay que tener en cuenta que en épocas de caudal alto, estras estructuras pueden quedar sumergidas, dificultando por completo el paso a los senderistas. En tal caso, la mejor alternativa es iniciar la ruta al otro lado del río, desde el lugar de Changuiña (Goiáns).
Muy cerca de esta primera parada se encuentra el Cruceiro de Galegos, una pequeña muestra de la devoción popular, antes de adentrarse en un paisaje repleto de arquitectura tradicional. Siguiendo la estela de las marcas blancas y amarillas del sendero, el itinerario nos lleva hasta las orillas del Rego Fonte de San Pas, que más adelante se une con el Rego Cachopo, formando la antesala fluvial de uno de los rincones más especiales de Boiro: la Fervenza do Rego Fonte de San Pas, una de las cascadas más pequeñas de este municipio coruñés.
Al llegar a la aldea de Mosquete, los senderistas podrán admirar distintas construcciónes populares, tales como un lavadero, hórreos, y antiguas casas con eiras que evocan el modo de vida enraizado en el campo. Más adelante, el camino se adentra en una zona rural donde perduran las prácticas agrícolas y ganaderas. Los campos de maíz se alternan con las viñas de variedades autóctonas como el albariño, caíño, loureiro, treixadura, espedeiro o mencía entre otros, utilizadas todas ellas en la producción de vinos de esta región conocida como Terras do Barbanza.
A medida que se asciende hacia la cima de la sierra, el paisaje se transforma y regala unas vistas extraordinarias. Cabras y vacas mostrencas pastan en los prados de montaña, mientras los ríos de esta zona enriquecen la biodiversidad local, proporcionando un refugio de gran variedad floral y faunística. Destacan los bosques autóctonos, dominados por carballos cerqueiros y castiñeiros, y salpicados aquí y allí por algún que otro alcornoque que completa este mosaico natural en las entrañas de Boiro.
Una cima repleta de historia
El final del Roteiro do Castelo de Vitres es, sin lugar a dudas, el momento culminante de la ruta boirense. La subida por la Calzada do Sino nos transporta a tiempos remotos: a un antiguo camino empedrado que serpentea a través de la montaña y que, algunas interpretaciones, consideran que podría tratarse de un tramo de la Vía XX, o per loca marítima, variante costera de la Vía XIX. No obstante, la teoría más aceptada lo vincula a una calzada medieval del siglo XII, surgida tras la revitalización de las antiguas rutas comerciales en pleno auge de la economía de mercado. Hoy en día, la calzada, formada por grandes losas y marcada por las rodadas de los antiguos carros, desafía a los caminantes con sus pendientes antes de alcanzar la balconada natural.
El histórico sendero termina en el impresionante mirador do Castelo de Vitres, enmarcado en un antiguo asentamiento medieval que sirvió como atalaya de vigilancia para proteger las costas gallegas de incursiones normandas y sarracenas. Se cree que la fortificación fue erigida en torno a los siglos XI y XII, al igual que otras defensas de la región como las Torres de Catoira, A Lanzada o Ponte Sampaio.
Aunque apenas quedan restos visibles de la torre, unas pequeñas marcas sobre la roca recuerdan su ubicación original. Desde este punto, de hecho, las vistas panorámicas sobre la ría de Arousa son simplemente espectaculares, un espectáculo visual que pone el broche de oro a una ruta repleta de historia, cultura y belleza natural.