Un paseo por Val Miñor, la puerta de entrada a la Ría de Vigo
Muchos son los atractivos de esta tierra que ofrece a partes iguales costa y montaña para que cada uno pueda elegir según sus gustos qué le apetece disfrutar
23 julio, 2020 06:00Val Miñor es una zona no tan conocida de Galicia que se ubica en la provincia de Pontevedra y de la que Baiona es su localidad más turística. Muchos son los atractivos de esta tierra que ofrece a partes iguales costa y montaña para que cada uno pueda elegir según sus gustos qué le apetece disfrutar. Pazos como el del Conde Gondomar, fortalezas y castillos como Monte Real en Baiona y monasterios como el de Santa María de Oia nos conducen hasta su riqueza histórica y nos descubren su importante pasado medieval.
Nuestro recorrido por Val Miñor comienza en Nigrán y nos lleva por playas de arena fina, entre las que están Patos y Playa América, divididas en dos partes por la península de Monteferro. Son dos de los arenales más concurridos en verano por ser lo preferidos del turismo pontevedrés, pero también por su espectacularidad y por disponer de todos los servicios al alcance de los visitantes.
En Nigrán hay muchos restos paleolíticos, ya que por su excelente clima el municipio fue poblado desde hace miles de años. Así lo atestiguan las mámoas de Chandebrito, Parada o Panxón. Los romanos también dejaron su huella en la zona, dos calzadas romanas, una procedente de Tui y otra que recorrría toda la costa del sur de Galicia: la famosa “Per loca marítima”.
El Arco Visigótico de Panxón, el Templo Votivo del Mar en la misma localidad y el antiguo Puente de A Ramallosa son otras de las antiguas construcciones que destacan en el municipio, cuya visita merece ser finalizada en la cima del Monteferro, donde hay un monumento a los marineros, pero sobre todo hay unas asombrosas vistas: en días despejados se puede contemplar, a lo lejos, el perfil recortado de las Islas Cíes.
Baiona, el primer puerto del mundo en conocer el Descubrimiento de América, y que conserva como testimonio una réplica de la carabela Pinta, es nuestra segunda parada en esta ruta. Capital de la comarca, unida al mar y la más turística de las localidades que conforman Val Miñor, Baiona fue un relevante burgo medieval con mucha influencia marítima. Fundada según la leyenda por el caudillo griego Diómedes y conquistada por el mismo Julio César, en la villa se alza la Fortaleza de Monterreal, que precisamente defendió a la antigua Baiona del constante asedio de los romanos y hoy alberga un prestigioso parador.
En Baiona hay varios ejemplos reseñables de arquitectura religiosa, como la Colegiata del siglo XII o la capilla de Santa Liberata. En el antiguo burgo medieval pesquero destacan varias casonas como las de Salgado y la del Perdón, ambas del siglo XV y la Casa de Mendoza o del Deán del XVIII. Saliendo del casco histórico, en el Monte de San Roque, se halla uno de los mejores miradores sobre el Atlántico, coronado por La Virgen de la Roca, un enorme monumento que domina todo el paisaje.
Por último, no podemos dejar de acercarnos al puerto tradicional donde observar las artes de la pesca ni al puerto deportivo para admirar las lujosas embarcaciones que allí se amarran. Tampoco renuncies a un paseo relajado por sus calles, a disfrutar de su animado ambiente y de sus bares y tabernas con deliciosas tapas.
Ya en Gondomar, villa flanqueada por varios macizos montañosos, nos encontramos ante el gran yacimiento paleolítico de la provincia de Pontevedra, donde no faltan tampoco restos de la “cultura castrexa”, con castros como Pedra Moura y Xan de Vincios. Ni romanos, ya que por aquí discurría una calzada romana procedente de Tui, que cruzaba el monte Aloia para adentrarse más tarde en A Ramallosa.
Pero sin duda la estrella de su patrimonio artístico es el Pazo de Gondomar, que perteneció a la familia Sarmiento de Acuña, en el que se rodaron numerosas escenas de la serie Los Pazos de Ulloa y que hoy sólo puede visitarse parcialmente.
De Oia decía Cunqueiro que “el mar rompe fuerte y sonoro”, pero no es su zona de costa por lo que se conoce a este pequeño municipio, si no por su Monasterio de Santa María de Oia, uno de los más importantes en la historia de Galicia. Fundado, según los indicios más fiables, en el siglo XII, este cenobio tiene la curiosidad de que sus monjes eran también artilleros y se dedicaron durante siglos a vigilar y defender este litoral de ataques piratas. Podría decirse, pues, que la estratégica situación del monasterio y la valentía de sus habitantes lo convirtió en una auténtica plaza defensiva de estas costas.
En Val Miñor hay mucho más, fervenzas como la Mougás y costumbres ancestrales como la “rapa das bestas”, además de playas donde vivir el verano lejos de las aglomeraciones de otras comarcas más concurridas de la provincia de Pontevedra.
Emma Sexto