Ricardo Rey: Bolsos de vaqueros reutilizados o kimonos llenos de vida con firma gallega
El artesano abre la próxima semana su taller tras transformar el local que durante años acogió un negocio de lencería para hombre. Rey cumple así un sueño que le permite dedicarse a lo que más le gusta: el diseño y la confección de prendas y complementos personalizados
5 noviembre, 2022 06:00La pandemia marcó un antes y un después para muchas personas. En el caso de Ricardo Rey, le permitió alcanzar su sueño: transformar su negocio de venta de lencería de hombre en un taller en el que elabora bolsos con materiales reciclados o kimonos, entre otros productos totalmente personalizados. Ubicado en el número 6 de la avenida de A Pasaxe de A Coruña, la reforma de este establecimiento generó una gran expectativa entre los fieles clientes de Rey y su madre, que esperan con ansia la apertura programada para el lunes 7 de noviembre.
Y es que la progenitora de Ricardo Rey regentó una tienda de lencería de mujer desde 1980, local que se ubicaba justo enfrente de donde en 1998 abrió la de hombre y que actualmente es el taller de este artesano. El cambio de modelo de consumo, sin embargo, abocó a los pequeños negocios de toda la vida a cerrar o reinventarse.
"En general no se aprecia comprar una buena prenda que dure mucho tiempo y la gente prefiere rotar más con cosas más baratas", reflexiona Rey. Esto se une a que las condiciones meteorológicas no ayudan, ya que los responsables de las lencerías deben seleccionar los productos y comprar a fábrica con casi un año vista, y a que el precio del alquiler del local en el que su madre tenía el negocio era muy elevado.
"Después de la pandemia reabrí yo solo porque mi madre no podía estar por la edad y la empleada estaba de baja. Ya lo tenía claro antes, pero me reafirmé. Me compré una máquina pequeña y empecé a hacer bolsas, que gustaron mucho", explica el artesano. Llegó entonces el momento decisivo: Rey cerró el comercio de su madre y transformó su propio local en un espacio en el que elaborar y comercializar sus diseños.
El artesano se encargó él mismo de la reforma, creando un local muy personal que ha customizado con un espejo que recuperó de la calle y en el que se puede respirar el amor por el diseño y la moda. Ricardo Rey siempre ha disfrutado cosiendo, una pasión que heredó de su madrina quien, sin embargo, no le quería enseñar por ser hombre. "Curiosamente, heredé la máquina de coser de su madre, que es mi bisabuela, que cose estupendamente. Tengo otras tres, una de ellas era de pedal de mi abuela, y las otras me las regalaron mis amigos", explica el artesano.
La importancia de reciclar y reutilizar
Rey elabora sus diseños con tela de vaqueros o incluso de sacos de café que recicla y que le ofrecen sus conocidos. "Me encanta empezar a cortar y ver como cada prenda me va diciendo una cosa distinta. Nunca hago dos iguales", explica el artesano, que le da así una segunda vida a un material que de otro modo seguramente acabase en la basura.
Las piezas de Ricardo Rey son únicas y existen opciones para diferentes necesidades y todos los gustos. Bolsos, mochilas o neceseres que cierran con cremallera, imanes o atando, con o sin bolsillo interior… La creatividad del artesano no tiene fin y sus clientas la impulsan a través de diferentes encargos. Una de ellas, por ejemplo, le entregó un pantalón al que le tiene especial cariño y le pidió que, a partir de él, crease un bolso con asas similar a otro que ya tiene, mientras que un segundo pantalón se transformará en una bombonera.
Este gesto permite no solo darle una segunda vida a una prenda apreciada, sino evitar tirar a la basura el tejido que más contamina en su fabricación: el denim. "Hay ríos en Indonesia que están totalmente muertos por las fábricas, por los tintes y por los productos que tienen que usar para fijarlos", indica el artesano, que también contacta con los fabricantes de ropa, que antes tiraban los muestrarios recibidos (por ejemplo, trozos de piernas) para que se los donen.
Todo este material es fundamental para que Rey pueda crear sus bolsos. Con forma de cubo, más o menos grandes, de una sola asa o con dos, con cremallera, tipo bombonera… Las posibilidades son inmensas para una persona tan creativa como el coruñés, que combina diferentes telas para ofrecer piezas para todos los gustos. Algunos de ellos, de hecho, van a juego con los kimonos, creando un conjunto único y completo.
"Usé la parte de abajo de sacos de café, porque me apetecía conservar el cosido lateral. Estos bolsos los puedes llevar de muchas formas, con atar o sin atar", explica Rey, que guarda perfectamente organizados los retales que le van sobrando. Y no solo el café inspira al artesano, que también creó una colección inspirada en la película Coco.
"Vengo al taller como un niño va al parque"
Este diseñador también acude a tiendas de tejidos, algo que le gusta hacer con tiempo para poder sumergirse entre las decenas de posibilidades que esconden. Uno de los lugares en el que más tesoros ocultos suele encontrar es la casa de una señora de Muros a la que conoció cuando buscaba estopas (el lino bruto) y que estaba liquidando. "Tiene telas preciosas. Una o dos veces al año llamo a María a das telas para preguntarle si está y me acerco a rebuscar", indica Rey, que "escucha" lo que cada material tiene para contarle con el objetivo de sacarles el máximo rendimiento.
"Tú cojes un pantalón vaquero normal y son todos distintos. A lo mejor uno no me gusta para hacerlo de frente y lo uso de lado. Experimento y voy cortando ya telas y bolsillos para usar, pruebo a superponerlos y que sigan siendo practicables, a veces les hago los enganches de las correas aprovechando las clavillas o el cierre con la cinturilla…", enumera el artesano sobre las múltiples posibilidades de los vaqueros.
Un proceso en el que invierte horas y que cuida al mínimo detalle, desde el doble despunte hasta el remate de las cremalleras o el estampado interior. No todas las telas, indica Rey, se trabajan igual, como pasa con los kimonos: para cada uno de ellos son precisos más de dos metros de material. "La idea ahora es tener varios kimonos hechos y seis o siete telas distintas para poder hacerlo con ella o con alguna que traiga el cliente. ¿Qué quieres hacer tú tu kimono? Yo te enseño", explica el artesano.
Y es que Ricardo Rey imparte cursos de costura para transmitir no solo sus conocimientos a otras personas interesadas en el diseño o la moda, sino también su pasión por lo que hace. "Yo vengo a mi taller como un niño va al parque. A mí me encanta mi trabajo", explica. Las clientas, por tanto, pueden ir al taller para diseñar y coser su propio bolso o kimono, independientemente del nivel de conocimiento de costura que tengan.
El coruñés comercializa sus productos en los mercados de artesanos como el de las Nubes de San Agustín, lo que le permite tener un contacto directo con sus clientes y escuchar sus necesidades, así como a través de Instagram o Facebook. "Hay cada vez más gente que aprecia el reutilizar cosas", indica Rey. Precisamente, su taller de la avenida de A Pasaxe está lleno de objetos a los que ha dado una segunda vida.
Uno de ellos es el mostrador, que ya tenía en mente y había plasmado en un papel mucho antes de encontrarlo. "Un día, yendo hacia Monçao, vi en la carretera tres pies de máquina todos oxidados que me encantaron. Los compré y le pregunté al señor si tenía algo parecido al dibujo. Me dijo que no, pero entré y lo vi: era su escritorio. Me lo vendió", explica Rey, que también restauró el marco de un espejo y varias partes de hierro de una cama que encontró en un contenedor y que ahora forman parte de su taller.
Un espacio totalmente personalizado que refleja la personalidad de este artesano que trabaja con tesón en su interior, feliz de poder dedicarse a su pasión al mismo tiempo que ofrece productos de artesanía textil sostenible y diseños exclusivos y personalizados. Un proyecto de vida que comenzó a tomar forma hace tiempo y que el lunes abrirá sus puertas para no dejar de sorprender.