Santiago acoge una exposición sobre la civilización egipcia con 140 piezas del British Museum
La muestra, que se centra en la figura del faraón egipcio a lo largo de 3.000 años, podrá visitarse hasta el 15 de agosto
27 marzo, 2021 09:52SANTIAGO DE COMPOSTELA, 26 Mar. (EUROPA PRESS) –
El Museo Centro Gaiás de la Cidade da Cultura acogerá a partir de este sábado, 27 de marzo, la exposición ‘Faraón. Rei de Exipto’, una muestra que, con 140 piezas cedidas por el British Museum de Londres, repasa 3.000 años de civilización egipcia mediante el análisis de su figura más representativa y poderosa, el faraón.
La muestra ha sido presentada este viernes en rueda de prensa con la participación de la comisaria jefe y encargada del Departamento del Antiguo Egipto y Sudán del museo británico, Marie Vandenbeusch; así como la comisaria del Xacobeo 2021, Cecilia Pereira; y la directora de CaixaBank Galicia, Marta Albela.
La exposición, que se podrá visitar en el Museo del Gaiás hasta el 15 de agosto, es el resultado de una colaboración entre la Fundación ‘La Caixa’ y la Xunta de Galicia en el marco de la celebración del Xacobeo 2021.
‘Faraón. Rei de Exipto’ recorre aproximadamente 3.000 años de historia de la civilización egipcia mientras explora el simbolismo y el ideario de la monarquía del país. A través de las estatuas, elementos decorativos y otras piezas, el visitante profundiza en cómo los faraones construían sus identidades y proyectaban una imagen idealizada "siempre victoriosos y poderosos, como Dioses".
Tal y como ha señalado la comisaria del British Museum, la muestra no se rige por esquemas cronológicos, sino que, dividida en nueve ámbitos, "examina la figura del faraón egipcio desde todos los puntos de vista: como ser divino, en su vida de palacio y familiar, como gobernante y como guerrero".
El faraón como dios eterno y poderoso
Al visitante lo reciben tres estatuas de tres faraones distintos "que abarcan 2.000 años de historia" y que ofrecen pistas del estilo de representación preferido por los monarcas egipcios: "eternos, jóvenes e hieráticos". En la primera de las estatuas aún se distinguen restos de la policromía original, algo que, según ha explicado la comisaria principal, "era totalmente habitual, ya que las estatuas egipcias estaban pensadas para ser pintadas".
Otro aspecto que ha destacado la responsable de acción cultural del museo, y patente en casi todas las representaciones, son los atributos de poder con los que se hacían representar los monarcas: las trenzas postizas, el ‘nemes’ –tocado de tela–, o el ‘ureo’ –representación de una cobra erguida–.
"Los egipcios controlaban a la perfección la comunicación, los símbolos eran simples y contundentes", ha detallado Pereira, que ha destacado también el cetro y el flagelo –instrumento para golpear el ganado– que, en una sociedad agrícola como la egipcia, "dejaban perfectamente claro quien guiaba y castigaba al pueblo".
La exhibición aborda también algunas de las "misiones" de los faraones, como mantener unidos el Bajo y el Alto Egipto -separados por el río Nilo-, un logro que los monarcas reflejaban mediante la doble corona, o la realización de ofrendas, actos plasmados también en algunas de las piezas como el bajorrelieve del faraón Tolomeo I o la figura de Tutmosis IV.
Diversidad en la monarquía egipcia
Los objetos expuestos en ‘Faraón. Rei de Exipto’ reflejan la diversidad consustancial a la monarquía egipcia, ocupada en ocho ocasiones por mujeres, como Hatshepsut, que gobernó Egipto entre 1472 y 1458 A.C., y representada por la estatua de su hija, la princesa Neferura, y en otros muchos casos por extranjeros procedentes de Nubia -actual Sudán- o por el mismo Alejandro Magno, del que se recogen dos representaciones en la exhibición, una como faraón y otra más occidental, helenística.
"Los faraones se representaban siempre victoriosos, aunque no hubiese sido así", ha recalcado María Pereira en la sala dedicada a la guerra y la diplomacia. Una buena muestra de esto es la base de la estatua de Ramses II, que hace referencia al "primer tratado de paz de la historia", el de Kadesh. Este pacto puso fin en 1258 a.C. a la batalla entre egipcios e hititas que, "pese a quedar en tablas, Ramsés II representó como una victoria", con sus pies pisando nueve arcos que simbolizarían los nueve pueblos "vencidos".
A pesar de su fuerte carácter guerrero, los egipcios valoraban enormemente la diplomacia, como demuestran una serie de tablas cuneiformes, que representan la correspondencia con los monarcas babilónicos, expuestas en la muestra y "un buen ejemplo del origen de la civilización occidental", en palabras de María Pereira.
La exhibición profundiza también en otros aspectos menos conocidos de la forma de ejercer el poder de los faraones, que se apoyaban en la figura de los visires para gobernar -también representados en la exposición-, y de la vida en los templos y palacios. ‘Faraón’ expone algunos elementos ornamentales de "impresionante factura técnica" como anillos de sello o incrustaciones de fayenza coloreada, "cerámica vidriada", empleada para decorar los palacios y las tumbas.
Los Ushebtis: más allás de la muerte
La muerte y la vida después de esta es uno de los aspectos más importantes de la exposición, ya que así lo era también para los propios faraones. "Desde que accedían al trono, los monarcas se preparaban para la muerte: su viaje, su tumba… Era una vez muertos cuando eran adorados por el pueblo, cuando eran vistos como Dioses", ha explicado María Pereira.
En este sentido, destaca el fragmento expuesto de la tumba de Seti, denominada "la Capilla Sixtina de las tumbas egipcias" por su tamaño y ornamentación. "Además de seis salas principales, la tumba la conformaban otras seis laterales y anexas. Si comparamos, la de Tuntakamón, uno de los faraones más recordados, tenía cuatro. Y todas ellas espectacularmente decoradas", ha destacado la responsable de acción cultural.
Con todo, el elemento más importante y representativo de toda la exposición, como la propia María Pereira ha indicado y, de hecho, la imagen escogida para el cartel de la exposición, son los ‘ushebtis’. Se creía que estas pequeñas figuras, cuya traducción literal sería "el que responde a" y que se enterraban junto al monarca, tenían la misión de realizar una tarea diaria por el faraón, "por lo que nunca se introducían menos de 365 en una tumba".
Por otro lado, el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, que ha visitado la exposición esta tarde, ha destacado que para el Gaiás, que cuenta con menos de diez años de vida, "es un enorme reconocimiento profesional colaborar con una institución como el British Museum, una verdadera referencia para todos los organismos que trabajan en la preservación y divulgación del patrimonio". El conselleiro ha agradecido también la confianza del museo, "especialmente teniendo en cuentas las dificultades provocadas por la pandemia de covid-19".