¿Quién es el fantasma que visita la tumba de John Moore en A Coruña cada 16 de enero?
Lady Hester Stanhope fue una mujer intrépida y adelantada para su tiempo, una "reina" que murió como una ermitaña años después de haber perdido al hombre que amaba en la batalla de Elviña
7 junio, 2020 06:00Hay una leyenda urbana que asegura que cada 16 de enero el fantasma de una mujer visita la tumba de Sir John Moore y le deja una flor. Este general británico falleció como consecuencia de las heridas que una bala le provocó durante la batalla de Elviña en 1809. El día era, precisamente, el 16 de enero, y su cuerpo fue depositado en el Jardín San Carlos de A Coruña.
¿Quién es esta mujer y por qué visita al general?
Lady Hester Stanhope acude puntual a la cita anual con su amado Moore vestida con un elegante vestido y un sombrero. Su espíruto se mueve con delicadeza por el Jardín San Carlos, desplazándose sin prisa hasta llegar a la tumba del general. Una vez allí, la observa durante un rato, deposita una flor sobre ella y poco a poco se deja desvanecer, despidiéndose hasta el año siguiente.
"16 de enero, pleno invierno en A Coruña. Imaginar a una mujer de 1,83 metros, vestida de blanco, apareciendo en la niebla y dejando una flor en el sepulcro de Moore te pone los pelos de punta", relata el historiador Mark Guscin. Él es el autor de las biografías de John Moore y Lady Hester en castellano y de varias en inglés que tratan sobre la vida de algunos miembros de la familia de la mujer. Precisamente, el biógrafo recuerda una anécdota protagonizada por el escritor y político coruñés César Antonio Molina. Cuando éste era director del Instituto Cervantes tuvo que viajar a Líbano, donde visitó la tumba de Lady Hester. "Dejó una flor sobre su sepulcro en nombre de A Coruña", explica Guscin.
Su historia ¿de amor?
La leyenda cuenta que Lady Hester y John Moore fueron amantes y que estaban a punto de casarse cuando el general falleció en A Coruña. ¿Fue esto cierto? El conflicto entre leyenda e historia real existe, pero Guscin apunta que la primera es mucho más bonita que la segunda: "Eran buenos amigos, pero nada más. Si fueron amantes, fueron muy discretos".
"Lady Hester nunca dijo que se fuesen a casar hasta muchos años después de sufrir la peste bubónica", indica el historiador, que explica que esta enfermedad afectó a sus capacidades mentales y "no volvió a ser la misma". La posibilidad del matrimonio, de hecho, nunca llegó a existir. Los datos reales apuntan a que la mujer sí sentía algo más que una simple amistad por el general, un amor que nunca fue correspondido.
Uno de los gestos que lleva al biógrafo a pensar esto es que Lady Hester conservó toda su vida un guante de John Moore que un amigo del general le entregó después de su muerte en la batalla. La británica lo mantuvo incluso después de un naufragio que sufrió en Grecia del que apenas pudo salvar lo que llevaba puesto. "Lo único que recogió fue el guante", asegura Guscin.
El conocido como padre del ejército de Inglaterra debido a ser "el primer general que trató a sus hombres como personas en vez de números" era también un hombre "muy noble". Moore confesó haber estado enamorado en una ocasión de una joven 25 años más joven que él a la que nunca quiso proponerle matrimonio porque no lo consideraba justo. "Si hubiera estado enamorado de Lady Hester en algún momento se sabría. Pero no, eran solo buenos amigos", sentencia Guscin.
La muerte del británico y de uno de sus hermanos en la batalla de A Coruña afectó mucho a Lady Hester, que tres años antes había perdido a su tío William Pitt, con el que vivía y que era su sustento. "Nunca se recuperó. Se fue a vivir a una granja en Gales para escapar del mundo pero no se adaptó y decidió irse de viaje, lejos, para olvidarse de todo", relata Guscin.
¿Qué hizo que el general mereciese el amor incondicional de una mujer como Lady Hester Stanhope? "Moore es de los pocos personajes intocables de la historia. Todos los héroes tienen cierto lado oscuro, pero él se sostiene", explica el también autor de Las Coruñas del mundo. Guscin fundamenta este hecho en que un escritor quiso revisar el mito de John Moore y lo peor que encontró en el general fue que no tenía paciencia con los políticos y que no se fiaba de los ejércitos extranjeros.
"Es un orgullo que esté enterrado en la ciudad", argumenta Guscin, que considera que hay una tendencia a valorar más este tipo de personajes históricos cuando viajamos al extranjero o los vemos desde una perspectiva diferente.
La "reina" que murió como ermitaña
Lady Hester fue una mujer revolucionaria para la época. "Cuando escribí su biografía me di cuenta de que no había que exagerar nada. Su vida era mejor que cualquier ficción", resume Guscin.
La británica tuvo varios amantes "de forma abierta" a pesar de que era algo mal visto. "El último fue un soldado francés mucho más joven que ella al que le ofreció casa, comida y cama porque físicamente se parecía a sir John Moore", relata Guscin, que sitúa este acontecimiento en el Líbano, alrededor de 1820.
Lady Hester era una amante de los viajes y le encantaba descubrir sitios que, por ser mujer y con una buena posición, no le correspondía visitar en la época en nació. Su afán aventurero la llevó a visitar numerosos lugares hasta que en 1810 se embarcó con varios criados rumbo a Constantinopla en la que sería el inicio de la aventura más importante de su vida. Sus pasos la llevaron a ser la primera europea en recorrer ciudades como Damasco, donde escuchó hablar de Palmira (Siria). Ninguna mujer blanca había llegado hasta ese lugar que en 1980 fue declarado Patrimonio de la Humanidad y que a ella le valió el sobrenombre de La Reina de Palmira por la admiración que despertó entre sus gentes.
La que recorriese miles de kilómetros para vivir otras tantas aventuras falleció en Djoun (Siria) como una ermitaña, "sola y abandonada". Su situación económica era muy precaria y su salud se debilitó hasta tal punto que su doctor Meryon viajó un tiempo a Damasco para atenderla.
Lady Hester murió el 22 de junio de 1839 totalmente arruinada, sin ningún cuidado higiénico y acompañada tan solo por sus gatos. Entre las pocas pertenencias que atesoraba, se encontraron varios objetos que había adqirido en sus numerosos viajes y el guante de John Moore. Se dice que el cónsul inglés en Damasco selló su castillo y su cuerpo fue enterrado en uno de sus jardines, donde descansa la intrépida aventurera que todavía viaja una vez al año para reencontrarse con su amado en A Coruña.