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La DANA que azotó la semana pasada al sureste de la Península Ibérica ha dejado 215 víctimas hasta el momento, daños importantes en infraestructuras y enormes pérdidas económicas. En España no se habla de otra cosa. Las redes sociales actúan como altavoz de la terrible catástrofe natural que provocó graves inundaciones en municipios de la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha.

En la jornada de ayer, 5 de noviembre, un total de 196 agentes de la Policía Nacional de Galicia partieron rumbo a Valencia para formar parte del dispositivo de ayuda y refuerzo de las zonas afectadas por la DANA en los últimos días. Se suman así a los 35 efectivos de la Guardia Civil desplazados el pasado domingo y a la solidaridad de la ciudadanía gallega que continúa donando productos de primera necesidad para paliar el horror que viven vecinos de municipios como Paiporta y Sedaví.

¿Qué es una DANA y por qué se llama así?

En pocas palabras, una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) es un sistema de baja presión que se ha separado de la circulación general de la atmósfera. Normalmente, aparecen en el hemisferio norte aisladas al sur del flujo zonal establecimiento en altura y pueden presentar trayectorias erráticas, pudiendo llegar a ser retrógradas, con movimiento de este a oeste.

Estas situaciones de DANA, según explica el portal meteorológico Eltiempo.es, "son potencialmente peligrosas sobre todo a finales del verano y el otoño en la zona mediterránea, cuando la temperatura superficial del agua del mar es elevada, lo que favorece mayores desarrollos nubosos, pudiendo dar lugar a lluvias más fuertes que en ocasiones provocan inundaciones". 

Tradicionalmente se ha llamado 'gota fría' a este fenómeno meteorológico, si bien en los últimos años se ha popularizado el uso del término 'DANA', ya que en España se hacía un uso desvirtuado del concepto, "asociándolo con cualquier tipo de precipitaciones abundantes, independientemente de si eran provocadas por una depresión aislada en niveles altos, una borrasca atlántica o una tormenta local". 

"Por ello, en el ámbito profesional no se fomenta su uso y actualmente se utilizar el término DANA". La adopción de dicho término también sirve de homenaje al meteorólogo Francisco García Dana, fallecido en 1984, si bien en Galicia no hablamos de DANAS, empleamos una palabra que el resto de España desconoce: DINA.

Pero... ¿Por qué el nombre de este fenómeno meteorológico cambia en Galicia? Esther Estévez, presentadora del programa Dígocho eu de la Televisión de Galicia (TVG), explica en su cuenta de TikTok (@digochoeu) que las siglas de DANA significan Depresión Aislada en Niveles Altos, lo que en gallego es Depresión Illada en Niveis Altos. "Pero se non te queres complicar, sempre podes dicir gota fría", apunta.

"Dana el galego só é para referírmonos ao verbo danar e agora que o penso, Dina tamén é un nome de muller", concluye.

¿Podría darse una DANA en Galicia? 

Registrar una gota fría como la de la Valencia en nuestra tierra es algo "muy improbable". Las DANAS llegan al noroeste peninsular, si bien factores como la temperatura del agua, la calidez del aire y la propia orografía evitan que adquieran magnitudes destructivas. "Son más dañinas cuando el centro de la borrasca se sitúa sobre el Golfo de Cádiz porque el flujo de aire circula desde el Mediterráneo al interior de la Península Ibérica", explica el delegado de la Aemet en Galicia, Francisco Infante. 

Sin embargo, las borrascas atlánticas son el talón de Aquiles del noroeste español. "Pueden traer consigo precipitaciones intensas, vientos importantes y un estado del mar muy complicado, produciendo así daños muy importantes". En invierno es un fenómeno meteorológico habitual, pero su intensidad podría verse multiplicada por 10 en los próximos años debido al cambio climático. 

Francisco Infante también muestra cierta preocupación por el aumento de la temperatura del mar en Galicia, ya que cuando esta es igual o mayor a 27 grados, es probable la formación y afectación de huracanes en el terreno. Nuestra Comunidad todavía está lejos de ese escenario, pero en el largo plazo podría ser un peligro asociado al cambio climático