Yoya Neira, concejala de Bienestar Social: "A Coruña es una ciudad solidaria"
La edil asegura que, aunque no existe un plan a largo plazo, su departamento ya trabaja con la previsión de qué sucederá si decreta de nuevo un estado de alarma
5 septiembre, 2020 06:00A la concejala de Bienestar Social, Participación e Igualdad del Concello de A Coruña, Yoya Neira, le ha tocado gestionar el área municipal con mayores exigencias durante esta pandemia del coronavirus. Fueron momentos muy difíciles en los que el departamento de Servicios Sociales respondió a solicitudes de ayudas de todo tipo. La necesidad de alimentos y productos de primera necesidad era lo más demandado durante el estado de alarma, meses en lo que su departamento atendió a más de 13.000 personas.
La respuesta de A Coruña fue rápida porque, según explica la edil, ya tenía previsto un "plan B" antes de que se decretase el estado de alarma en España al ver lo que estaba sucediendo en Italia. Una previsión con la que ya trabajan ahora. Servicios Sociales ya maneja previsiones y estudia posibles actuaciones a tomar en caso de que se vuelve a decretar un estado de alarma. Solo desde julio, con el inicio de la segunda oleada de coronavirus, ya han prestado ayuda a 106 familias.
"Trabajamos en varias velocidades: en el corto plazo, en el largo plazo…", afirma Neira, quien se muestra orgullosa de la "responsabilidad" con la que han respondido los coruñeses ante un momento de "vértigo" para todos.
Incluso en los momentos más duros, siempre hay tiempo para el aprendizaje. En este caso, la lección que saca de esta crisis sanitaria es que "el diálogo" y la "colaboración" entre instituciones es clave para salir de esta situación para la que nadie estaba preparado.
Servicios Sociales es el área con más exigencias desde las irrupción de la pandemia, ¿Cómo lo están viviendo desde su departamento?
Con muchísima intensidad. Desde que se decreta el estado de alarma, los Servicios Sociales realizaron un trabajo de 24 horas los 7 días de la semana. Al cerrarse los centros se optó por el teletrabajo, pero trabajadores y educadores sociales seguían haciendo las visitas a domicilio. Durante los meses de estado de alarma atendimos a más de 13.000 personas a través de los equipos de atención social. Cada una de esas atenciones implica poner en marcha una ayuda, y que esa ayuda sea rápida.
Yo creo que si en algo acertamos es, en primer lugar, en que nos adelantamos mucho: nosotros ya veníamos trabajando en el plan B de "qué pasa si en España sucede lo mismo que está ocurriendo en Italia". Qué sucedería con los usuarios de los centros cívicos, con los mayores, con las personas sin hogar, con las familias…. Ahí empezamos a trabajar en la idea del voluntariado y en poner en marcha un dispositivo para personas sin hogar. Todo ello antes del estado de alarma.
Al ser cambiante es muy difícil adelantarte con respuestas que no siempre son acertadas. Hemos llegado a personas sin hogar en un Pabellón de los Deportes que no ha sido solo un albergue, ha sido mucho más: se ha hecho trabajo social y se ha conseguido la reagrupación familiar y hemos logrado que algunos usuarios tengan un trabajo estable. Cuando se cerraron sus puertas se trató de darles una salida, pero hay algunos que han vuelto a la calle. No se puede obligar a nadie a estar internado en un sitio.
Nosotros hicimos un trabajo de intervención social diaria con ellos. Se les prestó atención sanitaria a través del Sergas, pero también gracias a la colaboración de personas como Pablo García Vivanco, óptico, que fue durante dos o tres días a hacerles revisiones y ponerles gafas de manera altruista. También el colegio de odontólogos… El pabellón se convirtió en un lugar cálido al que todos volvían.
¿Qué habéis aprendido en estos meses de gestión de la pandemia?
Que la colaboración es fundamental, que el trabajo en equipo es fundamental. En A Coruña siempre hubo una estrecha relación entre las entidades sociales y la administración local, pero es fundamental la colaboración entre instituciones, entre el Sergas y el Concello, que en este caso sí ha existido. Es fundamental tener a alguien que te responda a cualquier hora del día, sea de una administración, de una entidad o del concello. Y que la respuesta sea rápida sobre todo cuando se demandan necesidades básicas.
Nosotros tratamos de dar respuesta a todas las realidades que llegan a la concejalía, que son muy diversas. Desde el tema de conciliación, con un programa de canguros a domicilio; hasta ayudas de emergencia y atención social, como la línea de teléfono para acompañar a los mayores o el canal de Youtube para seguir las actividades de los centros cívicos.
Cuando sacamos el programa de ‘Ninguén atrás’ percibimos un problema que no habíamos valorado. Siempre se habla de la brecha digital entre mayores y jóvenes, pero comprobamos que tras el cierre de espacios como bibliotecas y centros cívicos hubo muchos niños que no tenían acceso a un ordenador. Un país no se puede permitir que en función de las condiciones económicas de la familia un niño no pueda acceder a una educación, que es un derecho fundamental.
¿Cómo creció la solicitud de ayudas?
Las solicitudes de ayudas eran constantes, no cerrábamos los teléfonos móviles, llegaban a todas horas. Hubo un alto porcentaje de personas que nunca habían llegado a la administración pública, que nunca habían acudido a Servicios Sociales y no tenían abierto expediente porque quizás antes no lo habían necesitado. Hablamos de economía sumergida, trabajadores que tardaron en cobrar un ERTE y no tenían ahorros.
¿Cuáles son las ayudas que más se solicitaron?
Las ayudas de alimentos y productos de primera necesidad, que se prestan de manera directa a través del Ayuntamiento y en colaboración con entidades como Cruz Roja, Caritas o Padre Rubinos, Banco de Alimentos…
¿Ha cambiado el perfil del demandante?
Cambió de manera puntual, por suerte; pero luego está el perfil más cronificado de Servicios Sociales que se encuentran sin red familiar y social y sin posibilidades de obtener ingresos. El perfil es muy diverso, no se puede clasificar. Todos, absolutamente todos, somos susceptibles en algún momento de la vida de tener que tocar la puerta de la administración.
Una de las iniciativas puestas en marcha fue el teléfono de la soledad, ¿cómo ha funcionado?
La línea telefónica ‘Acompáñate’ se puso en marcha a través de voluntariado. Fue una línea de teléfono que pusimos para gente mayor que simplemente quería hablar y que, por su edad, no tenían acceso a redes sociales. Dejamos claro que no era una línea para informar del COVID, sino que era una línea de contacto. Fueron casi 500 llamadas. Fue un elemento gratificantes y nos ha permitido tener una radiografía de la soledad y de las personas mayores en la ciudad.
¿Cuál es esa radiografía?
Hay más personas solas de las que llegan a los servicios sociales, algunas con hijos, lo cual nos tiene que hacer reflexionar como sociedad. Esto ha sido un máster en soledad de los mayores, se han incrementado los servicios a atención a domicilio, de menús a domicilio…
Nadie sabe cuánto tiempo se puede alargar esta situación del coronavirus, ¿A Coruña tiene un plan a largo plazo para dar respuesta a las necesidades que surjan?
A Coruña tiene presupuesto, personal y experiencia de gestión de este Gobierno municipal como para poder afrontarlo. Nadie estaba preparado para una pandemia, para un estado de alarma, para un confinamiento extremo… y el Gobierno municipal ha respondido de una manera más que adecuada.
No existe un plan como tal, pero sí las actuaciones y previsiones de qué sucederá si volvemos a un estado de alarma. No solo es competencia del ámbito local, también tiene competencias las administraciones autonómicas y estatales.
El pabellón de Riazor se convirtió en el hogar para muchas personas sin techo durante el confinamiento. Ahora, de cara al otoño-invierno, ¿se tiene previsto llevar a cabo una medida similar?
Lo hemos valorado, pero hay que tener en cuenta que el Pabellón de Riazor fue un éxito por la intervención social, el control y el aislamiento que hubo. Fue una respuesta que tuvimos que dar en un momento de confinamiento en el que la persona tenía restringida su capacidad de movimiento. Abrir un nuevo pabellón en el que se pueda entrar y salir no es lo óptimo, pero sí trataremos de dar respuesta a aquellas personas sin hogar. Trabajamos en varias velocidades, en el corto plazo, en el largo plazo…
El coronavirus también ha golpeado al empleo, ¿qué medidas se tomarán para ayudar a estas personas que se han quedado sin trabajo?
Hay una importante cantidad de dinero, a través de fondos EIDUS y de presupuesto propio, destinado a cursos de formación y reforzar el empleo. Debo decir que han salido varios usuarios del Pabellón de Deportes con empleo, alguno de ellos hoy en día ya está con contrato indefinido. Es un trabajo de colaboración entre ambas concejalías implicadas.
Después de lo vivido en los últimos meses, ¿crees que A Coruña ha salido reforzada de esta crisis?
Yo creo que sí. A Coruña tiene que estar muy orgullosa de como ha respondido como ciudad y como sociedad a una crisis de esta naturaleza. Hay que decir que nosotros pusimos el dispositivo de voluntariado y tuvimos más de 500 solicitudes en menos de 24 horas, y eso ya te da una radiografía de los que somos como sociedad.
Yo creo que A Coruña está respondiendo de una manera responsable a una ola que nos ha causado vértigo. Yo creo que ha reforzado el diálogo y que nos ha enseñado que sin diálogo y sin colaboración entre partidos e instituciones es imposible salir de una pandemia de esta naturaleza.
Los Servicios Sociales han prestado una colaboración al minuto y siguen haciéndolo con la Xunta de Galicia en el ámbito sanitario, al igual que el Sergas ha colaborado con nosotros en el Pabellón de Deportes. Yo lo quiero agradecerlo en la persona del su gerente, Luis Verde. La colaboeación es lo que hace que al final podamos salir de esto hasta que haya una vacuna.
Entonces… ¿Es A Coruña una ciudad solidaria?
Sí, A Coruña es una ciudad solidaria. Es una ciudad de la que podemos estar muy orgullosos. La sociedad ha dado un ejemplo de solidaridad y de saber afrontar una situación para la que nadie estaba preparado.
Para terminar, hay una nueva compañera, Mónica Martínez, ¿le darías algún consejo?
Yo, a Mónica, le diría que disfrute de esta etapa. Tener la oportunidad de entrar en un gobierno y ver que, con tus decisiones y las de tu equipo, puedes mejorar la vida de la gente es maravilloso para cualquier persona, independientemente de sus siglas políticas. No me cabe duda de que Mónica es una persona muy trabajadora y sus aciertos serán los de todo el gobierno. Es una más.