Noticias relacionadas
Un domingo normal, la entrada de Somontes está muy tranquila. Los trabajadores de Zarzuela que no están de guardia y el llamado personal de oficina tienen el fin de semana libre y eso se nota en el tráfico de entrada y salida de coches. Pero el día de hoy, 30 de enero, no es como siempre; Felipe VI cumple 54 años, y hay un enorme trajín de paquetes, flores e incluso varias tartas que llegan de parte de las instituciones que quieren felicitar al Rey; también de parte de ciudadanos anónimos que se acuerdan del monarca en un día tan especial.
Esta tarta que el Rey acabará probando con los suyos ha tenido que recorrer un largo camino hasta llegar a la mesa familiar de los Borbón Ortiz. Cuando ha hecho su entrada en la garita de seguridad de Somontes, la ha recibido el guardia civil que estaba de guardia. Suelen ser agentes que se encuentran ya en lo que se llama "tercera actividad". Eso significa que pasan de los 55 años, han servido, probablemente en la Casa en el departamento de seguridad, y cuando llegan a esa edad suelen pasarlos a tareas más tranquilas y sosegadas.
Todas las tarjetas de felicitación que llegan a Zarzuela son respondidas una a una en nombre del rey Felipe VI
Tras haber sido inspeccionada y fichada, la tarta se sube a una camioneta para subirla, conducida por otro guardia civil, hasta la zona de recepción del Pabellón del Príncipe, donde la recoge el mozo de cocina, que firma el albarán de que ha llegado a su destino. Todas las tarjetas de felicitación, que lleguen con o sin regalo, pasan a la oficina. Al día siguiente, ya cuando comience su jornada laboral de lunes, uno de los secretarios del Rey, el ayudante al que le toque, responderá una a una en nombre de Felipe VI en modo de carta de gratitud por el detalle. Todo se contesta, y eso le puede llevar hasta una semana de trabajo al que le corresponda hacerlo.
En realidad, salvo la peculiaridad de trabajar para el Jefe de Estado, Felipe VI, que representa a la primera institución del país, y su familia, Zarzuela funciona como una empresa en la que hay entre 450 y medio millar de trabajadores. Desde la garita de Somontes por donde ha entrado la tarta de cumpleaños del Rey hasta su destino hay un recorrido de unos cuatro kilómetros entre encinas y ciervos, que se mueven tranquilamente dentro del recinto. Saben que ahí no van a ser molestados por los muchos madrileños que un domingo como este, en el que el sol y la temperatura es perfecta, invaden el Monte de El Pardo para disfrutar de la naturaleza a pocos kilómetros de Madrid.
Para llegar al complejo donde se encuentran los edificios de la sede de la Jefatura del Estado hay que pasar el arroyuelo de la Trofa, un pequeño riachuelo que se seca en verano y lleva poca agua en invierno, y en el que otra garita de la Guardia Real, avisada desde Somontes, vigila la llegada. En ese punto hay otra valla que cerca el perímetro real donde se encuentran las oficinas, llamadas Magnolia y también la residencia privada de los eméritos, aunque ahora solo lo ocupen Sofía y su hermana Irene, y a dos kilómetros hacia el este, el Pabellón del Príncipe, donde vive la familia Borbón Ortiz.
Dentro de las oficinas todo sucede como en cualquier lugar de trabajo como si se tratara de una empresa privada. El personal de oficina empieza a llegar sobre las ocho de la mañana, si no ocurre algo excepcional por culpa de un viaje o un acontecimiento. Este lunes no es normal porque los Reyes se marchan de visita oficial a Austria, siempre que pueden intentan ir y volver en el día para poder dormir en casa, así que toca madrugar para poder estar a las 12 del mediodía en Viena, donde les espera el presidente de la república, Alexander Van den Beller y su mujer, Doris Schmidauer, para la recepción oficial. Así que muchos de los empleados que les acompañarán en esta jornada maratoniana en suelo austriaco han llegado a su puesto de trabajo a la seis de la mañana.
Pero si no hay nada especial, los trabajadores de Zarzuela empiezan a las ocho. Todos tienen que fichar a la entrada, con una aplicación que cada uno de ellos tiene instalada en su móvil. Esta fue una de las modificaciones que introdujo Felipe VI cuando llegó al trono. Antes, la gente trabajaba sin horario, durante horas, pero eso cambió el 19 de junio de 2014. "Es algo que quiso implantar el nuevo equipo. Había gente que hacía horas extra por un tubo, mientras que otros, como pasa en todos lados, había días que ni aparecían. Ahora, por orden del Rey, se han rehecho los equipos, optimizado el trabajo y se intenta que la gente se vaya a casa a su hora (siempre teniendo en cuenta que este no es un trabajo normal). Se han establecido turnos y guardias para que todos podamos tener vida fuera de El Pardo", comenta a EL ESPAÑOL | Porfolio una persona que trabaja para la Jefatura del Estado.
Turnos y control telemático
De hecho, si no fuera por la decoración, un poco recargada y excesiva en alfombras, tapices y adornos dorados, la entrada al edificio Magnolia sería como la de cualquier oficina, aunque hay que decir que choca un poco que la puerta de cristal de la entrada te la abra un mayordomo, que en realidad es un Guardia Real, vestido a la antigua usanza, con pantalón negro y chaquetilla blanca. Por eso, después de ser recibidos por el edecán, cuando se entra, uno nunca tiene la certeza de si el objeto que tiene delante es valioso o no: una obra de arte inventariada por Patrimonio Nacional (propietario del palacio y de todos los bienes históricos que hay dentro) o se trata de una cosa con la pegatina made in China pegada en la base.
Dentro todo sucede como en cualquier lugar de trabajo. Despachos a ambos lados, dos grandes salas para reuniones, un pequeño salón para que esperen las visitas y una sala grande (también llamada Magnolia) para las audiencias. Toda esta zona de Zarzuela recibe ese nombre porque está rodeada de este tipo de árbol, que cuando está en flor en primavera es un verdadero espectáculo. Los magnolios fueron plantados por orden de la Reina Sofía cuando se instalaron aquí en el año 1962 y no había ni una sola sombra. Este árbol le recuerda a su infancia en los jardines del Palacio de Tatoi en Atenas, y es uno de sus favoritos.
La Zarzuela está rodeada de magnolios que ordenó plantar la reina Sofía porque le recuerdan a su infancia en Grecia
Este edificio cuenta con dos alas. En una de ella trabaja todo el equipo directivo de la Casa y, en la otra, el personal. Según informa la propia institución, la Secretaría General, es decir, esa parte de la Corona, tiene asignada una plantilla de 140 funcionarios y se estructuran en siete unidades: Secretaría de Felipe VI, Gabinete de Planificación y Coordinación, Secretaría de la Reina, Servicio de Seguridad, la Unidad de Comunicación, la Unidad de Protocolo y administración, infraestructura y servicios. Cada jefe de departamento tiene consideración de director general.
Por encima de todos ellos se encuentra el jefe de la Casa, Jaime Alfonsín; el consejero diplomático del rey, Alfonso Sanz Portolés; el jefe de Seguridad, Miguel Ángel Herráiz, y el jefe de protocolo, el recién nombrado Francisco de Lizaur, al que todos llaman Curro.
El edificio Magnolia, estrecho y excavado en la roca, se comunica con la zona noble del palacio de La Zarzuela, donde se encuentran los respectivos despachos de los Reyes, por un largo túnel blanco y limpio, que está decorado con regalos que Felipe VI ha recibido de distintos deportistas: desde una camiseta dedicada de Pau Gasol y otra firmada por los jugadores del Mundial de fútbol hasta recuerdos de la Copa Davis o los cascos autografiados de Jorge Lorenzo, Toni Elías y Marc Márquez.
El despacho de Letizia
Pasado el pasillo lo primero que se ve es el despacho de la Reina, que ha ido robando sitio al de los ayudantes de campo del Rey, que suelen ser cuatro. Estas personas, militares todos y de confianza de Felipe VI, son los hombres que aparecen siempre detrás de los monarcas, vestidos de uniforme, y que se encargan de acompañar y ayudar en cada momento. Es decir, si el Monarca va a leer un discurso, el ayudante lo lleva en su maletín y se lo entrega.
Letizia ha ido ampliando su zona de trabajo, según han ido subiendo sus responsabilidades y su agenda ha ido recibiendo importancia. Ella misma lo ha decorado a su gusto, en un tono mucho más minimalista en colores blancos y objetos puramente de oficina. Y en esa misma zona se encuentra la zona de trabajo de Felipe VI, de sobra conocida por los mensajes navideños televisados y presidida por un cuadro de Carlos III, su Borbón favorito según él mismo.
Todo el personal de oficina está contratado por la institución, pero el resto de los funcionarios que prestan servicio a la familia, y el resto del personal del complejo, son parte de Patrimonio Nacional: "Existen 130 puestos de trabajo que prestan sus servicios de apoyo directo a la Jefatura del Estado en el complejo de edificios e instalaciones que conforman el palacio de La Zarzuela y que realizan tareas de mantenimiento y conservación, así como del hogar familia", explican en el departamento encargado.
Personal 'zarzuelizado'
Estas personas son las que más cerca están de la Familia Real; son sus cocineros, doncellas y jardineros. Es la gente que cuida de ellos día a día y con la que los Reyes mantienen una relación en algunos casos estrecha, y siempre desde el respeto. "Llama mucho la atención que en tantos años nadie haya salido de mala manera y haya contado intimidades de la familia. Lo primero porque firman un acuerdo ilimitado de confidencialidad antes de entrar y, lo segundo, porque se les trata con cariño y respeto. Así que nadie tiene ganas de desvelar intimidades sobre los Reyes y su familia, ya que muchos de ellos son casi parte de ella o así se les hace sentir", cuenta la misma persona.
Se dice que esto provoca en el personal cierto secretismo, que los trabajadores se vayan zarzuelizando. No se comparte lo que se ve y escucha ni con la familia. En algunos se produce una situación similar al síndrome de Estocolmo. Como todos son funcionarios del Estado, que les llamen a trabajar con el Rey es el mayor honor que pueden recibir. No se pueden negar. Nadie dice que no, aunque se cobre la mitad que en una embajada o en una empresa privada.
Los datos del salario del personal de Zarzuela están en la web de la Casa porque por las normas de transparencia se publican los sueldos de los directores generales; de media son unos 90.000 euros al año. Pero como están educados en el servicio público, trabajar para la jefatura del Estado es el mayor regalo que pueden recibir. Supone estar cerca del Rey.
El cocinero Antonio
Poco se sabe de esa gente anónima que entra cada día en Zarzuela para hacer su trabajo, el personal más de servicio como limpiadores, jardineros o cocineros. Al que sí conocemos es al que prepara el menú que se come en la residencia de los Reyes. Con Letizia súperpendiente, el responsable es Antonio Paredes, el jefe de cocina que lleva en esos fogones más de cinco años. A su lado tiene siempre un ayudante de cocina que viene de los fogones de la Guardia Real; se distribuyen por turnos y son los mismos que ayudan en los banquetes de las cenas de gala que se celebran en el Palacio Real de Madrid cuando se recibe a algún mandatario extranjero o se celebra algún premio. Esta persona siempre está de guardia, mientras el cocinero jefe tiene una jornada laboral, en cocina hay alguien las 24 horas del día por si algún miembro de la Familia Borbón Ortiz necesita algo.
En la cocina de Zarzuela hay alguien las 24 horas del día por si se necesita algo
El único dato que tenemos del cocinero que cada día les prepara la comida a los Reyes y sus hijas es que anteriormente había trabajado en el ya cerrado restaurante Jockey, el que era uno de los favoritos del rey Juan Carlos cuando vivía en Madrid, y que durante su reinado se encargaba de los menús de los banquetes de Estado. Sin embargo, con la llegada de Felipe VI al trono decidieron cambiarlo y pusieron la norma de que para cada cena el catering fuera de un cocinero distinto. "Y no es una tarea fácil, ya que la Reina es muy controladora en todo lo que se refiere a la dieta. Nada de azúcar y nada de alimentos procesados. Las verduras siempre que se puede son del huerto que tienen montado en Zarzuela, que ella supervisa. Pero Antonio tiene un carácter maravilloso y se lleva muy bien con ella: forman un buen equipo. Al Rey le gustaría algo más de dulce de vez en cuando", revela una persona cercana a la Casa.
Se puede decir que la misma relación, estrecha y de cariño, mantiene Letizia con sus gobernantas. Cuando en 2002 el entonces Príncipe de Asturias se mudó al Pabellón del Príncipe, Felipe decidió llevarse a su propia ama de llaves de casa de sus padres y eligió a Elena Vergara-Jáuregui Satrústegui, que le ayudó a poner en marcha su nuevo hogar.
María José, la gobernanta
Su relación con la Familia Real venía de largo, ya que su sobrina Marisa Satrústegui fue secretaria de las infantas Elena y Cristina cuando eran pequeñas. Ella fue la primera en ayudar a Letizia a instalarse en una casa tan grande, la periodista pasaba de un pequeño piso en Valdebernardo a una súper mansión. Adaptarse y controlarla no es tarea fácil. También estuvo a su lado cuando nacieron las hijas de los Reyes, la princesa de Asturias y la infanta Sofía y, aunque no era la niñera, la Reina encontró en ella uno de los mejores apoyos ante la incertidumbre que nace cuando eres madre primeriza.
En 2009, Elena fue sustituida, por decisión propia, por María José Arbesú, asturiana como la Reina, y que era la gobernanta del hotel Miguel Ángel de Madrid cuando recibió la oferta de Zarzuela. Desde entonces es la persona que se ocupa del buen funcionamiento del hogar de los Borbón Ortiz.
Es cierto lo que se ha publicado que Letizia no es una reina al uso con varias doncellas y peluqueras. La Reina cuenta con la misma persona que la peinaba en TVE para preparar su cabello y maquillarla para los actos y viajes. Se llama Luz Valero y lo suyo es una amistad en toda regla. De hecho, se les ha visto juntas por las calles de Madrid disfrutando de una noche de ocio con un grupo de amigos. Luz viaja con ella y la prepara para cada acto importante. Lo curioso es que la estilista sigue en la plantilla de RTVE, por lo que para atender a la Reina cuando lo necesita, tiene que pedir permisos especiales y vacaciones. Si no puede acudir a Zarzuela, es la propia Letizia, una mujer bastante apañada, la que se prepara sola.
Marisol, la doncella
Pero sí es verdad que la esposa de Felipe VI tiene una doncella. Poco se sabe de ella: el nombre de Marisol es el único dato que conocemos y que le ayuda con el vestuario. No es que le suba la cremallera a la Reina, aunque lo hace si lo necesita, pero es cierto que con la cantidad de actos que protagoniza y el tamaño que debe de tener el vestidor que Letizia posee en el Pabellón del Príncipe, necesita alguien que le ayude a gestionarlo. Marisol hace las maletas para los viajes teniendo en cuenta los gustos de la Reina y sabiendo, previo aviso de planificación y protocolo, los actos que va a protagonizar en ese desplazamiento. Además, viaja con ella y se encarga de que las maletas lleguen a destino y que se deshagan en el hotel o residencia donde van a instalarse. Plancha la ropa, cose botones, sube dobladillos… siempre y cuando sean cosas oficiales.
Cuando la familia Borbón Ortiz se va de vacaciones, Marisol descansa como todos los demás. "Es que todo el mundo está empeñado en que la persona que viste a la Reina es Eva (nuestra fuente se refiere a la estilista Eva Fernández que trabaja para la Secretaría de la Reina desde hace unos años), pero no es así. Ella elige lo que se pone entre las varias opciones que a Marisol le parecen apropiadas por el protocolo del acto, pero siempre decide ella. Puede que Eva le ayude en el estilo, pero ese no es su trabajo, ya que ella está contratada para encargarse de las relaciones de la Reina con las firmas de moda. Es increíble la cantidad de paquetes que le llegan a doña Letizia de distintas marcas que quieren que luzca sus bailarinas o abrigos. Ella se encarga de dar las gracias, hacer un filtro sabiendo los gustos de la Casa y de pagarlo todo, a no ser que se trate de un regalo personal. Ese es el trabajo de Eva. Aunque eso no quita para que se le pida consejo de vez en cuando, ella era estilista en una revista de moda, ¿quién mejor? Pero no es esa su labor", aclara a EL ESPAÑOL|Porfolio una amiga de la Reina.
La reina tiene una doncella, de la que sólo se conoce que se llama Marisol
Pero la idea de tener un equipo pequeño y rodearse de gente de confianza a pesar de ser reina de España, es un concepto que le llega heredado de su antecesora en el cargo. La reina Sofía era refractaria a tener la casa repleta de chambelanes, ayudantes y demás compañía; solo tenía el personal necesario cuando sus hijos eran pequeños. A ella no le gustaba la idea de que nadie se inmiscuyera en las interioridades de su matrimonio (el futuro no iba a ser muy justa con ella en este tema), en la educación de las Infantas y el Príncipe y en la organización de su hogar. Letizia le ha seguido en esta filosofía.
La mano derecha de la Reina
Pero la mano derecha de Letizia desde que llegó a Zarzuela es, y sigue siendo, José Manuel Zuleta y Alejandro. La persona en la que más confía. El jefe de la Secretaría de la reina, teniente coronel de Caballería, duque de Abrantes y marqués del Duero, acompaña a Letizia en todas sus actividades institucionales. Siempre dos pasos por detrás, este aristócrata y militar observa y casi nunca interfiere. Es una persona amable, educada y cariñosa con todos los que trabajan con él, y mantiene una buena relación con la prensa que cubre, de forma habitual los actos de la Reina.
"Tiene una capacidad asombrosa de ser super amable y atento pero no contarte absolutamente nada. Le puedes preguntar lo que quieras, que él educadamente te esquiva con un arte asombroso. Es cierto que siempre sonríe y que está atento a todo y todos. A nadie le extraña que ella tenga en Zuleta (cómo le llaman todos) su mejor apoyo", cuenta un periodista de los que cubren las noticias de la Casa de forma habitual.
La discreción de este militar raya en el hermetismo y ese es un hecho que choca todavía más cuando el que lo aplica es el jefe de Comunicación de la Casa, Jordi Gutiérrez. Periodista de formación, es quien contesta las preguntas o, mejor dicho, quien no responde. Eso sí, sonríe mucho. Ya anunciaron los Reyes a su llegada al trono que la suya sería una monarquía sin titulares diarios, aunque con el tema del emérito las cosas no están saliendo como las habían planeado.
El comedor y el jardín
Algunos trabajos que se realizan en Zarzuela corren a cargo de contratas de una empresa. Eso es lo que ocurre con el catering del comedor de los empleados o con el cuidado de los jardines. La creadora original del diseño de los paisajes del palacio es la responsable de los jardines de Patrimonio Nacional, María Mérida. Ella también fue la creadora del pequeño espacio verde con estanque de tres surtidores que hay en la entrada del Pabellón del Príncipe. Pero desde 2014, Patrimonio Nacional le cedió la contrata del mantenimiento de las zonas verdes (menos el huerto de la Reina que no lo toca nadie) a la empresa Ferrovial. No es fácil cuidar de este paisaje ya que cuenta con gran variedad botánica, bosquetes y setos compuestos por diferentes especies, praderas de distintas calidades, paseos y caminos de jabre, borduras, macizos de plantaciones anuales, muy por encima de cualquier otro jardín, dicen desde Patrimonio.
Los jardines son casi inaccesibles e invisibles. Sólo han aparecido en fotografías tomadas en contadísimas ocasiones, como las distribuidas en el 50 cumpleaños del Rey o en algunos bautizos reales.
Cuatro jardineros
Cuando se realizó el contrato con Ferrovial Servicios se publicó en el BOE y se dio el dato de que la empresa española cobraría por ello 240.000 euros anuales. El acuerdo garantiza que cuatro jardineros con maquinaria especializada trabajan a diario para que la familia Borbón Ortiz, la Reina Sofía e Irene de Grecia disfruten de sus jardines. Este presupuesto en jardinería tampoco sale de las cuentas de la Casa, sino que quién se encarga es Patrimonio Nacional.
Ferrovial Servicios se encarga del mantenimiento de los jardines de Zarzuela por 240.000 euros al año
El huerto, el lugar favorito de la actual Reina, se sitúa junto al arroyo y tiene un espacio de más de 1.000 metros cuadrados en el que se cultivan patatas, zanahorias, tomates y las plantas aromáticas. Formaba parte del trazado original del siglo XVII, aunque con el tiempo se han introducido algunos cambios en su cultivo. Por ejemplo, se ha dicho que Letizia tiene prohibido el uso de pesticidas artificiales y abonos inorgánicos.
La seguridad del Rey
El servicio de seguridad del Rey es uno de los grandes secretos de Estado. Ni las altas esferas del Ministerio del Interior conocen su funcionamiento. Está formado por alrededor de 300 personas al mando de 10 adjuntos que dependen del jefe de Seguridad.
Un silencio absoluto envuelve esta cuestión. Sí sabemos que tras la muerte del coronel de la Guardia Civil José María Corona, por el que los Reyes sentían un gran afecto, el monarca nombró a Miguel Herráiz Alcorcón, con el mismo rango en la benemérita que el anterior en su cargo, nuevo jefe del Servicio de Seguridad de la Casa. Es también una persona cercana a Felipe VI, ya que se incorporó a Zarzuela en 1988, cuando el rey era Príncipe de Asturias y comenzó a estudiar Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid, en el campus de Cantoblanco. Herráiz, que procedía del Grupo Antiterrorista de la Guardia Civil, pasó a ser uno de los escoltas que le acompañaba a clase cada mañana.
Lo poco que sabemos de este departamento es que Herráiz aprovecha cuando la Familia Real está fuera de vacaciones para poner patas arriba toda la seguridad del recinto de Zarzuela y hacer simulacros de situaciones que se podrían dar, para estar preparados ante cualquier amenaza. De hecho, el servicio de seguridad se tuvo que poner a prueba cuando el 17 de octubre de 2018 un coche sin identificar se coló por la entrada de Valdemarín provocando la alarma en todo el recinto. Al final resultó ser un ladrón de coches que intentando huir de la policía había buscado refugio en el sitio menos indicado.
Todo el personal que trabaja velando la seguridad de la Casa pertenece o al Ministerio del Interior, por ser Guardia Civiles o Policías Nacionales, o al de Defensa, ya que son militares, muchos de la Guardia Real, que tienen sus cuarteles en El Pardo y que disponen de 1.500 hombres al servicio del Rey. Sus nóminas las pagan estos dos ministerios, no salen del presupuesto de la jefatura del Estado.
Lo mismo ocurre con varios funcionarios que trabajan en la confección y el pago de las nóminas y otros asuntos meramente laborales. Estas personas pertenecen al Ministerio de la Presidencia y es este el que les paga el sueldo.
En 2018, un coche sin identificar se coló por la entrada de Valdemarín
Los trabajadores de Zarzuela tienen instalaciones propias para ellos, en los que no se cruzan con ningún miembro de la Familia Real. El recinto es mucho más grande de lo que aparenta y de lo que puede ver un visitante que acude, por ejemplo, a una audiencia.
Hay una zona de edificios, detrás de todo el complejo de Zarzuela, donde se encuentra el llamado pabellón de servicios, el centro de jardines, el sofisticado centro de comunicaciones (El Cecom), una galería de tiro para el servicio de seguridad, un cuerpo de guardia para albergar a los centinelas de la Guardia Real, un helipuerto con dos pistas, una cuadra, perreras, una planta de energía solar para las renovables que tanto le gustan a la reina Letizia, y un gran comedor para los empleados, cuyo menú, a cargo del catering de confianza de la Casa y que es costeado a cargo del presupuesto de la jefatura del Estado. Allí también hay un gimnasio y una piscina para que el personal pueda ponerse en forma sin salir del recinto. La Reina comparte algunas clases que se dan allí y no es raro verla en las máquinas del gimnasio, a pesar de que tiene sus propias instalaciones en el sótano del pabellón del Príncipe.
¿Los túneles secretos?
Hay quien asegura que Zarzuela está lleno de túneles que comunican el complejo de un lado a otro, por si hay que salir de forma que nadie se entere del recinto; pero esto es algo que nadie nos ha podido confirmar. ¿Una leyenda urbana?
El caso es que el complejo de El Pardo funciona como una miniciudad con vida propia en la que la Familia Borbón Ortiz es el centro de la atención. Se trata de un recinto que acoge la Jefatura del Estado pero también a una familia o mejor dicho, dos y no siempre bien avenidas. No hay que olvidar que la plantilla trabaja por ley para el Jefe del Estado, para la institución monárquica y para la familia. Un componente de la Casa asegura: "Cuando trabajas tienes que saber diferenciar lo que es la Jefatura del Estado de lo que es la familia; son dos mundos que se cruzan, y tu habilidad consiste en intuir y comprender esa división. Y, desde luego, es más complicado servir a la familia que a la Jefatura del Estado. En La Zarzuela conviven asuntos institucionales y asuntos familiares, aunque el rey Felipe VI ha conseguido, con mucho esfuerzo y dolor, separar las dos cosas poco a poco. Pero es cierto que en tu día a día se entrecruzan temas racionales y temas irracionales", sentencia.