La última vez que Taylor Swift pisó España fue en 2013, hace más de 10 años, pero el impacto que tenía entonces no es ni mucho menos el que tiene ahora. Entonces, una entrada podía costar 40 euros frente a los más de 450 que cotizan las mejor posicionadas en esta ocasión. Los preparativos que han paralizado Madrid durante esta semana también han superado cualquier expectativa: se han levantado hasta dos fan zone para albergar a los 140.000 fans de la artista, para las cuales han sido necesarios 123 tráilers.
El fenómeno de la de Wyomissing (Pensilvania, EEUU) generó 1.100 millones de euros sólo en lña parte estadounidense de su gira actual. En Madrid, está previsto que deje 10, sólo en la hostelería. Su base de fans la componen más de 500 millones de incondicionales en sus redes sociales y se calcula, que a nivel mundial, hay 100 millones de swifties declarados, lo que la convierten en la artista del momento. Pero, ¿cuál es la clave de su éxito?
EL ESPAÑOL | Porfolio hace un recorrido por la carrera de la artista y habla con fans -y críticos- de la cantante en España para comprender las claves detrás del acontecimiento que este 29 y 30 de mayo ha tomado Madrid y centra todas las conversaciones.
"No sé si es que me he perdido, si es porque soy de otra generación... pero hay cosas que no entiendo", dice María José Sanz, madre de Andrea, una swiftie madrileña que ha pagado más de 200 euros por entrada para ver a Taylor Swift, la cantante pop-country de 34 años, en sus dos fechas en el Santiago Bernabéu de la gira Eras Tour, en la que la artista hace un recorrido por toda su discografía.
"No entiendo qué necesidad hay de ver el mismo concierto dos veces. Y que luego haya que ir con una vestimenta especial, que se diseñe unas gafas, que se haga pulseras para intercambiarlas con la gente... todo esto se me escapa un poco", admite.
Confiesa que ella también ha sido fan y, por supuesto, "también he sido joven", pero no comprende los extremos de fanatismo a los que se están llegando ahora. Pero su hija no es la única. El fenómeno Taylor Swift ya arrasa por todo el mundo y España no ha sido la excepción.
Se estima que casi el 30% de las personas que acudirán a los conciertos de Madrid son extranjeras, y para las swifties, todas las previsiones son pocas. El partido que disputará el Real Madrid en casa contra el Betis ha truncado sus planes, pero preveían acampadas de semanas para poder ver a su ídolo en primera fila.
Además, para no perderse nada, las redes se inundaron de mensajes de fans de Taylor que aseguran que llevarían incluso pañales para aguantar las largas colas y las más de cinco horas de espectáculo que ofrece la artista de Pensilvania. Incluso se los han customizado.
"Ponerme pañal fue la mejor decisión"
"No me pienso perder ni una canción de esta mujer para ir al baño", dice la influencer catalana Eira Scheper. Tiene 31 años, e hizo una cola virtual de más de 7 horas para conseguir ver a Taylor Swift en Estocolmo. "Cuando conseguimos entrar en el servidor, ya no quedaban entradas, así que no nos quedó más remedio que comprarnos las VIP", cuenta Eira a EL ESPAÑOL.
El precio de estas entradas fueron 450 euros, pero para Eira "merece totalmente la pena". Confiesa que volvería a pagarlo. De hecho, se ha gastado 200 euros para verla de nuevo en Ámsterdam. Cuenta que es toda una experiencia y que, además del concierto, disfruta también de hacer turismo por las ciudades que visita.
Es una swiftie "de siempre", y para ella Taylor es la artista con la que ha crecido. "Tenemos más o menos la misma edad. Yo empecé a escucharla cuando tenía 13 años, y desde entonces su música me acompaña. Además, sus letras son tan reales que siempre hay alguna canción con la que te puedes identificar", explica.
Por eso, Eira está viviendo el Eras Tour de una manera muy intensa, y mucho más desde que comenzó la etapa europea. Lo vive tanto, tanto, que decidió ponerse un pañal para su concierto en Estocolmo, y asegura que repetirá en Ámsterdam. "Fue la mejor decisión. Me permitió estar tranquila y mantenerme hidratada a sabiendas de que si en algún momento necesitaba hacer pis, iba a estar cubierta. Además, esta vez lo voy a customizar, para mí y para mis amigas".
Para ella, esta gira es especial, por eso ve imprescindible hacer de ella todo un evento. Es mucha la gente que por redes comparte cómo se diseña estilismos acordes a diferentes "eras", entendidas como las distintas fases que atraviesa Taylor y que se ven reflejadas en sus 11 discos.
Y Eira no iba a ser menos. "Para Estocolmo elegí la era Reputation, pero ya estoy preparando otro estilismo para Ámsterdam de la era The Tortured Poets Deparment", que da nombre al último disco de Taylor Swift. Además, se hizo más de 15 friendship bracelets, pulseras con motivos swifties para intercambiar entre fans, pero asegura que había chicas "con bolsas llenas de pulseras, algunas tenían hasta 200".
Además, se prevén cortes de tráfico por los aledaños del paseo de la Castellana, e incluso los colegios que allí se sitúan preparan la entrada de los estudiantes por un "salvoconducto o por las puertas traseras", según apuntan diferentes comunicados como el difundido por el colegio María Virgen.
Madrid se prepara así para recibir a la que ha sido nombrada como la persona del año por la revista Time. Y no es para menos. Solo durante la gira estadounidense, la cantante logró generar más de 1.100 millones de euros. Esto, junto al total de su fortuna acumulada, con 500 millones por su catálogo musical, 500 millones por derechos de autor y giras y 150 millones en propiedades inmobiliarias, han hecho que se sitúe en la lista Forbes como la quinta mujer más poderosa del mundo.
'Swifties': un fenómeno fan inigualable
Los fans de Taylor Swift se cuentan por millones alrededor de todo el mundo. La cantante tiene más de 500 millones de seguidores en redes sociales, y se estima que hay más de 100 millones de swifties en todo el planeta. Y no son un fandom cualquiera. La relación de la cantante con sus seguidores es tan estrecha que muchos la sienten como si fuera "una amiga de toda la vida".
Y es normal. La música de Taylor les ha acompañado durante toda su vida, y casi "han crecido con ella". Para José Ramón Ubieto, psicólogo clínico y psicoanalista, un factor fundamental es la empatía que generan sus letras.
"En un mundo global, cualquiera que habla en primera persona de sus vivencias tiene un mérito y tiene un atractivo, porque resalta algo de lo que el mundo global nos priva, que es la autenticidad. Taylor Swift es, en ese sentido, original. Se arriesga un poco más y la gente valora eso", explica Ubieto.
En ese sentido, Taylor hace de la música una catarsis. A través de todos sus discos, se puede hacer una radiografía de lo que ha sido la vida de la artista y, por ende, también de sus relaciones. La cantante siempre se ha caracterizado por su gran exposición al público. No es celosa de su intimidad, y tiene poco miedo a ser explícita en cuanto a sus rupturas.
Quizás, las canciones más directas se encuentran en sus álbumes Speak Now y 1989. Se trataría de Style, dedicada a su ex y compañero de profesión Harry Styles, y Dear John, que describe la dolorosa relación que mantuvo con el guitarrista John Mayer, 13 años mayor que ella.
Esa facilidad para transmitir sus vivencias y hacer empatizar al público, en una era llena de ídolos digitales o influencers, ha hecho de Taylor Swift un auténtico fenómeno de masas. Tanto, que hasta políticos como Donald Trump temen un posicionamiento de la cantante en pro del actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, porque son conscientes de la movilización del voto a favor del demócrata que traería este hecho.
De hecho, desde que se conoció su relación con el jugador de la NFL, Travis Kelce, el valor de mercado del Kansas City Chiefs ha aumentado en 330 millones. Del mismo modo, la venta de camisetas con el dorsal de Kelce se ha incrementado un 400%.
Es lo que se conoce como 'el efecto Taylor', tan relevante que hasta la prestigiosa Universidad de Harvard ha creado un curso para estudiarlo: Taylor Swift and Her World. Pero esto no sería posible si la artista no tuviera detrás este ejército de fans incondicionales.
"Tengo muchísimo trabajo desde que empezó el tour en Europa. Son muchas novedades, y dedico mi tiempo libre a crear contenido en la cuenta fan"
Ángela tiene 26 años, es de Murcia, y en febrero de este año decidió crear una cuenta de Instagram para fans de Taylor bajo el nombre @swiftiesmurcia. Su motivo fue que iba sola al concierto de la artista en Madrid, pero gracias a la cuenta ha creado una comunidad de casi 600 personas de las cuales "muchas ya son amigas".
"Le dedico mi tiempo libre a crear contenido en la cuenta. Reels, fotos, proyectos... Tengo muchísimo trabajo, sobre todo desde que empezó el tour por Europa. Hay muchísimas novedades, voy actualizando a la comunidad para que no se pierda nada", cuenta Ángela a EL ESPAÑOL.
No solo ha conseguido grupo de gente con quien ir, sino que ha llegado a organizar dos eventos presenciales para reunir a fans de diferentes ciudades. El primero fue en marzo, con motivo del estreno del documental de Swift The Eras Tour, donde organizó una cena con dress code acorde a distintas eras de la artista para verlo en un proyector. El segundo, en abril, coincidió con el lanzamiento del último álbum de la cantante.
Al igual que Andrea, tiene entradas para los dos conciertos en el Bernabéu y también para el concierto de Londres en agosto. Pero, en el caso contrario de la madrileña, los padres de Ángela si entienden su pasión. De hecho, es su madre quien le ayuda a organizar los eventos que planea. Cuenta, además, con el apoyo del ayuntamiento de Cartagena, que le ha cedido en ocasiones locales propiedad de la institución.
Para los conciertos, de la mano de otros clubs de fans en España, han organizado varios fans projects. "Hemos hecho un cartel gigante para levantarlo en un momento determinado del concierto para conseguir que Taylor lo vea. También estamos difundiendo por redes un mensaje para que los diferentes sectores del Bernabéu se iluminen con los colores de las 11 eras. Por último, estamos moviendo un chant, que son pasos de coreografías coordinados para todos los asistentes al concierto", explica.
John, el padre de Ángela, está muy orgulloso de ella, y también de la carrera de Taylor Swift. "Gracias a mi hija, que sigue a Taylor Swift desde su adolescencia, he aprendido a escuchar su música y a descubrir lo influyente que es, tanto para los jóvenes como para gente más mayor. Tengo 55 años y soy súper fan. No es fácil el camino que ha recorrido esta gran artista".
Una evolución de 'eras'
Como apuntaba John, el camino de Taylor por la industria musical no ha sido precisamente uno de rosas. Empezó muy joven. A los 12 años empezó a escribir canciones y aprendió a tocar la guitarra, y a los 14 firmó su primer contrato con Sony/ATV Music para convertirse en compositora profesional, siendo la artista más joven de la historia en hacerlo.
Su estilo country cautivó también en la industria televisiva, formando parte en varias ocasiones del elenco 'Disney', con cameos en diferentes series y películas. Su paso al estilo pop, incluso con mezclas electrónicas, la hizo dar un salto y llegar a mucho más público, joven en su mayoría.
Sus discos se sitúan en las listas de los más vendidos, y este éxito le ha llevado a ser la primera artista en recibir cuatro Grammys en la categoría de mejor álbum. Y precisamente fue al recibir uno de sus decenas de premios cuando los problemas empezaron para Taylor.
Kanye West fue quien protagonizó el tenso momento de los MTV Video Music Awards de 2009. Todo el mundo recuerda como el artista subió al escenario para arrebatarle el micrófono a una joven Taylor que acabó en llanto cuando este famoso rapero y productor discográfico pronunció: "Te dejaré terminar, pero el de Beyoncé es uno de los mejores vídeos de todos los tiempos".
West no se quedó a gusto, y el acoso a Taylor se volvió constante. Promovió que otros famosos se rieran de ella, e incluso él mismo en un videoclip parodia a la artista con un muñeco de cera de la propia Taylor desnuda.
Swift siguió siendo la 'niña buena' de la industria a pesar de este acoso. Pero todo cambió cuando la discográfica a la que pertenecía quebró y su antiguo manager, Scooter Braun, vendió los derechos de todas sus canciones, dejando a Taylor sin ningún poder sobre ellas.
- La antigua Taylor no puede ponerse.
- ¿Por qué?
- Porque está muerta.
Esto versa la canción 'Look what you make me do', en uno de los puntos de inflexión de Taylor Swift, que dejó de ser 'la niña buena' para convertirse en la "víbora" que todos los seguidores de West decían que era.
Tomó las riendas de su carrera, y decidió imponerse ante todos aquellos que ganaban dinero a su costa, regrabando desde cero toda su discografía bajo la distinción de Taylor's version. Y en efecto, solo alguien como ella conseguiría que las reproducciones de sus antiguos álbumes cayeran en picado en favor de unos números que subían como la espuma ante sus nuevos lanzamientos.
Un producto "prefabricado"
Está claro que no todo el mundo ama a Taylor. El DJ y productor musical Florian Gasperini no la considera una artista, sino "un producto prefabricado y perfectamente diseñado para que sea consumido".
Admite que, aunque muchas de las canciones de la cantante puedan parecer "planas y aburridas" para alguna parte del público, son "melodías muy dulces que están hechas para ser consumidas por una gran masa de gente".
No quiere desmerecer el talento de la artista, pero asegura que gran parte de su éxito residen en todo el equipo que tiene detrás y en una brutal campaña de marketing. "Esta gente suele decir que son cantautores, pero tienen mucha gente que interviene detrás y que escribe alguna de las letras. Además, el marketing juega un muy buen papel, ya que te los meten en las radios, en las discotecas... y al final es lo que se escucha", explica.
Puede parecer obvio, pero no es consumidor de este tipo de música. Él consume a "verdaderos artistas" y, al comparar la música comercial de Taylor con el reguetón, afirma que la mente de la gente que consume esta música "para masas" está "realmente empobrecida".
A pesar de todo, el éxito de Taylor es indiscutible. Su 'Eras Tour' así lo acredita. Conciertos de cinco horas que cuentan con teloneros a la altura de Paramore y un viaje musical a todas las etapas de la artista que se mueve entre registros alegres y bailables, alternados con canciones lentas que ponen a flor de piel la emoción de las casi 70.000 personas que estarán presentes la próxima semana en el Bernabéu.
Metodología.
En la elaboración de este reportaje se ha empleado la API de Spotify, que analiza las canciones en una escala del 0 al 1 en función de una serie de características:
Bailabilidad: mide qué adecuada es una pista para bailar en función de una combinación de elementos musicales que incluyen el tempo, la estabilidad del ritmo, la fuerza del ritmo y la regularidad general. Un valor de 0 es el menos bailable y de 1, el más bailable.
Energía: mide la intensidad y la actividad. Normalmente, las pistas enérgicas son rápidas y ruidosas. Las características de percepción que contribuyen a este atributo incluyen rango dinámico, volumen percibido, timbre, velocidad de inicio y entropía general.
Voz: detecta la presencia de palabras habladas en una pista. Cuanto más exclusivamente hablada sea la grabación, más cercano a 1 será el valor del atributo. Los valores superiores a 0,66 describen pistas que probablemente estén compuestas exclusivamente de palabras habladas. Los valores entre 0,33 y 0,66 describen pistas que pueden contener música y voz. Los valores inferiores a 0,33 probablemente representen música sin voz.
Acústica o electrónica: cuanto más cerca se encuentre del 1, más acústica es la canción; si está más cerca del 0 es más electrónica.
Viveza: detecta la presencia de una audiencia en la grabación. Los valores superiores a 0,8 hacen que sea muy probable que la pista se haya interpretado en vivo.
Valencia: mide la positividad musical que transmite una pista. Las pistas con valencia alta suenan más positivas (p. ej., felices, alegres, eufóricas), mientras que las pistas con valencia baja suenan más negativas (p. ej., tristes, deprimidas, enfadadas).