A feministas y socialistas sólo nos queda el voto nulo
Las políticas de PSOE y Unidas Podemos han demostrado ser tan o más nocivas para las mujeres y la clase trabajadora que las de un Gobierno de derechas.
Las feministas estamos hartas, hastiadas, asqueadas.
Hartas de un Gobierno que en nombre de no sabemos qué feminismo ha aprobado leyes que vulneran los derechos de las mujeres e infancia. Hastiadas de un "progresismo" institucional y mediático que difama, acosa y persigue a quienes sencillamente les exigimos que actúen conforme a lo que dicen ser. Asqueadas ante la amenaza de "viene la ultraderecha", cuando sus políticas no se han demostrado mejores para la clase trabajadora.
Esta legislatura ha resultado nefasta para todas las mujeres. El Ministerio de Igualdad, supuesto representante y defensor de nuestros derechos, se ha dedicado a hacer políticas identitarias y transgeneristas que lejos de resolver la problemática de violencia de género la ha reforzado.
El Gobierno no ha hecho modificaciones en la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género para tratar de erradicar esta violencia. En su lugar, ha aprobado una ley que supone el borrado jurídico del sexo y que permite que hombres autoidentificados mujeres, por su sola palabra en el Registro Civil, eludan futuros procesos judiciales por violencia de género (obviamente, esto no se puede aplicar a varones que durante la comisión del delito no hayan hecho el cambio de sexo registral). O que permite que varones autoidentificados mujeres con delitos de violencia sexual, de género o pederastia cumplan sus condenas en módulos de prisiones de mujeres.
Esto es lo que ha hecho el Gobierno en materia de violencia de género. Esto y afirmar que víctima de este tipo de delito ya no son las mujeres, sino cualquiera que se identifique como tal.
El Gobierno prometió una ley de garantía integral de libertad sexual para combatir la violencia sexual que padecemos las mujeres. De nuevo, el resultado de su ley no fue combatir sino reforzar y apuntar esta violencia, unida a una dolorosa violencia institucional infligida por el Gobierno a las víctimas que hemos visto salir de la cárcel a violadores y pederastas por obra y gracia de tan "progresista" ley.
1155 reducciones de condena y 117 excarcelaciones a agresores sexuales. Los agresores amparados y beneficiados. Las víctimas revictimizadas y humilladas.
El Gobierno prometió acometer políticas para conseguir la igualdad efectiva entre mujeres y hombres. Lo que ha hecho es permitir que hombres rompan los techos de cristal de las mujeres y ocupen nuestros puestos en listas cremallera, en política, en altos cargos o en el deporte, porque son hombres que se sienten mujeres.
"El Gobierno prometió escuchar a asociaciones de juristas y feministas, pero lo que de verdad ha hecho es ignorarnos y tratar de silenciarnos"
El Gobierno dice luchar por la representación política y social de las mujeres. ¿Lo que de verdad ha hecho? Institucionalizar la misoginia y el borrado de las mujeres.
El Gobierno prometió escuchar a agentes sociales y asociaciones de juristas y feministas. ¿Lo que de verdad ha hecho? Ignorarnos y tratar de silenciarnos sistemáticamente. No escuchar nuestras advertencias sobre la salida de prisión de violadores que ampararía su ley o sobre las implicaciones jurídicas y prácticas de la ley trans que ya se están cumpliendo. Las reuniones del Ministerio de Igualdad con agentes sociales y organizaciones fueron con influencers y asociaciones cuya lucha es que se reconozca en la ley el invento de "personas no binarias", se les llame "persones" y que se acuse de delito de odio a quien ose ofender tan "vital necesidad" y delicado sentimiento.
El Gobierno prometió implementar políticas contra la violencia sexista. No promovió gabinetes psicojurídicos o garantizó derechos para las víctimas. No. Eliminó las subvenciones a asociaciones que atendía a las víctimas para otorgarlas a la tropa queer y puso "puntos violetas" en panaderías.
El Gobierno prometió derogar la reforma laboral para garantizar una mejora en los derechos de los trabajadores. Lo que hizo: mantenerla casi intacta dejando en vigor los aspectos neoliberales y más lesivos para la clase trabajadora.
El Gobierno más progresista de la historia prometió derogar la "ley mordaza" de la anterior legislatura. ¿Lo que hizo? Mantenerla y ponernos otra: la Ley Trans, cuyo régimen sancionador incluye cierre de cuentas de redes sociales y multas de hasta 120.000 euros a quienes expresemos legítima crítica a las políticas transgeneristas.
El Gobierno socialista promete garantizar la igualdad entre los ciudadanos. Lo que hace: apuntalar las diferencias entre ciudadanos y territorios con sus constantes concesiones a los nacionalismos fragmentarios y coadyuvar a la desintegración territorial de España.
"Una se queda ya sin palabras ante tanta burla a una ciudadanía que está, cada día, más crispada y harta"
El repuesto de Unidas Podemos, Yolanda Díaz y su partido Frankenstein Sumar, que será, si sale bien para elles, el bastón del PSOE, es exactamente el mismo tipo de izquierda caniche e indefinida que lleva tiempo riéndose de los trabajadores. Y ya no digamos de las feministas.
Recordemos el nuevo fichaje estrella de Díaz como portavoz de Feminismo y LGTB (causas que para empezar no van juntas): Elizabeth Duval, gran representante del virulento movimiento transgénero que nos acosa y difama y promueve políticas de vulneración de los derechos de las mujeres y niñas. Una suerte de intelectual orgánica que se ha hecho popular provocando a reconocidas feministas.
¿Y qué me dicen de la "gran propuesta" de Yolanda Díaz para acabar con la violencia de género de habilitar una línea de teléfono para "hombres en crisis" para que no agredan a sus parejas? Una se queda ya sin palabras ante tanta burla a una ciudadanía que está, cada día, más crispada y harta.
Estos solo son unos ejemplos del constante machaque por parte de un Gobierno autodefinido socialista y feminista a la clase trabajadora y a todas las mujeres, ricas o pobres. Somos muchos los socialistas y las feministas que nos negamos a votar el 23-J al PSOE o a Sumar. Han sido constantes y dolorosas las traiciones.
Ni una lección de quienes nos llaman irresponsables al grito de "viene la ultraderecha". Es una estrategia electoral que con muchos ya no funciona. PSOE y Unidas Podemos han demostrado ser tan o más nocivos para la sociedad que un Gobierno de derechas. Y me aventuro a decir que una parte de los socialistas/marxistas y feministas no vamos a votar, por sus consignas electoralistas que pretenden polarizar e infundir miedo, a quienes nos han traicionado y dañado.
Yo voto nulo. Por principios y coherencia política. Más le valdría a la izquierda escucharnos y aprender de sus fracasos si quiere, algún día, recuperar la confianza ciudadana.
*** Paula Fraga es abogada especializada en Derecho penal y de familia, y especialista en protección a la infancia.