La doble decisión de la Junta Electoral Central de este lunes puede leerse como una reprimenda contra las dos patas comunicativas de las que se sirvió Pedro Sánchez para apoyar su estratégico amago de renuncia: la encuesta flash del CIS de Tezanos publicada el mismo día en que el presidente anunció que no dimitía, y la halagadora entrevista en La 1 de RTVE emitida esa misma noche.
La JEC ha dictaminado, por un lado, obligar a RTVE a compensar a todos los partidos políticos concurrentes a las elecciones catalanas del próximo 12-M por la entrevista a Sánchez del pasado 29 de abril, ofreciéndoles espacios equivalentes en sus informativos.
ERC, PP y Ciudadanos habían denunciado ante el órgano electoral la "utilización partidista" del ente público que suponía la celebración de la entrevista, aunque no sirviera para evitarla a tiempo.
Por otro lado, y también de resultas de una denuncia del PP (que alegó un uso de "medios públicos con la finalidad de interferir en los resultados electorales"), la JEC ha abierto un expediente sancionador a Tezanos por incumplir la obligación de comunicar a la Administración Electoral la realización de su sondeo de hace diez días.
La JEC no ha entrado a valorar el carácter capcioso y tendencioso de las preguntas contenidas en el estudio. El expediente se limita a señalar que, al incluir en el sondeo una encuesta sobre intención de voto en periodo electoral, el CIS debió haberlo puesto previamente en conocimiento de la Junta Electoral.
En cualquier caso, parece evidente que la operación política del presidente del Gobierno estaba coordinada con el presidente del CIS, quien llevó un paso más allá su habitual manipulación de la opinión pública para respaldar el plebiscito sentimental de Sánchez.
La encuesta flash incluyó preguntas sobre Begoña Gómez y delató la pretensión de recabar apoyo para los objetivos del "punto y aparte" anunciado por Sánchez, señalándolos antes siquiera de que él los apuntase en su entrevista en TVE.
Las dos reconvenciones de la Junta Electoral constituyen un nuevo hito en el menoscabo del prestigio del CIS y de RTVE.
El CIS se ha convertido en un instrumento para orientar las opiniones de los ciudadanos en sentido favorable al PSOE.
RTVE ha devenido en una terminal de propaganda al servicio de Sánchez. Terminal que ni siquiera se molesta en verificar los bulos proferidos por el presidente, y que recientemente ha incurrido en un dispendio descomunal de fondos públicos para fichar a un presentador del gusto del Gobierno (David Broncano) con el objetivo de perjudicar a un competidor teóricamente "desafecto" de una televisión privada (Pablo Motos).
El abundamiento en el uso partidista del dinero público y la cooptación de organismos que deberían ser neutrales no parece el mejor comienzo para el programa de "limpieza" que Sánchez asumió en su comparecencia de hace dos semanas.
Tampoco parece muy regenerador que el presidente sólo se prodigue en cabeceras y canales afines, perpetuando así sus vetos habituales a los medios críticos.
Sánchez, que debiera ser el primero en predicar con el ejemplo, estará desautorizado para hablar de "regeneración democrática" mientras en la presidencia de RTVE y en la del CIS mantenga a sendos militantes socialistas.