Es imposible analizar la decisión de eliminar la categoría de Tauromaquia de los Premios Nacionales sin atender al contexto político en que se produce su anuncio.
Ernest Urtasun, ministro de Cultura, ha medido con cuidado el momento de anunciar la eliminación de un premio que no dañará ni siquiera levemente al mundo de los toros, pero que puede darle a Sumar el foco mediático perdido durante las últimas semanas.
El PSOE mantiene una relación ambivalente con el mundo de los toros. Junto a aficionados convencidos, como Carmen Calvo, conviven otros altos cargos socialistas que quizá no le pondrían reparos a la abolición de la fiesta. El Premio Nacional de Tauromaquia fue creado, de hecho, por José Luis Rodríguez Zapatero.
Y por eso la medida de Urtasun, que poca mella hará en la tauromaquia (de la misma manera que la eliminación de un premio de teatro no acabaría con la dramaturgia), parece más bien diseñada para generar una mínima burbuja de aire que le permita a Sumar respirar durante el resto de la campaña electoral catalana.
Porque el de los toros es uno de los pocos temas, como ocurre con el de la caza, en los que el PSOE, por su transversalidad en todas las capas de la sociedad española, tiene difícil seguir el ritmo de socios como Sumar.
El anuncio de Urtasun tiene dos niveles de lectura.
El primero es el político. Porque Urtasun ha sido el ministro de Sumar escogido por Yolanda Díaz para generar el tipo de conflictos políticos, de confrontación con el PSOE, que en la anterior legislatura generaba el Ministerio de Igualdad de Irene Montero.
Y por eso el PSOE ha tomado medidas, como el nombramiento en febrero de Manuela Villa como directora general de Asuntos Culturales, para atar en corto a un ministro cuyas iniciativas (la "descolonización" de los museos españoles, la "descentralización" del Museo del Prado, sus ataques a la tauromaquia), buscan provocar batallas culturales en las que los socialistas se sientan fuera de juego o atrapados entre dos fuegos.
El segundo nivel es el cultural. Y aquí EL ESPAÑOL cree que no le corresponde al ministro decidir qué es cultura y qué no lo es.
Mientras los toros sean una actividad legal, lícita y no cuestionada en la mayoría de las comunidades españolas, mientras su dimensión social siga viva, independientemente de que gusten más o menos, formarán para del acervo cultural español.
¿O es que acaso no son cultura Pedro Almodóvar, Federico García Lorca, Francisco de Goya, Picasso o Andrés Calamaro, todos ellos admiradores de la tauromaquia, y sin la cual no se entendería una parte importante de su obra?
Si algo demuestra la iniciativa de Urtasun es que los españoles no están siendo gobernados por un gobierno de coalición, sino por una coalición de gobiernos en la que el PSOE actúa por su cuenta y riesgo, y Sumar por el suyo.
Parece, en fin, que aquello que tanto temía el PSOE se ha hecho realidad: el Ministerio de Cultura será el Ministerio de Igualdad de esta legislatura.
Es decir, el ministerio divisivo por excelencia y cuya función será la de "ponerle las banderillas al PSOE" y generar puntos de confrontación con el socialismo con medidas disolventes de la cultura y de la identidad españolas. Exactamente lo contrario de lo que se supone que debería hacer un Ministerio de Cultura.