El 1 de octubre publiqué mi primera portada como editor. La frase que acompañaba a Woody Allen en el primer número de Esquire en España hacía referencia al dedicado negocio de montar una editorial. “El negocio más expuesto a la quiebra es el de la cristalería”, decía Woody Allen.
15 años después Spainmedia prescribe con fuerza ante las audiencias de estilo de vida en España y es un pequeño faro internacional como editorial boutique. Detrás de cada portada, y hemos editado casi mil, hay una anécdota. Estas son sólo 15, elegidas a vuelapluma. ¿La mejor? La del mes que viene...
1. Javier Bardem y su chihuahua. Número dos de Esquire. El impresor me pedía los pagos por adelantado antes de arrancar máquinas. El fotógrafo Henry Leutwyler había retratado a Javier Bardem (53), bien trajeado, con un chihuahua en los brazos. Estaba de promoción en América de No es país para viejos de los hermanos Cohen. Pero la llevamos a portada y la titulamos “Guau”, con la onomatopeya canina. Al día siguiente recibimos una llamada de Carlos Bardem (59), que no entendía por qué habíamos optado por una fotografía que Esquire América no se había atrevido a dar. La portada nos puso en el mapa.
2. Steve Jobs me hizo tirar una edición entera a la papelera. Acababa de comercializarse en Estados Unidos el primer iPhone y la única manera de conseguirlo era ir a Nueva York, comprar uno y llevárselo a un chino de Lavapiés que lo pirateaba. Era absolutamente imposible comprar a ningún fotógrafo un retrato de Jobs porque Apple les había obligado a firmar que ellos eran los dueños del material. Todos me remitían a Apple y Cupertino contestaba no. Compré una ilustración de Steve Jobs que había utilizado el semanario New York en portada hacía unos meses y enviamos a imprenta. Al enterarse Apple que Esquire en España utilizaría aquella ilustración sin su permiso envió a Hearst en Nueva York un sibilina carta sugiriendo que si esta edición veía la luz se replantearían la inversión publicitaria en sus títulos. Es fácil imaginar el resto. Tiré los 65.000 ejemplares a la basura (uno me queda en casa), cogimos una fotografía de Jobs por la calle, la ampliamos, la pintamos y volvimos a imprimir. Perdimos más de 100.000 euros y en la calle corrió el rumor que Apple nos había censurado. Salimos una semana tarde.
3. Mortadelo en la portada y vistiendo un edificio de 6 plantas en la calle Goya. Siempre he editado las portadas que me han movido las tripas. Lo aprendí de George Lois (91) cuando lo traje a Madrid: “Una portada tiene que ser como el gas venenoso…”. Explicar a la directora editorial de Hearst que Mortadelo (64) era un hombre interesante me costó un par de emails y una llamada de madrugada. La portada tenía forma de bloc de dibujo y se abría por arriba y no por la izquierda. Para celebrarlo contraté una lona frente a El Corte Inglés de Goya con una portada gigante de 6 plantas. Todas las noches iba a hacerme un selfie delante.
4. La portada que olía a El Bulli. “Enhorabuena, Esquire sale hoy en el New York Times”, la llamada desde Manhattan sonó a deshoras y me sorprendió. “¿Será Esquire América?”, respondí. “No, dicen que la portada de Esquire España huele a El Bulli”. Convencí a Ferran Adrià, ya había anunciado el cierre, la lista de espera era de cientos de miles. Eligió el olor a la retama de Cala Montjoi, lo sintetizamos y lo mezclamos con la tinta de la cabecera. “Si rascas esta portada olearas a El Bulli”, titulé. La revista hubo de retractilarse para evitar que se evaporase la esencia. La aventura, que nadie quiso patrocinar, costó cerca de 75.000 euros. ¿Cuánto nos habría costado un anuncio en el New York Times?
5. Emily Ratajkowski encima de un caballo para Harper's Bazaar. Todas las revistas femeninas se parecen. Todas parecen gritarle a la lectora ¡Cómpra, compra, compra!. Todas excepto las portadas de Bazaar de Richard Avedon de los 70. Esa fue mi inspiración durante los cinco años que edité Bazaar. ¿Mi favorita? La portada en la que el caballo es el protagonista y la modelo está de pie encima. La portada inspiró hace unas semanas un retrato de Victoria Federica en la misma posición publicado en ¡Hola! ¡Qué honor!
6. Pedro J. Ramírez leyendo el primer periódico que dirigió. La idea era imitar la portada en la que el editor de Playboy Hugh Hefner salía leyendo Hustler con cara contrariada. Así que mi propuesta en plena batalla por su “libertad profesional” fue que saliese en la cover leyendo El Mundo. Renunciamos a la foto porque aquello podría haber dinamitado un acuerdo que se intuía próximo y Pedro J propuso posar con el ejemplar de Diario 16 en el que nombran director por primera vez. De las conversaciones posteriores nació mi entrada en el accionariado y el consejo de EL ESPAÑOL, donde se publica este artículo.
7. Quique Dacosta en portada de Robb Report, pero en chino. Durante un año edité Robb Report (The luxury magazine) en chino para la comunidad china en España. El negocio no terminó de despegar, pero tengo enmarcada en la redacción la primera portada, con el chef Quique Dacosta (50). No se trataba de la misma revista en dos idiomas. Dos ediciones y una edición 100% china. Supongo que el traductor sería un buen profesional, pero no lo sé.
8. El arquitecto Tadao Ando se peina en Osaka para T Magazine, la revista del New York Times. Dos horas de entrevista en su estudio, descalzos por obligación para todo el que es invitado a entrar, sea cliente o visita. Durante las dos horas Ando (80) no dejó de peinar ni un solo segundo su ralo cabello que había teñido de morado. “Hágame las preguntas de tres en tres y yo iré contestando”.
9. Cicciolina en Madrid para L'Officiel. La familia Jalou propietaria de la revista de moda más antigua de Europa me llamó para editarla en España. Se me ocurrió traer a Liona Staller, que no dudó ni un segundo, ni tampoco dudó en pedir dinero por aparecer en portada (camuflado en un “me encantaría ir a Madrid”). Durante las 48 horas que estuvo aquí le organicé una comida en el Club Matador, pero sigo con la duda de si Jeff Koons le pasa pensión. No lo creo.
9. Adolfo Suárez se lanza de cabeza en Forbes, elegida Mejor Portada del Año 2014. Adoro las portadas póstumas. Suárez murió a dos días de enviar la revista de abril a imprenta. Levante la portada prevista y encontramos una fotografía suya tirándose de cabeza al mar en Ibiza. En los primeros años de la democracia los fotógrafos acompañaban a los políticos hasta casi… el cuarto de baño.
10. Si plantas TAPAS este mes te sale una tomatera. Fue el número 33 de la revista y se nos ocurrió hacer que la revista se enterrase, o al menos su portada. Un puñado de semillas de tomate prensadas entre una portada doble, con la foto de Sofia Loren oliendo unos tomates bola. Del brote al bote.
11. Alberto García Alix fotografía a Manuela Carmena para Man On The Moon. “Me quitó las gafas y entonces me hizo la foto”, contaba Carmena ya fuera de la alcaldía. “No encontraba cómo sacarla. Una portada tiene que doler y Carmena salía siempre como la abuelita Paz… hasta que le quité las gafas y le dije que mirara al cielo”.
12. El autorretrato de Andreu Buenafuente, confinado, para TAPAS. “Me tendré yo que hacer la foto, porque no podemos salir...”. Adelante. Andreu (57), que siempre fue amigo de la casa, se fotografió con una cafetera tirando el café fuera. La primera portada self-service de Spainmedia no ha sido la única. Este verano Jonathan Anderson (37) pidió hacer lo mismo. ¡Qué no cunda la costumbre!
13. Ibai en Forbes, pero sin traje. “Salgo, pero no quiero ponerme un traje”. Acepto. El anatema del traje está vivo, pensé que había quedado reducido a la corbata, pero para la generación Ibai el traje es sinónimo de formalidad. ¿O se trataba de la talla? Nunca lo supe. Ibai (27) nos recibió en su casa plató y la portada quedó en un primer plano.
14. Diana de Gales con chaleco salvavidas en NAUTIK, la revista sobre economía azul de Spainmedia. ¿Una portada digital es una portada? Lo mismo que una canción es un single para Spotify. La imagen de Diana con chaleco amarillo caminando por un barco de guerra me ayudó a explicar la misión de NAUTIK, contar que este planeta podría llamarse Aqua antes que Tierra. Pronto en papel para despejar dudas.