La exploración de los misterios escondidos en las profundidades del mar siempre ha tenido adeptos desde los primeros diseños que se conocen del submarino en España, que datan del siglo XVII. Desde entonces, y con la inestimable colaboración de Julio Verne y su capitán Nemo, la tecnología ha permitido grandes avances tanto en el sector militar como el civil. Eso no ha evitado algún desenlace trágico, como el de la implosión del Titan, el submarino que se perdió con 5 tripulantes a bordo mientras navegaba entre los restos del Titanic.
Ya existen diseños viables y en proceso de construcción de embarcaciones mitad yate y mitad submarino, como el Nautilus de U-Boat Worx o el Migaloo 5, pero también hay quien se ha dejado llevar por la imaginación para plantear un concepto revolucionario. Es el caso de Steve Koloff, un ingeniero californiano con un amplio porfolio de diseños de todo tipo de embarcaciones, desde veleros hasta trimaranes, que acaba de desvelar su última creación: Deep Sea Dreamer, un espectacular buque para que 2 o más personas puedan realizar expediciones submarinas de larga duración.
Su casco y superestructura son de acero, mientras que la cubierta superior tiene una superficie de madera de teca. Para que sus tripulantes (hasta un total de 8) puedan disfrutar de la belleza de las profundidades marinas, cuenta con amplios ventanales ovalados a ambos lados y una gran burbuja de observación en la zona de proa. Allí, la panorámica es de 360º y la zona acristalada se prolonga en el suelo para ofrecer unas vistas ininterrumpidas del fondo oceánico.
Propulsión mixta
Con una eslora de 32 metros y una manga de 12 metros, el Deep Sea Dreamer tiene un desplazamiento de 1.039 toneladas cuando está sumergido y de 705 en la superficie. Su gran novedad frente a otros diseños es la gran dorsal fija en el centro de la embarcación, por donde entra el aire para el interior de la embarcación y funciona como escape del grupo electrógeno.
Esta enorme aleta que hace las veces de esnórquel le permite navegar justo por debajo de la línea de flotación, con la dorsal emergida como si fuera una gigantesca criatura marina.
Su diseño responde a "un sueño personal que encarna cómo le gustaría vivir con su mujer, Terry", según indica en su propia página web. Por eso está pensado para largas expediciones, gracias a su sistema de propulsión híbrido, que combina un motor eléctrico con dos motores Cummins X15-M alimentados con diésel. De controlar la navegación se encargan 10 propulsores direccionales situados en lugares estratégicos del casco.
Estas especificaciones técnicas hacen que el yate submarino pueda alcanzar una velocidad de crucero de 6 nudos (unos 11 km/h) cuando está semisumergido y una velocidad máxima de 10 nudos (18,5 km/h) en superficie. También puede sumergirse del todo a una profundidad de hasta 100 metros, con la posibilidad de recorrer hasta 160 km o permanecer en el fondo oceánico durante una semana completa, utilizando las baterías para suministrar energía al motor.
En cuanto a la autonomía que proporciona el depósito de 70 toneladas de diésel, está estimada en casi 10.000 km o 42 días de navegación continua. Para aprovechar el trayecto al máximo, el sumergible cuenta con todo tipo de lujos en el interior. Dos cubiertas proporcionan distintos espacios para el disfrute de los ocho tripulantes, con un ascensor estanco y una escalera para moverse entre ellas.
El interior se distribuye en un comedor, una cocina, un salón espacioso y la zona de observación de la proa, con cuatro grandes sillones reclinables y giratorios. El resto del habitáculo se reparte en un camarote de los propietarios de 25 metros cuadrados, dos camarotes dobles y una habitación para la tripulación. Todos ellos pueden disfrutar también de los más de 232 metros que ofrece la cubierta exterior cuando el Deep Sea Dreamer no está sumergido bajo el mar.
Una propuesta más viable
Este proyecto con la firma de Steve Koloff no deja de ser un concepto que difícilmente podrá hacerse realidad algún día. Muy al contrario, en la empresa neerlandesa U-Boat Worx son expertos en el diseño, desarrollo y fabricación de todo tipo de embarcaciones submarinas. Además de pequeños sumergibles compactos y recreativos como el Nemo 2 o el Super Sub, el más rápido del mundo, su iniciativa más ambiciosa es sin duda el Nautilus.
Hace justo un año, la compañía con sede en Breda dio a conocer el espectacular interior de este yate submarino, realizado en colaboración con el estudio de diseño italiano Officina Armare. El resultado es "la mezcla definitiva de tecnología y lujo", según sus responsables.
El Nautilus, que cuando esté construido será capaz de sumergirse hasta 150 metros de profundidad y cubrir una distancia cercana a los 6.000 km, contará con un sistema de propulsión diésel-eléctrico. Presentado por primera vez en la convención Monaco Yatch Show de 2022, este megayate tendrá un precio de salida de 25 millones de euros.
Las zonas de descanso se encuentran en la cubierta de proa inferior y se accede a ellas desde la gran escalera. Las cuatro habitaciones dobles son amplias y tienen una decoración muy cuidada, pero el gran tesoro del interior es el impresionante camarote principal: cuenta con cuarto de baño en suite con bañera y vestidor y un gran ventanal para ver el mundo submarino.
El Nautilus se configura como un impresionante observatorio marino. En el llamado Mezzanine Observation Lounge, una cristalera circular ofrece vistas panorámicas de las profundidades. Además de las estancias privadas y el gran salón central, hay otros dos salones en cubierta para que los pasajeros se relajen mientras navegan por la superficie. El Nautilus estará equipado además con un gimnasio de última generación, bar y jacuzzi.