El parque eólico más grande del mundo que se está construyendo en China sería capaz de dar energía a más de media España, pero a cambio sus 10 kilómetros de largo se ocupan solo en la generación de electricidad. Amazon quiere cambiar eso ahora.
Los grandes espacios que ocupan las energías renovables como los paneles solares y los aerogeneradores aún tienen cabida para otras actividades. La tecnología busca formas de convivir con la naturaleza como los cultivos terrestres protegidos por placas fotovoltaicas o las granjas de algas rodeadas por turbinas en pleno mar.
El gigante tecnológico ha anunciado la creación de la que será la primera granja de algas marinas a escala comercial instalada entre aerogeneradores en el mar. El proyecto se realizará en colaboración con la organización sin ánimo de lucro North Sea Farmers que estudia cómo llevar el cultivo de este tipo de vegetación a gran escala para alimentación o fabricación de productos ecológicos, pero también para limpiar el aire de CO2.
Las algas, al igual que los árboles y el resto de vegetación del planeta, limpian la atmósfera de CO2 mediante la fotosíntesis. Su cultivo automatizado y a gran escala podría contrarrestar parte de la contaminación mundial, además de servir como material en otras industrias. Pero no es la única actividad económica que puede hacer compañía a las turbinas marinas. North Sea Farmers estudia la utilización de ese espacio con actividades compatibles como la pesca pasiva, la creación de arrecifes de ostras o el uso de plataformas flotantes con paneles solares.
Automatizando los cultivos
Amazon aporta a esta iniciativa 1,5 millones de euros para que la granja en el mar del Norte esté operativa a finales de año. Su intención es la de realizar un estudio de un año sobre la reducción de carbono que pueden provocar estas plantaciones marinas. Consistirá en una granja de algas de 10 hectáreas, que se espera que produzca al menos 6.000 kg de algas frescas en su primer año.
Según los cálculos de la empresa, si se aprovechara todo el espacio ocupado por las turbinas marinas que existirán en el mundo en 2040 (1 millón de hectáreas), el cultivo de algas podría llegar a reducir millones de toneladas de CO2 al año. Pero para ello, es necesario escalar esta actividad que, de momento, tiene una pequeña dimensión.
North Sea Farmers ha emprendido otra serie de proyectos de esta misma temática para estudiar los distintos retos que presenta, con la idea de ser lo más sostenible posible. Es por ello por lo que han desarrollado un ancla respetuosa con el entorno natural para mantener el cultivo en el mismo lugar a pesar de las corrientes marinas.
Otro de sus proyectos de investigación plantea cómo automatizar la producción de algas a gran escala e incrementar el cultivo de estos vegetales en programas de gran envergadura como el de Amazon. Tras un primer mapeo de las condiciones del parque eólico en el que se van a cultivar las algas, se inicia un sistema de siembra que en unos viveros en tierra firme, para después desplegar la gran red de 30 metros en el mar una vez ya germinada. Por último, pasado el tiempo, se recolecta el producto con una máquina automática instalada en un barco de mejillones.
La máquina de recolección Easyfarm ha sido desarrollada y construida por la empresa Murre Technologies. Instalada en el barco de mejillones YE32, se levanta por la borda y se despliega sobre el sistema operativo de cultivo de algas marinas. De esta forma, no es necesario retirar ni modificar el sistema de cultivo de algas marinas, lo que la convierte en una operación de cosecha de algas rápida y controlada.
"La prueba demostró que las algas marinas se pueden cosechar con éxito y rapidez cuando el sistema de algas marinas se eleva justo por encima de la línea de flotación, mientras se eliminan casi todas las algas y se mantienen en buena calidad", asegura la organización.
En el ecuador del proceso, las algas crecen debajo del agua siendo monitorizadas en todo momento por un sistema de sensores y un modelo informático aún en desarrollo que permitirá a los 'acuicultores' controlar sus cosechas a distancia. Este es otro de los proyectos de la organización.
El objetivo de Amazon
Más allá de su uso en alimentación, producción u otras actividades, las algas marinas tienen la habilidad de limpiar el aire de la contaminación producida por otras industrias en las que Amazon tiene gran responsabilidad. El gigante de las ventas por internet lo sabe y se ha propuesto lograr las emisiones netas de carbono cero en todo el negocio para 2040.
En su informe anual de sustentabilidad emitido a mediados de 2022, Amazon afirmó que sus actividades emitieron el equivalente a 71,54 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono en 2021. Esta cifra supone un 18% más que en 2020 y un aumento de casi el 40% con respecto a 2019, crecimiento en el que ha influido la pandemia y confinamiento de esos años. Las emisiones producidas durante 2022 aún no se han publicado.
Para contrarrestar el efecto negativo que tienen sus negocios en el planeta y sus habitantes, Amazon emprende diferentes iniciativas como el cultivo de algas que tendría un efecto a posteriori, pero también otras soluciones para evitar directamente la emisión de gases contaminantes.
Por ejemplo, teniendo en cuenta que el transporte de las compras contribuye en gran medida a las emisiones de Amazon, este ha invertido en el desarrollo de la próxima generación de vehículos de entrega de cero emisiones, como Rivian a la que Amazon encargó 100.000 furgonetas eléctricas.
Recientemente ha empezado a transportar pasajeros en su propio coche autónomo y eléctrico. Además, hace años que desarrolla un sistema de entrega por el aire con drones para recorridos cortos.
Por otro lado, pero también en relación, la logística informática de las entregas es fundamental para hacer más eficiente el servicio. Estas operaciones se realizan en sus inmensos centros de datos, otro negocio que está prestando especial atención a su consumo energético. AWS, por ejemplo, ha elegido Aragón como localidad de sus nuevos 43.503 metros cuadrados de centros de datos en España, en parte, por el acceso a energías limpias que ofrece la región.
Aun así, Amazon reconoce que no todo se puede liberar del consumo combustible, como el transporte marítimo de larga distancia. Hasta que estos medios de transporte se transformen a energía renovables, el cultivo de algas y otras medidas puede ser una vía para limpiar lo que ya se ha contaminado.