Este recién comenzado 2023 se cumplen dos décadas desde que el célebre Concorde, el avión comercial que popularizó los viajes supersónicos, realizó su último vuelo. El accidente que sufrió en el año 2000 y su baja rentabilidad precipitaron su adiós, pero desde entonces la industria aeronáutica ha intentado encontrarle relevo. En los últimos años, distintas compañías y hasta la NASA le están buscando un sucesor. Entre estas empresas se encuentra Boom Supersonic, que acaba de presentar el motor que se encargará de propulsar sus aviones a una velocidad de Mach 1,7, el equivalente a casi 2.100 km/h.
Este nuevo motor, bautizado como Symphony, no sólo ha sido diseñado para alcanzar velocidades supersónicas, sino que también tiene entre sus principales objetivos la fiabilidad y la reducción del ruido. Una manera de atenuar os estampidos sónicos que se producen cuando un objeto traspasa la velocidad del sonido. Es lo que provocó miles de roturas de ventanas en los 27 años que operó el Concorde y uno de los objetivos a evitar de Boom Supersonic con Overture, cuyo primer vuelo está previsto para 2027.
La empresa, que también está desarrollando una versión militar del Overture para transporte y espionaje, ha anunciado que gracias al bajo consumo de este nuevo motor su avión supersónico comercial podrá alcanzar distancias de cerca de 8.000 kilómetros sin necesidad de aterrizar. Además, transportará a entre 65 y 88 pasajeros en las 500 rutas que estarán disponibles, con un mercado potencial de hasta 1.000 aeronaves.
Bajo ruido y ahorro de costes
Hasta llegar aquí, Boom ha tenido que hacer frente a cierto escepticismo, ya que algunos analistas apuntan a los grandes desafíos económicos y técnicos a los que la empresa se tiene que enfrentar —y resolver— a corto plazo para cumplir con los tiempos. Del lado de la empresa, todo es triunfalismo gracias a Symphony, que sustituye los primeros diseños que estaba llevando a cabo Rolls-Royce.
"A través del programa Symphony, podemos ofrecer a nuestros clientes un avión supersónico sostenible desde el punto de vista económico y medioambiental, una combinación inalcanzable con las limitaciones actuales de los motores derivados y las normas del sector", ha asegurado Blake Scholl, fundador y CEO de Boom, en un comunicado de prensa.
En este desarrollo han contribuido compañías como Florida Turbine Technologies (FTT), GE Additive o StandardAero, que se encargarán de los elementos clave para convertirlo en una realidad. Lo más destacable de este motor, además de la velocidad y la reducción del ruido, es que funcionará con niveles netos de carbono cero. Además, sus responsables de reducir los costes de mantenimiento de aerolíneas como United Airlines, que ya ha hecho un pedido anticipado de varias unidades.
Sus creadores lo denominan como un "diseño a medida" para el futuro de la aviación comercial, que "aprovechará tecnologías y materiales probados para lograr un rendimiento y una eficiencia supersónicos óptimos". Para ello han comparado sus previsiones —se trata del diseño de un prototipo, las primeras pruebas se realizarán a partir de 2024— con las que ofrecen otros sistemas de la competencia.
En ese sentido, los responsables de Symphony esperan que su motor proporcione un aumento del 25% en la autonomía de vuelo y unos costes de mantenimiento del motor significativamente más bajos. El objetivo es reducir los costes totales de explotación del avión para las aerolíneas en un 10%, lo que podría suponer unos billetes más económicos para el cliente final.
En cuanto a las características técnicas, Symphony es un motor turbofán de paso medio, con una arquitectura similar a la de los aviones comerciales modernos. Sin embargo, consigue superarlos gracias a su admisión supersónica axisimétrica, una tobera de escape de geometría variable y una turbina de alta presión refrigerada pasivamente. Todas estas tecnologías le permitirán producir cerca de 16.000 kilos al despegue.
Según el comunicado compartido en su propia página web, Symphony ya está en fase de diseño en sus instalaciones de Greensboro (Carolina del Norte). El primer motor llegará en 2024, mientras el primer vuelo de Overture está previsto para 2027 y su certificación para 2029, aunque son fechas muy ambiciosas que seguramente se amplíen en un futuro.
Ahora mismo, Boom es uno de los pocos fabricantes de aviones supersónicos del mercado. Uno de sus escasos competidores estadounidenses, Aerion, cerró el año pasado por falta de financiación. El pasado junio, Venus Aero presentó Stargazer, que llegaría a velocidades hipersónicas y otros proyectos como el japonés en el que participa la agencia espacial JAXA apuntan a 2030 como fecha más temprana. Actualmente, Boom Supersonic está llevando a cabo un programa de pruebas del demostrador supersónico XB-1 en California, que en teoría alzará el vuelo este mismo año.
La vertiente militar
El pasado julio, con motivo del Salón Aeronáutico que se celebró en la localidad inglesa de Farnborough, Boom anunció su alianza con Northrop Grumman para desarrollar una versión militar de su avión supersónico.
"A través de un acuerdo de colaboración [...], se ofrecerá un nuevo avión supersónico diseñado para brindar capacidades de reacción rápida al ejército de Estados Unidos y a sus aliados", decía el comunicado de prensa conjunto.
De momento, los detalles sobre la colaboración no se han revelado ni se ha indicado qué características tendrá el avión supersónico militar que lo diferencie del de uso civil. Lo único que aportaron es que si se adaptan capacidades especializadas, el avión podría usarse para realizar entregas de suministros médicos, proporcionar evacuación médica de emergencia o vigilar vastas áreas más rápido que los aviones convencionales.
De esta última aplicación se puede extraer que Northrop Grumman incluirá sensórica de todo tipo al Overture. Eso lo convertiría en un avión espía supersónico que podría relevar a las plataformas aéreas más antiguas que datan de los años 60 y 70 y que —actualizaciones mediante— continúan realizando este tipo de misiones.
El acuerdo con Northtop Grumman es el segundo de carácter militar que firmó Boom Supersonic en 2022. En enero anunció que la Fuerza Aérea de Estados Unidos había invertido en la compañía 60 millones de dólares como parte de un programa de impulso tecnológico.