Sin duda, ha llovido desde que en España se escuchara aquello de "¡Viva el vino!". Más allá de esta frase anecdótica, lo cierto es que se trata de un sector en el que cada año aumentan las exportaciones. Y es que parece que los españoles son más de cerveza que de vino —y a poder ser, que se mantenga siempre fría—. Aun así, hay un grupo de investigadores de universidades andaluzas que se ha propuesto diseñar el tapón de vino perfecto.
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El diseño de este tapón de vino tiene una característica principal: se puede utilizar una y otra y otra vez. ¿Cómo ha sido esto posible? "Cuando uno quiere comprar una botella de este tipo, acude también al mejor corcho. Y éste hoy en día es el más resiliente, aquel que te va a permitir disfrutar de las propiedades del vino igual para hoy que para dentro de tres semanas", así lo explica el autor principal del estudio, Miguel Suffo, en una entrevista concedida a EL ESPAÑOL - Omicrono.
Este profesor titular de la Universidad de Cádiz (UCA) reconoce que el elemento diferenciador de este diseño se encuentra en la que viene a llamar "ingeniería inversa". Y es que fue la empresa Herederos de Torrent Miranda, dedicada al sector premium de las bebidas espirituosas, la que acudió a él con tres tapones de la competencia que ya estaban en el mercado.
Un diseño poco habitual
La cata a ciega no la recuerda Suffo con tal complejidad: "Diseño un esquema de trabajo para abordar las propiedades de los tres tapones. Antes hubiera sido difícil, pero es verdad que ahora podemos encontrar ensayos acerca de densidad o de humedad, y también comprobar con la maquinaria actual la elongación que tiene el corcho".
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Sin embargo, la diferencia entre cada uno de los tres prototipos no resultaba tan clara. "Ahí fue cuando se nos ocurrió hilar más fino". Incluyeron, gracias a la ayuda de la Universidad de Huelva, un ensayo de torsión, que no suele ser muy habitual en esta comprobación de resistencia de materiales. "En este segunda fase, y con cinco prototipos, ya sí que empezábamos a ver diferencias entre ellos".
Suele decirse que está todo inventado, pero el equipo liderado por Suffo no solo incluyó el ensayo poco habitual de la torsión, sino que también decidieron introducir la viscoelasticidad, que tampoco es muy común en materiales alveorales como el conglomerado que compone este tapón.
"Cuando se conforma la espiga de corcho hay un aglomerado, que sometimos a cargas cíclicas, teniendo en cuenta a qué temperatura exacta se consume el vino", describe el investigador. Esta propiedad hace que una vez se adecúa al cuello de la botella tras su primera apertura, puede cerrarse nuevamente sin sufrir desgaste de material ni afectar a sus características organolépticas; es decir, no se vería alterado ni su olor ni su sabor.
De esta manera, consiguieron que el nuevo diseño, que contiene tejido vegetal triturado y prensado unido con aglutinantes, fuera mejor que los tres tapones líderes del mercado con los que empezaron en la primera fase.
Futuros diseños con sinergias
La iniciativa ha servido para recuperar un sector como el del corcho, al que no se le daba apenas valor en la zona: "En Andalucía, y más en concreto en Cádiz, era triste ver cómo teniendo el parque de los alcornocales cerca, el corcho se lo llevaban a otros países como Portugal o Francia después de haberlos cultivado aquí durante nueve años", denuncia Suffo.
Este tapón también desmonta la idea que se puede tener de un diseño: alguien en un paisaje bucólico al que se le despierta la 'bombilla'. En esta ocasión, no solo fue no fue una cuestión de unas horas, sino que también participaron varias personas. Así, el equipo multidisciplinar estuvo formado por investigadores de la UCA, la Universidad de Huelva y miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Sevilla.
El origen de esta idea se remonta al año 2018, aunque no fue hasta hace unos meses cuando se publicó este trabajo científico en la revista Food Packaging and Shelf Life. Tras los tres años con esta experiencia en la que ha tenido que "compaginar las agendas de tantas personas", a Suffo no se le han quitado las ganas de participar en nuevos diseños.
De hecho, le gustaría destacar la importante necesidad de generar sinergias entre universidad y empresa: "La UCA, por supuesto, no puede fabricar tapones. Pero sí que puede aportar los conocimientos para un futuro entregable". Como ha ocurrido en este diseño, en el que Suffo no solo ve un tapón de corcho para vinos, sino también una muestra del hito que puede suponer una confianza mutua entre ambas partes.
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