Desde hace años, se lleva hablando de la posibilidad del pago por uso en todas las autopistas y autovías de España, algo que se confirmó el pasado agosto, cuando se iniciaron los trámites para implantar un nuevo sistema de peajes a partir de 2024.
Es uno de los compromisos a los que el gobierno español llegó con la Comisión Europea a cambio de recibir los fondos europeos, cifrados en 70.000 millones de euros en subvenciones. Pero existen alternativas menos lesivas para el bolsillo del contribuyente, como la que acaban de proponer en Marsella: túneles de paneles solares que servirían para generar electricidad en las propias autovías. Los beneficios obtenidos con la electricidad generada podrían utilizarse para financiar los peajes, entre otras cosas.
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Hay iniciativas similares que vienen de lejos y no siempre han tenido un resultado exitoso. Hablamos del primer proyecto de carretera con paneles solares en el firme, inaugurado en 2016 en Tourouvre-au-Perche, Francia. Este trayecto de pruebas, presentó múltiples problemas, desde una eficiencia decreciente con cada año que pasaba hasta la degradación de los paneles, hasta el punto de tener tramos desmantelados tras considerarse un fracaso sin paliativos. De los 1.000 kilómetros de este tipo de carretera que se querían construir no se ha vuelto a saber nada.
Sin embargo, la idea de aprovechar lugares aislados y sin grandes edificios que les hagan sombra como los que ocupan las autopistas para instalar grandes superficies de paneles solares merece una segunda oportunidad. Más aún teniendo en cuenta que proyectos como el que proponen activistas ecologistas y varios concejales de Marsella no sitúa los paneles a ras de suelo, donde pueden sufrir daños, sino en toldos, marquesinas y voladizos, que pueden aprovechar mejor la radiación solar y no necesitan tanto mantenimiento.
Marsella, ciudad solar
Lo que proponen Guy Benarroche, presidente de la iniciativa France Nature Environnement, el teniente de alcalde de Marsella Sébastien Barles y el ingeniero y concejal Younes Rifad, entre otros, es aprovechar al máximo las 3.000 horas de sol al año y el alto nivel de radiación de la zona, que podría alcanzar los 1.900 kWh por metro cuadrado.
Y la mejor manera de hacerlo, según su proyecto, es cubrir los 26 km de autopistas urbanas que atraviesan la ciudad con una marquesina fotovoltaica, que produciría 130 GWh cada año, lo que equivale al consumo de electricidad de unas 60.000 personas (el 7% de la población de la ciudad). En total, está previsto que la cubierta solar cubra una superficie de 800.000 metros cuadrados, con una potencia máxima de 100 MW.
Eso sí, una instalación de este tipo implicaría una inversión muy elevada, cifrada en 240 millones de euros, más del doble que una gran central fotovoltaica, pero comparable al de las instalaciones en tejados. Sus beneficiarios, en principio, serían los habitantes de los barrios desfavorecidos por los que pasan estas autovías, que según los impulsores de la iniciativa podrían beneficiarse de precios de la electricidad más bajos "durante un período garantizado de 20 años".
La propuesta va más allá y, aparte de las autovías, pretende 'solarizar' los tramos aéreos del metro marsellés, las líneas ferroviarias y las decenas de aparcamientos al aire libre de la ciudad. Esto se suma al plan, ya aprobado en mayo de este año, que pasa por instalar grandes baterías alimentadas con placas solares para suministrar energía a los cruceros y transbordadores atracados en el puerto de Marsella. Esta instalación generará 9 MW de electricidad, con lo que se reducirán casi a cero las emisiones de dióxido de carbono de los buques mientras estén atracados.
Otros 'túneles' solares
La idea de instalar paneles solares en estructuras voladizas de carreteras y ferrocarriles no es ni mucho menos nueva y, de hecho, ya hay varios proyectos de este tipo en marcha. Uno de los más prometedores es el denominado PV-Süd, financiado por Alemania, Suiza y Austria y liderado por el Instituto Austriaco de Tecnología (AIT).
"Las carreteras son un buen lugar para producir energía solar, porque generalmente atraviesan áreas ya densamente pobladas y este uso no afecta a superficies agrícolas o terrenos que podrían destinarse a otros usos", explicó en un comunicado de prensa Martin Heinrich, del Fraunhofer Institute for Solar Energy Systems alemán, que también participa en el proyecto.
Teniendo en cuenta que Alemania tiene 13.000 km de autopistas, Heinrich calculó que la producción eléctrica de semejante superficie cubierta de paneles solares podría producir 47 TWh al año, suficiente para cubrir casi un tercio del consumo de todos los hogares alemanes. Y eso que tuvo en cuenta una pérdida de rendimiento del 30%, provocada por malas orientaciones o la sombra proyectada por elementos adyacentes a las carreteras.
Además de la producción de electricidad, científicos e ingenieros participantes en el proyecto apuntan a otras ventajas que presenta este concepto: la protección de las carreteras contra el mal tiempo en invierno y contra el sobrecalentamiento en verano reduciría el mantenimiento y prolongaría la vida útil del asfalto. Además, esta cobertura solar también reduciría el ruido generado por el tráfico y protegería a los ocupantes de los vehículos del calor del sol en verano, evitando el uso del aire acondicionado.
Por su parte, Países Bajos también planteó en 2016 la posibilidad de cubrir los arcenes y la medianera de la autopista A37 en la provincia de Drente con paneles fotovoltaicos. Estas instalaciones, que ocuparían el equivalente a 300 hectáreas, servirían como barreras acústicas y abastecerían de electricidad a 70.000 hogares. Finalmente, el proyecto no se ha llevado a cabo, pero es una idea a tener en cuenta, ya que su instalación sería más sencilla y no necesitaría otro tipo de estructuras ni la construcción de túneles.
Y en carriles bici
Este tipo de proyectos no tienen por qué limitarse a las autopistas y también pueden servir para vías urbanas, como los carriles bici. Es el caso de la propuesta del arquitecto Peter Kuczia, que apuesta por una vía fotovoltaica multifuncional para ciclistas y peatones, gracias a una estructura de acero y multitud de paneles solares.
Éstas se conectarían a las estaciones de carga de las inmediaciones y también podrían proporcionar electricidad a las farolas y otros sistemas de iluminación de la zona. Un sólo kilómetro de esta infraestructura produciría 2.000 MW/hora, lo que serviría para alimentar hasta 1.000 coches eléctricos o cualquier otro vehículo urbano que funcione con baterías, además de todo tipo de dispositivos móviles si las estaciones de carga están adaptadas.
Son arcos redondos parcialmente cerrados, construidos con paneles solares de vidrio no reflectante superpuestos y sujetos con correas de acero a los tubos de la estructura. El techo solar tendría una doble función, ya que, además de producir energía, también serviría para proteger a ciclistas y peatones del sol y de otros fenómenos meteorológicos adversos.
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Creado para barrios concretos de Suiza y Dubái, el sistema puede adaptarse a distintos lugares, ya que la estructura y el número de filas de paneles o su inclinación son totalmente ajustables para responder a las condiciones particulares de cada ubicación.
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