Científicos y empresas llevan años buscando alternativas energéticas sostenibles para detener los peores efectos del cambio climático, o al menos mitigarlos para que no se produzca el peor escenario posible. Ese futuro incierto, que afectará también a España, puede ser menos terrible si se adoptan tecnologías como la de los paneles solares que también recogen energía por la noche o un sistema de paneles biológicos con microalgas que servirán para generar electricidad y capturar CO2.
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De hecho, la idea no es nueva: ya se puso en práctica en un proyecto de 2013 a cargo del estudio Splitterwerk Architects y la empresa de ingeniería Arup. Ambas compañías unieron fuerzas para construir un edificio de demostración a escala real para la Exposición Internacional de la Construcción, que ese año se celebró en Hamburgo.
Llamado BIQ, el edificio tiene una fachada bioadaptativa, la primera en utilizar 200 metros cuadrados de paneles de 'biopiel' de algas para generar energía, además de proporcionar sombra. Una versión más avanzada de esta tecnología es la que propone la startup mexicana Greenfluidics, que añade al proceso la utilización de nanopartículas de carbono para mejorar la captación del calor.
Paneles biológicos
Tanto el BIQ como los paneles biológicos de Greenfluidics se basan en un mismo principio: capturan dióxido de carbono, lo pasan por agua impregnada con unas microalgas muy concretas, que absorben el CO2 y la luz solar para hacer la fotosíntesis y así aumentar su masa y generar oxígeno.
Así empieza un recorrido diseñado para colaborar en la generación de energía para el edificio: la biomasa se filtra cada cierto tiempo en forma de pulpa, se retira y se procesa para convertirla en biocombustible. Esta fuente de energía sostenible vuelve después al edificio para alimentar el quemador con el que funciona el sistema de agua caliente.
La tecnología de Greenfluidics supone ir un paso más allá en la misma dirección. Todo se basa en el Biopanel Solar Inteligente, como lo han bautizado, "un sistema polivalente único en el mundo, que se basa en el uso de microalgas y nanotecnología, generando energía a la vez que limpia el aire", se lee en su página web. El diseño vanguardista acompaña un método que permite aprovechar las fachadas de los edificios y regular su temperatura para ahorrar energía.
Un paso clave en el proceso es que se añaden al agua nanopartículas de carbono reciclables, que aumentan su conductividad térmica. Esto se hace pasar por un lado de los paneles, mejorando su captación de calor, mientras las algas se cultivan en el otro lado. En este caso, el calor se transforma directamente en electricidad a través de un generador termoeléctrico, y se introduce en el edificio.
Según los datos que aporta Greenfluidics, cada biopanel puede generar hasta 328 KWh por metro cuadrado al año. A eso habría que sumar el confort térmico que puede proporcionar a los edificios, lo que permitiría ahorrar 90 KWh por metro cuadrado al año. Pero la generación de energía no es un único propósito: también serviría para mejorar la calidad del aire, capturando 200 kilos de CO2 al año y proporcionando una oxigenación continua.
Además, la automatización y los sensores de los biopaneles solares aportarán un valor añadido a los edificios, permitiendo mostrar informes de sostenibilidad y regeneración medioambiental de la zona. De ahí el 'apellido' Inteligente de la patente de esta empresa mexicana.
Un elemento en el que insisten mucho los responsables del proyecto es en el cuidado diseño de los biopaneles, que puede adaptarse según las necesidades del cliente. Con su forma triangular y su aspecto vanguardista, pueden utilizarse en el tejado de los edificios, como los clásicos paneles solares, pero dada su transparencia también pueden servir para cubrir ventanas o para instalarlas en paredes interiores.
Solución para el espacio
Otro de los posibles usos que tenían en mente los biotecnólogos de Greenfluidics a la hora de desarrollar este proyecto era la posibilidad de utilizar estos paneles con microalgas para las estaciones espaciales, donde la producción de oxígeno es crucial. Con la actual carrera espacial en la que también están participando empresas como SpaceX o Blue Origin, las estaciones espaciales necesitarán producir energía, oxígeno y biomasa de forma eficiente.
Los futuros hábitats espaciales, como los búnkeres impresos en 3D que la NASA establecerá como primeros asentamientos humanos en la Luna o las iniciativas para construir ciudades en Marte, podrán servirse de los biopaneles de algas para generar energía y oxígeno. Además, en situaciones de microgravedad se puede controlar mejor el crecimiento de las microalgas e incluso acelerarlo.
El proyecto ha ganado varios premios internacionales a la innovación y de momento se desconoce cuándo estará disponible para su uso en edificios reales. También hay expertos que cuestionan la viabilidad del producto, ya que, por ejemplo, los paneles utilizados en el BIQ multiplicaron por 10 el coste de la fachada del edificio. Sea como sea, el de Greenfluidics es un camino en la buena dirección, la de las soluciones constructivas que integren la generación energética y, además, sean capaces de retirar CO2 de la atmósfera.