El agua se utiliza a diario para casi todo, desde abrir el grifo para rellenar un vaso hasta ducharse. Un recurso valioso que pasa por un proceso hasta entrar en las casas y en el que se requiere de tecnología. Al igual que existen herramientas que vigilan el alcantarillado de Madrid y evitan inundaciones u otras que manejan 200.000 datos en tiempo real para gestionar el agua en la capital de España; también hay un motor eléctrico que es fundamental para que el agua de la lluvia llegue a los hogares y se pueda consumir.
Gran parte del agua que se consume viene de los ríos, fuentes subterráneas, pantanos y embalses, que se alimentan gracias a la lluvia. Para que tenga un uso doméstico y se pueda beber, ésta se debe tratar de forma adecuada, lo que implica varios procesos que quitan la tierra y eliminan las bacterias o los elementos dañinos que pueda contener. Una vez sea potable, se distribuye hasta los hogares para ser consumida, y aquí es donde entran en juego una variedad de dispositivos tecnológicos.
Durante el tratamiento se emplean desde sensores hasta caudalímetros, pero las piezas fundamentales para que el agua salga del grifo son los variadores de frecuencia y los motores eléctricos. "Son el corazón de la instalación en embalses, ya que optimizan el bombeo para garantizar que el agua subterránea se extraiga, trate y distribuya de la manera más eficiente posible", explica a EL ESPAÑOL - Omicrono, Juan Bachiller, director general de ABB Motion, empresa de ingeniería eléctrica y automatización industrial.
Impulsar el agua
En la actualidad casi cualquier proceso que requiera movimiento, ya sea industrial, en un edificio o transporte, requiere de motores eléctricos, "que son eficientes al estar acompañados por variadores de frecuencia". Para conseguir que el agua de un embalse -que en parte viene de la lluvia- llegue hasta una casa y salga cuando se abra el grifo se utiliza este tipo de dispositivos, que dependiendo de la potencia que tengan cuentan con un tamaño mayor o menor.
"En los embalses se realiza una extracción importante de agua a través de unos motores con variadores de frecuencia que la impulsan hasta llevarla a unas plantas donde se realizan los procesos de filtrado. También permiten que entre en la red de distribución y que luego lleguen a las ciudades. Es decir, los motores son los que impulsan el agua a través de las tuberías, donde hay una serie de sensores", explica Juan Bachiller.
A través de la distribución se debe mantener que haya una presión determinada para que, en el momento en el que se abra un grifo de casa, el agua llegue con el empuje adecuado. "Hay momentos durante el día donde se consume más agua, como por la mañana, que es cuando la gente se suele duchar, y otros en los que menos. Para permitir que los motores funcionen de forma óptima durante cualquiera de los procesos están los variadores de frecuencia", señala.
Lo que tratan de hacer en conjunto el motor y el variador de frecuencia es que "ese corazón, esa potencia que hay que dar, esté funcionando lo más eficiente posible". En cuanto al sistema de distribución del agua, concretamente lo que tiene que ver con la analítica, control y gestión, también se utilizan "una variedad de sensores durante toda la red que miden la presión, la temperatura, los caudalímetros y distintos elementos que dan información que luego se integra en el sistema de control. Con ello se asegura que el agua se distribuya de manera segura y eficiente, ya que también detectan y previenen fugas".
Consumir menos energía
Una vez usada el agua en acciones diarias, como puede ser tirar de la cadena del retrete, se convierte en agua residual, la cual contiene patógenos, por lo que tiene que volver a pasar por diferentes tratamientos de depuración y reciclaje para volver a los ríos y que se pueda utilizar en otros momentos. Sin embargo, este proceso requiere de mucha energía.
Los motores eléctricos y los variadores de frecuencia son clave también en estas fases, "ya que combinar esta tecnología de alta eficiencia ayuda a reducir el consumo de energía hasta en un 30%. Nuestro motor SynRM IE5 con variador de frecuencia, por ejemplo, permite ofrecer agua limpia a los usuarios tanto en hogares como en agricultura y consigue importantes mejoras operativas con respecto a las antiguas aplicaciones de motores; y disminuye el consumo de energía hasta la mitad", indica Juan Bachiller.
De hecho, hay una base normativa europea que se implantó el año pasado que apunta que los motores nuevos que se instalen deben ser más eficientes y capaces de realizar el mismo trabajo, pero consumiendo menos, explica el directivo. Para ello hay que dotar a los motores antiguos con "mejores materiales, eliminando las pérdidas o incluyendo elementos de monitorización para ver cómo están funcionando, si se está calentando o no, si tiene vibraciones o si hay algún problema en cuanto al número de paradas o arranques que hace, por ejemplo. Una información importante para anticiparse a posibles problemas".
Otra alternativa es sustituir los motores antiguos por otros de nuevo diseño, "que son motores síncronos de reluctancia variable, que básicamente en lo que consisten es que tienen una parte estática, el estator, y otra que gira, el rotor. Y en esta última se ha hecho una innovación importante, ya que no tiene bobinados eléctricos, con lo que se reducen muchísimo las pérdidas. Al apostar por un modelo nuevo de alta eficiencia se reduce significativamente el consumo".
De hecho, el directivo asegura que, "por hacer una analogía muy sencilla", cambiar los motores eléctricos antiguos por los nuevos "es el equivalente a sustituir las bombillas de casa por unas LED que al final dan la misma luz, pero con un consumo menor". Incluso apunta que al colocar estos equipos se contribuye de "una manera muy importante" a la reducción de gases de efecto invernadero y de CO2.
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