El cierre de los centros de las grandes ciudades al tráfico rodado ha supuesto un resurgir de la bicicleta. La utilización de este medio de transporte se puede comprobar en cualquier localidad de España junto con el incremento de carriles bici seguros y el impulso que ha supuesto la instalación de asistentes eléctricos al pedaleo, que las hacen mucho más atractivas en zonas con muchas cuestas.
Este notable aumento en el uso de bicicletas las ha puesto en el punto de mira de compañías tecnológicas que quieren ir más allá del tradicional medio de transporte. Uno de los últimos casos en salir a la luz es la bicicleta-ambulancia de Ecox Entreprises, una empresa francesa especializada en el sector, que ha creado este vehículo sanitario de dos ruedas.
El proyecto, todavía en estado de desarrollo, promete evitar el siempre complicado tráfico de París para llegar antes a los avisos urgentes sanitarios. Una manera de evitar los atascos de la capital francesa con el fin de estabilizar al paciente a la espera de la ambulancia si así se requiere o solventar la urgencia por el médico ciclista.
Ambulancia en bicicleta
París es, probablemente, la ciudad perfecta para probar la bicicleta-ambulancia. Una urbe grande, con uno de los peores flujos de tráfico de toda Europa, donde los conductores pasan una media de 140 horas al año encerrados en sus coches en un atasco, según recoge Desingboom.
En estos casos las bicicletas pueden sortear el tráfico parado serpenteando entre los coches, autobuses y camiones. Pueden llegar al punto de emergencia mucho más rápido que una ambulancia en trayectos cortos y suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Las bicicletas "permiten a los médicos cruzar París con el equipamiento sanitario más rápido que cualquier otro vehículo, alcanzando cualquier intervención médica dos veces más rápido de media", en declaraciones de Adrien Mancel y Paul Emile Raymod, directores creativos de Wunderman Thompsons París, la agencia que se ha unido a Ecox para llevar a cabo el proyecto.
El cuadro de la bicicleta-ambulancia está fabricado en aluminio y el conjunto tiene instalado un motor eléctrico y baterías capaces de proporcionar una autonomía de 160 kilómetros. También cuenta con medidas de seguridad tales como bandas reflectantes, una sirena de 140 dB, luces de emergencia de largo alcance, ruedas antipinchazos, un sistema de localización GPS y un puerto USB para conectar cualquier dispositivo.
En la parte frontal, delante del manillar, es el lugar elegido por los diseñadores para emplazar todo el equipamiento médico con una capacidad total de 150 litros. Mención especial también tienen los frenos, a los que se ha otorgado una relevancia especial instalando unos de cuatro pistones en la rueda trasera. Por el momento no se conocen más detalles de cómo se distribuirán los médicos ciclistas por la ciudad ni cuándo se pondrá finalmente en funcionamiento.
"Después del confinamiento por la pandemia, los parisinos no usarán el transporte público tanto como antes, algunos de ellos utilizarán sus propios coches lo que producirá todavía más atascos", apunta Said Mathieu, CEO de Ecox. "Los médicos necesitarán bicicletas de emergencia. Esta es nuestra oportunidad de cambiar la forma en la que se prestan los servicios de emergencia".
Más que una bicicleta
También como punto central en la bicicleta, una iniciativa londinense espera poder instalar miles de filtros de aire en este medio de transporte. La ciudad más importante de Reino Unido es otra de las grandes protagonistas de las bicicletas y, con todo el tráfico rodado que soportan sus calles, también una de las más contaminadas.
El invento ideado por Kristen Tapping se coloca en la rueda y recoge el aire con un mecanismo que introduce el impuro hacia dentro del filtro. Una vez atrapa las partículas sólidas procedentes de los tubos de escape, el aire pasa por filtros HEPA (como el que tienen los aviones) y por otros de carbono activo para luego devolverlo limpio a la atmósfera.
Otro de los proyectos que más han destacado en los últimos tiempos tiene como protagonista a la ciudad de Ámsterdam. Uno de los templos de la bicicleta por excelencia donde se pretende que sean los propios usuarios de este medio los que generen electricidad.
Con el paso de los kilómetros, la batería de la rueda se va recargando y, una vez finalizado el viaje, se coloca en un aparcamiento de bicicletas que descarga la batería e inyecta la energía a la red eléctrica.