La movilidad sostenible en entornos urbanos ha pasado de tomarse como una cuestión de segunda fila a estar presente en los presupuestos anuales de prácticamente todas las ciudades. En España, lo hemos podido comprobar con la puesta en funcionamiento de diversos servicios de bicicletas públicas o los permisos a empresas privadas para que desplieguen sus flotas de motos y monopatines eléctricos. Todo para intentar reducir la contaminación en los centros urbanos donde se centra un número importante de la actividad diaria de las personas.
La orografía española, salvo contadas excepciones, no es muy amiga del formato bicicleta tradicional y se opta por equiparlas con algún de sistema de pedaleo asistido. Pero en otros lugares, como Países Bajos, donde la bicicleta tiene una representación muy importante y es ahí donde existen algunos proyectos muy interesantes que buscan ir un paso más allá.
Este ha sido el caso del proyecto S-Park, con sede en Ámsterdam, que pretende utilizar las bicicletas de los ciudadanos para aportar un extra de energía eléctrica a la red. El pedaleo es un desgaste energético humano que puede convertirse en electricidad al igual que lo hacían las bicis antiguas con una dinamo y un pequeño faro.
La luz del pedaleo
S-Park nace al calor de los propósitos de conversión energética de la ciudad de Ámsterdam. Los planes pasan por emplear un 25% de energía procedente de fuentes sostenibles en el año 2025, algo complicado teniendo en cuenta que en el centro de la ciudad no están permitidos los paneles solares por motivos estéticos arquitectónicos.
"El S-Park [Aparcamiento en S, en español] es un estacionamiento de bicicletas reinventado que distribuye la electricidad producida por las personas en sus bicis al barrio", reza la página web del proyecto.
Según los datos que manejan desde S-Park, en Ámsterdam se recorren alrededor de 2 millones de kilómetros en bici todos los días, que se traduce en una generación de 19.5 millones de vatios a la hora. Una cantidad realmente importante de energía que se desaprovecha. "¿Qué pasa si podemos llevar toda esa energía a los hogares?".
El funcionamiento es realmente sencillo desde el punto de vista técnico. "A cada vecino del barrio se le proporciona una rueda delantera especial. Una vez instalada, es capaz de guardar la energía generada durante el pedaleo y el frenado en baterías". Una vez el vecino regresa a casa tras un duro día recorriendo kilómetros de calle, deja la bici en uno de los estacionamientos diseñado por S-Park.
La batería, instalada en la rueda delantera, se encaja dentro del estacionamiento cerrando un circuito eléctrico. Será entonces cuando la energía almacenada durante el trayecto pase directamente a la red eléctrica para que pueda ser aprovechada en cualquier uso doméstico. Esta iniciativa todavía no se ha puesto en marcha y todavía no hay una fecha marcada en el calendario.
S-PARK from Guillaume Roukhomovsky on Vimeo.
Bicis descontaminantes
Además de la propuesta de S-Park, existen otras iniciativas que emplean las bicis como medios de transporte activos para mejorar las ciudades. Si la apuesta de estos diseñadores de Países Bajos es la generación de electricidad, hace escasas semanas supimos la iniciativa de una londinense que consigue depurar el aire a medida que se mueve en bici.
Lo hace igualmente 'reinventando' la rueda y añadiendo al conjunto una serie de filtros. Según el diseño del añadido, es capaz de coger aire a su alrededor a medida que la ruega gira, algo así como la capacidad de absorción de la turbina de un avión.
El aire circula por el interior donde se han instalado varios filtros capaces de retener partículas contaminantes propios de los tubos de escape o de las calefacciones. Además, incorpora un filtro HEPA que logra purificar el aire atrapando al 99% de virus y bacterias, como el que se usa en algunos hospitales y en todos los aviones.