Drones suicidas en lugar de los tradicionales misiles. La necesidad de realizar operaciones militares cada vez más delicadas y expeditivas ha abierto la puerta a una industria probablemente inspirada en los kamikazes japoneses de la Segunda Guerra Mundial. Solo que, en lugar de estrellar cazas, se hace con vehículos no tripulados. En España, por el momento, no se conoce el empleo de este tipo de armas ni de planes futuros, pero el Ejército sí cuenta con algunos drones tradicionales dedicados a la vigilancia.
Israel, del mismo modo que ocurre con otros tipos de sectores como el de la ciberseguridad, es uno de los polos de innovación mundial que aglutina una cantidad importante de compañías privadas miliatares. Entre ellas se encuentra Uvision, una especializada en estos drones suicidas que ha conseguido un contrato con la infantería del país para proveer de estos dispositivos voladores. Dentro de Uvision, los drones adquiridos son los de la familia Hero, que cuentan con drones suicidas para todo tipo de situaciones y requerimientos.
A medida que subimos de categoría, el catálogo va avanzando en modelos con mejores especificaciones en autonomía, cargas útiles y sistemas de vigilancia. Estos últimos son el gran as bajo la manga de los drones. Son capaces de establecer un objetivo y seguirlo hasta terminar con él sin mayor participación humana. Mucho más sencillo de operar que un misil guiado tradicional lanzado desde el aire.
"Los sistemas pueden merodear sobre un objetivo y atacar cuando se presenta la oportunidad, incluso si el objetivo se muestra solo por un instante", según recoge la propia compañía. Este tipo de drones cuentan, además, con todo el despliegue necesario de transmisiones cifradas que proveen de imagen en tiempo real al operador del dron. "Brindan conocimiento de la situación minuto a minuto".
Suicidas a distancia
El más pequeño de la familia, representado por el Hero-30, es un dron de tan solo 3 kilogramos que puede transportarse en una mochila. Este dron suicida es capaz de "desplegarse en cuestión de minutos y alcanzar velocidades de hasta 100 nudos". Es el "sistema merodeador inteligente" más pequeño pero también uno de los más mortíferos. Su discreción a la hora de transportarlo y la autonomía de 30 minutos lo hacen perfecto en misiones "antipersona", tal y como recoge la propia marca.
El siguiente escalón está protagonizado por el Hero-70 que, con un peso de 7 kilogramos y una ojiva (material explosivo) de 1,2 kilogramos es perfecta para estrellarse contra "vehículos ligeros". El sistema de vigilancia de este dron suicida tiene un alcance visual avanzado de 40 kilómetros y la autonomía es capaz de cubrir un total de 45 minutos.
Ya en la clase de los mayores con sistemas orientados a operaciones más complejas, encontramos al Hero-250. Ofrece 3 horas de vuelo y un alcance de campo visual de 150 kilómetros. Este tipo de drones ya necesitan de una infraestructura algo más compleja para su lanzamiento, pero a cambio ofrecen mucha más autonomía debido al motor de combustión; los anteriores modelos son eléctricos.
También eléctrico y de última generación es el Hero-400EC, un sistema de munición merodeadora de precisión que emplea una guía óptica e infrarroja. "Puede localizar, rastrear y atacar objetivos estáticos o en movimiento con gran exactitud y sorpresa", según la compañía. Este dron suicida cuenta con una autonomía de 120 kilómetros transportando una ojiva de 10 kilogramos.
250 km de autonomía
Las dos joyas de la corona de Uvision son el Hero-900 y el Hero-1250. Ambos concebidos para la realización de misiones estratégicas que "requieren munición importante". El Hero-900 es capaz de portar una ojiva de 20 kilogramos y mantener la autonomía de 7 horas de vuelo gracias a su motor de gasolina. El alcance de este modelo se dispara hasta los 250 kilómetros.
Por último, el Hero-1250. En este caso el alcance disminuye sensiblemente situándose en los 200 kilómetros, pero a cambio es capaz de transportar una ojiva de hasta 30 kilogramos. Una carga muy seria capaz de destruir incluso un edificio mediano sin muchas complicaciones.