Un sueño de calidad para tener menos preocupaciones
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La hora a la que nos vamos a dormir, así como la cantidad de horas que pasamos durmiendo, podría influir más de lo que pensamos en la intensidad de nuestras preocupaciones. Así lo aseguran investigadores de la Universidad de Binghamton (Estados Unidos), quienes han encontrado en un estudio que las personas que duermen menos y van más tarde a la cama suelen sentirse más agobiados por pensamientos negativos que los que mantienen un horario regular a la hora de dormir. Los resultados de este nuevo estudio se han publicado en la revista Cognitive Therapy and Research.
Este beneficio se suma a las muchas bondades que se relacionan con el hecho de seguir un sueño regular y cuantioso: ayuda a la hora de estudiar, favorece el sistema inmunitario o potencia la salud cerebral, entre muchos otros beneficios, como simplemente mejorar nuestra cotidianeidad y favorecer el buen humor.
Rumiación constante
Las personas con pensamientos negativos repetitivos, como dice el nombre, tienden insistir en todo aquello negativo, básicamente porque sienten que tienen poco control sobre ello. También tienden a preocuparse en exceso por el futuro, profundizar demasiado en el pasado y experimentar pensamientos intrusos molestos. Tales pensamientos son a menudo habituales en personas que sufren trastorno de ansiedad generalizada, trastorno depresivo mayor, trastorno de estrés postraumático, trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno de ansiedad social. Estas personas también acostumbran a presentar problemas de sueño.
Estudios anteriores habían relacionado los problemas de sueño con esos pensamientos negativos repetitivos. Los investigadores se propusieron repetir estos estudios para examinar con más detalle si hay alguna relación entre tener esos pensamientos repetitivos y el tiempo real en el que alguien va a la cama.
Pidieron a 100 adultos jóvenes de la Universidad de Binghamton que completaran una batería de preguntas y dos tareas por ordenador. En el proceso, se midieron las intensidades de preocupación, rumiación y obsesión (los pensamientos negativos repetitivos acostumbran a medirse con estas variables). También se preguntó a los estudiantes acerca de sus hábitos de sueño: más nocturnos o más diurnos, más regulares o menos regulares, etc.
Sueño y bienestar
Los investigadores encontraron que las personas que duermen menos y se van a la cama más tarde experimentan a pensamientos negativos repetitivos más a menudo que los que no.
Los resultados sugieren que la interrupción del sueño puede estar relacionada con el desarrollo del pensamiento negativo repetitivo. Con ello, los científicos creen que estos resultados podrían beneficiar a las personas que están en riesgo de desarrollar un trastorno caracterizado por tales pensamientos intrusivos.
Pero faltan más estudios que corroboren estos primeros resultados. Si otros hallazgos apoyaran la relación entre el ritmo del sueño y el pensamiento negativo repetitivo, podría conducir a la una nueva vía potencial para el tratamiento de personas con trastornos denominados de “internalización”. De hecho, aseguran los expertos, el estudio de la relación entre las reducciones en la duración del sueño y la psicopatología ya ha constatado que centrarse en el sueño en la clínica también conduce a la reducción de los síntomas de la psicopatología.
Este estudio es parte de una línea de investigación que examina las relaciones entre la conducta del sueño y la salud mental. Sobre la base de la creciente evidencia que vincula el sueño y la psicopatología, estos investigadores tienen ahora el objetivo de entender cómo la información sobre los hábitos de sueño puede utilizarse para ayudar a las personas con trastornos de ansiedad.
Fuente | Science Daily