¿Por qué dormir es más importante que estudiar cuando tenemos un examen?
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Enero es la época de exámenes por excelencia para los universitarios (yo por ejemplo los empiezo hoy mismo), pero existen varias formas de encararlos. Están los que no duermen con tal de “aprovechar el tiempo” al máximo antes de jugárselo todo, y los que prefieren descansar para enfrentarse a tal situación (yo soy de las marmotas que prefieren dormir). Pero, según las investigaciones, ¿qué es mejor? ¿dormir suficiente o trasnochar para tener más tiempo?
Pues clarisimamente dormir, algo muy poco valorado por los universitarios, visto lo visto. Así lo confirma un estudio publicado en la revista Child Development, donde se demostró que sacrificar el sueño con tal de estudiar más era totalmente contraproducente.
Durante dicho estudio se siguió a 535 estudiantes de la escuela secundaria de Los Ángeles durante 14 días, registrando cuando dormían, como entendían los conceptos explicados en clase y cómo realizaban los deberes o exámenes. Y, ¿que ocurría? Pues los investigadores daban por sentado que dormir menos implicaría una falta de comprensión de los términos en las clases, pero que este tiempo de estudio de más podría ayudar. La “sorpresa” vino cuando se dieron cuenta de que, aunque se gastaban horas de sueño para estudiar, coger estas horas de las pertinentes a nuestro descanso era peor, porque el examen acababa saliendo mal, respecto a estudiar y dormir las horas necesarias.
Es decir, aunque estudiemos más horas, si no descansamos, no vale la pena, y es peor. Así lo afirma también el científico Andrew Fuligni:
“La reducción de las horas de sueño explica el aumento de los problemas académicos que se producen los días posteriores a los estudios. A pesar de que las horas de estudio adicional por las noches puedan parecer necesarias, esto tiene un coste”
Por otro lado, en otra investigación realizada por un equipo de científicos de la Universidad de York, se detectó que dormir las horas necesarias ayuda a mejorar la adquisición de las habilidades del lenguaje a los niños. Como comenta la Dra. Lisa Henderson, responsable principal del estudio:
“La capacidad de los niños para recordar y reconocer nuevas palabras había mejorado aproximadamente 12 horas después del entrenamiento, pero sólo si habían dormido las horas necesarias. Los efectos principales se mantienen una semana más tarde, lo que sugiere que estas nuevas palabras son retenidas en memoria a largo plazo”
Según dicho estudio, publicado en Developmental Science , cuando duermen lo suficiente, los niños muestran los mismos patrones de aprendizaje que los adultos.
Y aunque existen estos estudios, y muchos más, seguimos viendo estudiantes que explotan sus capacidades cognitivas privando a su pobre cerebro del ansiado descanso (y si, lo llamo explotación, porque si el cerebro se quejara seguro que le pondría ese nombre).
Como ya sabéis, porque en su día hablamos de la importancia que tiene el sueño (e incluso las siestas), dormir es tremendamente importante para mejorar la memoria y el aprendizaje. Y así lo corroboran otros tantos expertos, como el Dr. Matt Carter, profesor de la Universidad de Washington:
“La razón que explica la importancia que tiene dormir bien durante la noche es que podamos disfrutar totalmente del día siguiente, y que podamos consolidar todo lo que hayamos hecho el día anterior”
“Si no dormimos lo suficiente, es muy difícil aprender cosas nuevas, ya que no existe una limpieza en las conexiones sinápticas de nuestras neuronas”
Es decir, nuestro cerebro se renueva y rejuvenece cada noche, durante la fase REM del sueño, y para llegar a esa fase hay que dormir al menos entre hora y media y dos horas y seguir. Por ello, si ni siquiera llegamos a esta fase, difícilmente seremos capaces de concentrarnos, y nuestro cuerpo se desgastará.
¿Solución? Evidentemente, dormir más, pero no estaría tampoco de más que, tanto las colegios e institutos como las universidades se replantearan algunos horarios y materiales, pues me consta que existen muchas carreras donde es imposible llegar a tiempo con los deberes hechos, o con los exámenes correctamente estudiados. Hay veces que el día se queda corto para vivir, estudiar y dormir, y esto es un hecho totalmente real. Y, lógicamente, no es normal tener que vivir para estudiar, las cosas no deberían funcionar de esta manera.
Vía | KQED.