El brote de coronavirus ha provocado que la mayoría de habitantes de España se vean obligados a permanecer encerrados en sus casas, una cuarentena preventiva que ya se alarga durante más de un mes y medio.
Dicho confinamiento está sirviendo como catapulta para multitud de tecnologías que están demostrando su valía en momentos de necesidad. En este grupo entran desde los servicios de videollamadas hasta todas aquellas tecnologías que puedan ser de utilidad para facilitar el teletrabajo.
En este sentido, las firmas electrónicas también han comenzado a cobrar una mayor relevancia durante las últimas semanas. Sin embargo, ¿qué validez legal tienen y en qué se diferencian de las firmas tradicionales?
Auge de las firmas electrónicas
La posibilidad de firmar de manera electrónica un documento no es precisamente algo nuevo, pero el coronavirus y las dificultades de firmar presencialmente han desembocado en un repunte de esta tecnología.
Como ejemplo tenemos Ivnosys, una empresa española dedicada a la identidad digital que ha experimentado un crecimiento del 240 % en la demanda de sus servicios de firma electrónica durante el primer trimestre de 2020.
Desde Ivnosys explican que son muchos los sectores que se han visto beneficiados por esta tecnología, como el jurídico, el sanitario o las auditoras, pues todos ellos se ven obligados a firmar una inmensa cantidad de documentos a diario.
¿Cuál es su validez legal?
Para abordar este tema desde una perspectiva jurídica, OMICRONO ha podido hablar con Leandro Núñez, abogado tecnológico especializado en protección de datos, propiedad intelectual y derecho publicitario.
Núñez nos explica que, según las leyes de España, las firmas electrónicas tienen la "misma validez que una firma tradicional a todos los efectos, siempre y cuando se encuentren en un documento digital".
De hecho, Núñez cree que las firmas electrónicas cuentan con un plus respecto a las tradicionales. Esto es debido a que la mayoría de servicios que nos permiten firmar electrónicamente (como Adobe Reader) integran un sistema de certificado digital capaz de "garantizar que el documento no haya sido modificado posteriormente".
Es bastante posible que hayáis visto cómo funciona este sistema sin ser conscientes de ello, pues al abrir documentos gubernamentales con programas como Adobe suele aparecer en la parte superior un candado que representará la validez del documento. Si éste es de color verde, el documento es perfectamente válido, pero si es de color rojo puede significar que éste ha podido ser modificado después de haberlo firmado.
Núñez también nos habla sobre la práctica de imprimir un documento y firmarlo a la antigua usanza para después escanearlo. Si ambas partes están de acuerdo, también será válido legalmente; sin embargo, en caso de conflicto será más difícil demostrar que lo hemos firmado antes de que realizasen alguna modificación. Por esa precisa razón, Núñez recomienda el uso de la firma electrónica siempre que sea posible.
Quién sabe, quizás la cuarentena nos sirva para dejar atrás prácticas que han quedado realmente obsoletas, como la firma tradicional, para pasar a utilizar tecnologías que nos ofrezcan más ventajas. En cualquier caso, no cabe duda de que las firmas electrónicas aportan una mayor flexibilidad y un nivel de seguridad imposibles de alcanzar con la metodología tradicional.