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La escalada entre Rusia y Ucrania en su tenso conflicto acaba de alcanzar un nuevo hito. Este miércoles Ucrania ha lanzado un ataque con varios misiles Storm Shadow de Reino Unido haciendo objetivo a suelo ruso. Es el segundo acto ofensivo de los de Zelenski contra Rusia después de que Joe Biden permitiese a Ucrania el uso de misiles balísticos ATACMS para atacar territorio de Rusia, los devastadores misiles con alcance de 300 kilómetros de fabricación estadounidense.

Hace escasas semanas, Joe Biden sorprendió al mundo después de permitir a Ucrania la ejecución de ataques de largo radio que impactasen en Rusia, usando esos famosos misiles ATACMS, epicentros actuales de una escalada en la guerra que ha puesto en jaque al mundo. Y así lo hizo el pasado 19 de noviembre; Ucrania consiguió atacar a Rusia por primera vez usando estos misiles.

En este sentido, Ucrania ha echado mano de misiles Storm Shadow, armamento cedido por Reino Unido a los de Zelenski en mayo de 2023 pero con una condición única: que estos no se usaran en ningún momento para atacar territorio ruso. Cabe aclarar que el líder ucraniano y cara visible del conflicto junto con Putin, Volodímir Zelenski, ha estado presionando a sus potencias aliadas para que le permitieran emplear munición de largo alcance dentro de Rusia, algo que Biden ha permitido.

Misiles Storm Shadow

Los misiles Storm Shadow (Sombra de Tormenta por su traducción al español o SCALP EG, en su denominación francesa) son misiles de crucero aire-tierra que tienen como base los famosos proyectiles Apache de fabricación gala (Arme Planante À Charges Éjectables). Su desarrollo comenzó en la década de los 90, en el 94 concretamente, por parte de dos entidades: la francesa Matra y la British Aerospace.

Actualmente, los Storm Shadow británicos se fabrican bajo la gestión del consorcio europeo MBDA, y cuentan con un alcance que va desde los 250 a los 300 kilómetros. Disponen de un turborreactor de alta potencia que propulsa estos misiles a velocidades de Mach 0,8, que se traducen en unos casi 1.000 kilómetros por hora. A esto hay que sumarle una ojiva en tándem de 450 kilómetros BROACH, con carga penetrante inicial pensada para penetrar suelo o exteriores de búnkeres.

Storm Shadow en un caza Tornado GR4 durante la guerra de Irak MBDA Omicrono

Cabe recalcar que estos Storm Shadow han sido adaptados para distintos modelos de aviones, tales como los Dassault Rafle, los Tornado IDS o los Eurofighter. Eso sí, tal y como resaltan informes recientes, esto habría retrasado la entrega de estos misiles a Ucrania. Los británicos se habrían encontrado con ciertas dificultades para ajustar los Storm Shadow a los cazas MiG de origen soviético, los únicos cazas (hasta el momento) de los que dispone Ucrania.

El peso total de los Storm Shadow se traduce en unos 1.300 kilos, y hacen uso de unas medidas de 48 centímetros de diámetro máximo, 2,84 metros de envergadura y una longitud total de 510 metros. La ojiva BROACH, por otro lado, incluye una espoleta de retardo variable que sirve para que el atacante pueda controlar a voluntad la detonación de la ojiva principal. 

Y es que estos misiles se deben programar antes del lanzamiento, ya que una vez se disparan, no se pueden controlar de ninguna forma. De hecho, tampoco se puede ordenar de forma externa la autodestrucción del equipo, lo que también aplica a la información del objetivo introducida en el misil, que tampoco puede variar. Los Storm Shadow son misiles que recorren trayectorias de forma semiautónoma, usando un sistema de guiado por GPS y cartografía que los permite llegar hasta la zona.

Cuando los misiles se encuentran cerca de sus objetivos, estos cambian su trayectoria para ascender y luego caer en picado, imitando el comportamiento de los drones suicidas que tanto Ucrania como Rusia llevan usando prácticamente desde el inicio de la guerra, allá por febrero de 2022. La idea de la trayectoria ascendente obedece a una mayor probabilidad para identificar y penetrar el objetivo con mayor eficacia.

En esta maniobra final, el cono de la ojiva del misil se eyecta, y una cámara termográfica de alta resolución se dispone a observar la zona. El misil, por otro lado, se dedica a localizar el objetivo basándose en su información de puntería. Las sucesivas mejoras que estos Storm Shadow han recibido incluyen detalles como la capacidad para transmitir información sobre el objetivo justo antes de impactar o versiones disponibles para ser lanzadas desde navíos de guerra marinos.

Los objetivos pensados para estos misiles son variados; desde centros de mando, control y comunicaciones hasta aeródromos, puertos, centrales eléctricas y otros puntos estratégicos de gran interés para el enemigo. Además de la reciente guerra de Ucrania y Rusia, los Storm Shadow se han usado de forma operativa en conflictos como la invasión de Irak de 2003 o la intervención militar en Libia en el año 2011.