El aterrizaje de la Starliner por fin se ha completado. La misión maldita que ha llevado al límite a Boeing y que ha copado titulares en España ha vuelto vacía a la Tierra, después de haberse desacoplado de la ISS en la madrugada del sábado 7 de septiembre (hora local española). La cápsula, finalmente, ha aterrizado sin tripulantes en White Sand, Nuevo México (Estados Unidos).
Tras una serie de idas y venidas, y después de muchas dudas sobre su regreso, la Starliner está de regreso en la Tierra... pero sin tripulación. El pasado 30 de agosto la NASA anunciaba uno de los peores escenarios para la firma aeroespacial; la vuelta de la Starliner a la Tierra sin tripulación alguna "no antes de las 6:04 pm EDT" (medianoche en España del viernes 6 de septiembre). Y así ha sido.
¿Qué ocurrirá ahora con Barry Wilmore y Sunita Williams, ambos astronautas que quedaron atrapados en la ISS tras el despegue del pasado 5 de junio? Tanto Wilmore como Williams permanecerán en la Estación Espacial Internacional, y no regresarán hasta febrero de 2025 a bordo de una cápsula Crew-9 de SpaceX, lo que hace todo el asunto todavía más problemático para Boeing si cabe.
La Starliner aterriza en la Tierra
Después de comenzar el desacople de la ISS en la madrugada del sábado 7 de septiembre, la Starliner realizó un viaje de seis horas completas hasta la Tierra. Concretamente, la cápsula se desacopló del laboratorio orbital a las 18:04 hora local (22:04 del viernes) y ha llegado a Nuevo México a las 00:01 hora local (04:01 del sábado).
En dicho viaje, la cápsula realizó una intrincada secuencia de 12 encendidos cortos para alejar la nave de la EEI, para alcanzar la conocida como zona de seguridad, y así entrar en la órbita terrestre. Finalmente y gracias a los paracaídas integrados de la Starliner, la cápsula ha podido aterrizar en White Sand sin demasiadas complicaciones, siendo esto todo un alivio para Boeing.
El viaje se ha vivido con mucha expectación debido sobre todo a los numerosos problemas que ha presentado la nave en los últimos meses y que en efecto ha anclado a Barry Wilmore y a Sunita Williams en la Estación Espacial Internacional. Cabe recordar además que la Starliner ya se enfrentó a un buen puñado de lanzamientos fallidos antes de despegar el pasado 5 de junio con éxito, lo que añadió todavía más tensión al procedimiento.
Aún con todo, Boeing ya estaba preparada. Las maniobras realizadas por la Starliner ya habían sido puestas a prueba, ya que la nave pudo completar con éxito la entrada y el aterrizaje sin tripulación en dos pruebas de vuelo orbitales realizadas con anterioridad. Esto certificó que la Starliner era capaz de desacoplarse de la estación de forma autónoma y totalmente segura.
En un principio, el objetivo según ambos astronautas era volver en la Starliner a casa. De hecho, estaba previsto que estos especialistas pasaran apenas 8 días en la Estación Espacial Internacional, una estadía que ha acabado convirtiéndose en más de 4 meses, y que se alargará hasta febrero de 2025. Ya incluso antes de despegar, Boeing y la NASA detectaron problemas en la cápsula que se mantuvieron en el acople.
Steve Stich, directivo del actual Programa de Tripulación Comercial de la NASA, ha explicado esta misma semana que las fugas de helio detectadas en 5 de los 28 propulsores instalados en la nave podían ser causadas por corrosión presente en unos sellos. Pese a todo, el ejecutivo defendió que el sistema de propulsores pudo funcionar como se esperaba.
Durante esos meses, la empresa y la agencia espacial han estudiado el origen y posibles soluciones a esos problemas. Finalmente, la NASA ha confiado a SpaceX la vuelta a casa de Wilmore y Williams. Este plan B consiste en dejar dos asientos vacíos en la nave Crew-9 que viajará a finales de septiembre a la ISS con motivo de la rotación de astronautas de la agencia cada cierto tiempo.
Sea como fuere, este aterrizaje pone punto final a la accidentada misión tripulada de Boeing, que no solo ha sido un pozo de dinero para la compañía, sino un conjunto de graves problemas para el proyecto. Recordemos que este primer vuelo tripulado esperaba ser la prueba final antes de comenzar las operaciones regulares como segundo proveedor para el transporte de misiones tripuladas y de carga para la NASA junto a SpaceX.