Ni los taques terroristas como el del centro comercial en Moscú detienen la guerra entre Rusia y Ucrania. La operación a gran escala más reciente ejecutada por Kiev ha tenido como objetivo la península de Crimea, enclave estratégico en el mar Negro que cayó en manos del Kremlin en el año 2014 y que, desde entonces, ha supuesto una confrontación constante entre ambos países. Las últimas víctimas militares son dos buques de desembarco rusos que han sido objetivo de misiles Storm Shadow ucranianos.
"Las fuerzas de defensa de Ucrania atacaron con éxito los grandes buques de desembarco Azov y Yamal, un centro de comunicaciones y también varias instalaciones de infraestructura de la flota rusa del Mar Negro en la Crimea temporalmente ocupada", ha declarado el ejército de Zelenski. El alcance de los daños todavía no está claro, aunque en ningún reporte se indica el hundimiento de las embarcaciones.
El ataque tuvo lugar en la noche del 24 de marzo empleando cazas Sukhoi Su-34 encargados del disparo de los misiles de crucero. El parte emitido por Rusia recoge también la muerte de un hombre de 65 años, daños en 3 casas, autobuses y embarcaciones civiles de pasajeros.
El de los Azov y Yamal corresponde con el segundo gran ataque a efectivos navales rusos en lo que va de mes. A principios de marzo, el buque Sergey Kotov fue blanco de un ataque con drones kamikaze provocando su hundimiento en Kerch, Crimea. Se trataba de uno de los patrulleros más avanzados y capaces de toda la Armada de Moscú.
Si bien se desconoce de forma oficial cuántos misiles lanzó Ucrania contra las posiciones rusas, un oficial de Moscú en la región lo calificó como un "importante ataque". "Las defensas antiaéreas rusas habían derribado más de 10 misiles sobre el puerto de Sebastopol en Crimea", tal y como recoge Reuters.
Azov y Yamal
Ambas embarcaciones pertenecen a la clase de buques Ropucha, conocidos en Rusia como Poject 775. Este tipo de embarcación está diseñada para realizar desembarcos en zonas de playa con el fin de hacer llegar todo tipo de vehículos y tropas a tierra firme. Todos los buques de esta clase fueron diseñados en los años 70, en plena Unión Soviética por entonces inmersa en la Guerra Fría.
Un total de 28 embarcaciones del tipo salieron de los astilleros de Gdansk (Polonia) a partir de 1974 y hasta el mismo año de la disolución soviética en 1991. La lista completa de unidades en activo no está clara y algunas fuentes indican que el Azov y el Yamal eran los últimos en permanecer a flote dentro de las filas rusas. De hecho, ambos son de los ejemplares más modernos puestos en servicio en 1990 y 1989, respectivamente.
Los ingenieros soviéticos desarrollaron varias versiones de la clase Ropucha, mejorándolas en elementos tan importantes como la autodefensa y la capacidad de carga. Sin embargo, mantuvieron la plataforma en sus rasgos más generales. Estos barcos militares cuentan con una eslora de 112,5 metros por una manga de 15 y un calado de 3,7.
Tienen un desplazamiento de 3.450 toneladas que pueden llegar hasta las 4.080 toneladas cuando están a plena carga. Una de las características más importantes es que cuentan con compuertas para desembarco tanto en la proa como en la popa, ayudando a las tareas logísticas una vez llegan a la costa.
Del apartado de la propulsión se encargan dos motores diésel de 9.600 caballos de potencia cada uno que mueven otras dos hélices. Cuenta con una autonomía operativa de hasta 11.300 kilómetros con una velocidad de crucero de 28 km/h y un tiempo de navegación de hasta 30 días.
En cuanto a la capacidad interna, puede llevar hasta 10 tanques principales junto a 340 personas de tropa o diferentes configuraciones hasta alcanzar las 500 toneladas de carga. Por su parte, la dotación para operar el barco puede llegar hasta los 98 marinos.
La parte de protección de la embarcación ante ataques fue también un apartado importante para los ingenieros. Los buques incorporan uno o dos cañones —depende de la versión— junto a lanzadores de cohetes para misiles superficie-superficie y superficie-aire; así como todo lo necesario para llevar a cabo la detección de las posibles amenazas.
Misil Storm Shadow
Este modelo de misil supuso una de las grandes concesiones de Reino Unido y Francia a Ucrania. Llegaron por primera vez al país de Zelenski en mayo del 2023 y, tras un proceso de adaptación al modelo de caza Sukhoi Su-34, comenzó su vida operativa. Desde entonces ha participado en varios ataques a gran escala.
La munición fue desarrollada por la compañía MBDA en los años 90 y lleva en servicio desde principios de los años 2000 gracias a su compatibilidad con varios de los modelos de caza más populares de Europa. Los Storm Shadow pueden acoplarse a los Mirage 2000, Rafale, Tornado, Eurofighter y Gripen; de fuerzas aéreas como Egipto, Italia, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, India o Grecia.
El coste por unidad es algo superior a los 2 millones de euros y todavía hoy se considera uno de los misiles de crucero más capaces y avanzados. Tiene una masa de 1.300 kilogramos repartidos en 5,1 metros de largo por 63 centímetros de ancho con una envergadura de 3 metros una vez desplegadas sus alas retráctiles.
Cuenta con un motor turbojet de reacción que le confiere más de 250 kilómetros de rango operativo a velocidad transónica, unos 1.000 kilómetros por hora. Dispone de un sistema de guiado mediante GPS y también inercial, este último es independiente de cualquier conexión satelital por lo que es capaz de dirigirse a su objetivo incluso en entornos con interferencias.
De la última parte del vuelo se encarga un sensor infrarrojo acompañado de un sistema de proximidad del suelo que emplea un radar para conocer la altitud exacta. "Apta para ser operada en condiciones extremas, el arma ofrece a los operadores una función de ataque profundo y altamente flexible basada en su sofisticado sistema de planificación de misiones", según explican desde MBDA.