En los últimos días de 2023, agentes de los servicios de inteligencia estadounidense trasladaron de forma privada a oficiales de la Guardia Republicana de Irán información lo suficientemente específica y concreta sobre el momento y el lugar donde el ISIS-K pretendía atentar en su territorio. El régimen de los ayatolás ignoró tal aviso y el 3 de enero de 2024 dos bombas explotaron en la ciudad de Kermán dejando 94 muertos y cerca de 300 heridos. El 4 de enero, el ISIS-K reivindicó la autoría.
El pasado 7 de marzo, Estados Unidos, Reino Unido o Alemania emitieron comunicados dirigidos a sus ciudadanos en Rusia advirtiéndoles de la posibilidad de que se produjeran atentados terroristas. Letonia incluso recomendaba a sus nacionales que abandonasen el país lo antes posible y la nota de la embajada estadounidense en Moscú hablaba concretamente de "grandes conciertos" como uno de los posibles escenarios para esos ataques.
Adrienne Watson, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, señaló en su cuenta oficial de la red social X cómo Estados Unidos había "compartido esta información con las autoridades rusas siguiendo la política de la 'obligación de avisar'".
Preguntado por esos avisos de los servicios de inteligencia occidentales, Vladímir Putin, tal y como recogió la agencia de noticias rusa TASS, señaló el pasado día 19 de marzo que no se trataba más que de "un chantaje absoluto" con "la intención de intimidar y desestabilizar nuestra sociedad".
La tarde del viernes 22 de marzo varios hombres armados irrumpieron en la sala de conciertos del Crocus City Hall, en las afueras de Moscú. Al menos cuatro portaban armas automáticas y comenzaron a disparar de forma indiscriminada sobre los civiles que habían acudido al concierto del conocido grupo de rock Piknik. Se especula con la posibilidad de un quinto tirador además de un número indeterminado de atacantes que habrían ayudado en la colocación de pequeños explosivos en el recinto. Al menos 137 personas fueron asesinadas y más de 180 resultaron heridas. A las pocas horas el ISIS-K reivindicó la autoría.
Apenas una semana después de que Putin consiguiera -teóricamente- un 87% de apoyo en las urnas para proseguir al frente del país por un quinto mandato presidencial y perpetuarse en el poder más tiempo de lo que estuvo Josef Stalin, el ataque parece haber sorprendido a Rusia. El propio Putin ha tardado más de 19 horas en realizar sus primeras declaraciones y en ellas no ha hecho la más mínima referencia al ISIS-K, mientras que sí ha dejado la sombra de la duda sobre una posible participación ucraniana en los ataques.
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Las autoridades rusas han informado de que cuatro tiradores y siete colaboradores están bajo custodia después de más de 12 horas de persecución. La información oficial señala que todos los detenidos son extranjeros y que la investigación sigue abierta para descubrir quiénes les ayudaron con el transporte, el itinerario para la fuga y les proporcionaron un escondite para el armamento y la munición.
El propio Putin, en una alocución de apenas cinco minutos indicó que los detenidos "intentaron darse a la fuga y se dirigían a Ucrania, donde, según datos preliminares, les habían preparado una ventana del lado ucraniano para cruzar la frontera", explicó.
El presidente reelecto fue más allá en los finos lazos con los que pretende unir la masacre con Ucrania y señaló que los atacantes habían actuado "igual que los nazis", quienes "una vez llevaron a cabo matanzas en los territorios ocupados", evocando su frecuente descripción de la Ucrania actual como un país dirigido por neonazis.
Estado Islámico Provincia de Khorasan
Con los cadáveres aún calientes y después de reivindicar la autoría del ataque, el ISIS-K publicó a través de la agencia Amaq, el principal canal propagandístico de la organización terrorista, una imagen de los cuatro supuestos autores del atentado en Moscú.
En la imagen aparecen cuatro personas con media cara tapada, gorra y los ojos pixelados delante de una gran bandera del Estado Islámico. De acuerdo con Amaq, tres de estos supuestos terroristas "comenzaron a disparar contra la multitud" en la sala de conciertos mientras que el cuarto le prendió fuego a la instalación "utilizando bombas incendiarias que habían sido preparadas de antemano para este propósito". De hecho, la mayoría de los muertos fallecieron por inhalación de humo.
La fuente apuntó que durante el atentado se emplearon ametralladoras, una pistola, bombas incendiarias y cuchillos que se utilizaron para "degollar a varios dentro de la sala y en los pasillos", mientras que indicó que los supuestos yihadistas apuntaron a la cabeza de los asistentes al evento.
Estado Islámico tiene un largo historial de atentados en Rusia, donde ha cometido 15 ataques en los últimos nueve años. El grupo yihadista empezó a reivindicar acciones en Rusia en 2015, algunas de ellas sin víctimas y otras con varios muertos, como el ocurrido en los Urales en 2017 cuando la explosión de un edificio de viviendas dejó 39 fallecidos.
Según cifras recopilados por la Agencia EFE, tanto de sus propias informaciones como de bases de datos como el Departamento de Estado de Estados Unidos, Estado Islámico ha reivindicado o ha sido responsable de al menos 15 ataques en Rusia entre 2015 y 2019, el último año en que se registró una acción suya hasta la de este viernes en Moscú.
El de la sala de conciertos Crocus City Hall de Moscú es el más mortal contabilizado desde entonces, pero sus acciones en Rusia cuentan el asesinato de policías, la matanza de fieles en una iglesia, una explosión en un supermercado, tiroteos o un lobo solitario acuchillando a viandantes.